La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha impuesto la pena de un año de prisión a tres inmigrantes internos en el Centro de Las Raíces, que fueron detenidos a a principios de 2021 a raíz de unos altercados que tuvieron lugar en el centro de acogida.
Tres vigilantes de seguridad fueron los primeros en acudir al lugar, una vez que recibieron el anuncio de la nueva reyerta pero cuando llegaron había finalizado y se encontraron con que varios agredidos tenían heridas en la cabeza, en el cuerpo y sangre por toda la ropa.
Las condenas a estas tres personas de origen magrebí son por un delito de alteración de orden público, y se ha acorado que se suspendiera la entrada en la cárcel con la condición de que no cometan ningún delito durante dos años. Los acusados reconocieron su culpabilidad y se mostraron conformes con la pena solicitada, por lo que no se llegó a celebrar la vista, de manera que se dictó la sentencia tras manifestar las pares la voluntad de no recurrirla, por lo que es firme.
Los hechos se remontan a marzo de 2021, cuando mientras los agentes intervenían en uno de los módulos, y a las 2 de la madrugada se inició una reyerta en otro, en el que irrumpieron de forma violenta y sorpresiva los tres acusados. Todos ellos pertenecían al mismo barracón y aparecieron en el que se sucedieron los hechos portando palos y barras de hierro que habían sacado de las literas. Igualmente se les acusa de actuar de forma conjunta para ampararse entre ellos y con “el ánimo de alterar el normal funcionamiento del Centro, impedir la pacífica convivencia y el libre ejercicio de los derechos fundamentales para el resto de los usuarios del barracón”.
También se les atribuye atentar contra la integridad física de los internos, a los que comenzaron a agredir con golpes en todo el cuerpo con las barras y palos, sin que éstos pudieran hacer nada para impedirlo ante la actuación conjunta y exaltada de los procesados. Mientras continuaban propinando golpes lanzaban expresiones amenazantes como “les vamos a cortar el cuello cuando volvamos”, con el fin de infundir temor y perturbar la tranquilidad de los ocupantes, se señala en la sentencia.
Tres vigilantes de seguridad fueron los primeros en acudir al lugar, una vez que recibieron el anuncio de la nueva reyerta pero cuando llegaron había finalizado y se encontraron con que varios agredidos tenían heridas en la cabeza, en el cuerpo y sangre por toda la ropa. También observaron que los acusados portaban barras de hierro y palos, que dejaron en el suelo al ver a los vigilantes. En ese momento estaban insultando y amenazando a los usuarios del centro, por lo que tuvieron que intervenir separándolos y sacándolos del barracón para evitar una nueva agresión.
Entonces comenzaron a atacar verbalmente a los vigilantes con expresiones como “el próximo día van a tener problemas, la vamos a liar” y otras en un lenguaje que no consiguieron entender. Después hizo acto de presencia la Policía Nacional, que actuaba en el otro barracón, y los agentes detuvieron a los tres acusados que fueron identificados por los agredidos, además de ser los que portaban palos y barras de hierro. Esta cadena de altercados llevó a que se paralizara el funcionamiento habitual del centro, hasta que los agentes policiales pusieron fin a las dos reyertas, identificaron a los participantes y los detuvieron. La policía también llamó a una ambulancia para que pudiera asistir a los heridos, y los acusados se negaron a recibir asistencia médica.
El año pasado la Audiencia Provincial absolvió a ocho personas que habían sido detenidas en esas fechas por el mismo motivo, y que estaban acusadas de atentados y lesiones, al no poder concretarse con seguridad que fueran los autores de los desórdenes y el grado de participación que tuvo cada uno de ellos en los altercados. EFE
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