A pesar de probarse el ataque, ni los testigos, ni la propia víctima supieron identificar al culpable del golpe que le mantuvo de baja 11 días
El Juzgado de lo Penal número 2 de Bilbao ha absuelto a los jóvenes que hace cuatro meses se vieron involucrados en una agresión a un vigilante del metro en la estación de Etxebarri. En la sentencia queda probado que el pasado 22 de septiembre, alrededor de las 6.40 horas, el guarda solicitó a un joven, que iba acompañado de un amigo, que se identificase –a petición de la supervisora–, por haber orinado en las instalaciones.
Instantes después descendieron de un segundo convoy otros dos chavales, amigos de los primeros. Entiende el juez que es cierto que uno de los cuatro empujó al operario y un segundo le provocó una caída y golpes en la cabeza, brazo y antebrazo, de los que tardó en recuperarse once días y que le dejó varios hematomas. Sin embargo, a pesar de constituir estos hechos un delito de lesiones, no se ha podido probar la autoría –quién de los cuatro chavales arremetió contra el vigilante–, de 50 años. En el juicio, únicamente se juzgó a dos de los implicados, al joven que orinó y a su acompañante. Los otros dos no fueron incluidos en el procedimiento al no encontrarse pruebas inicialmente contra ellos.
El propio denunciante, que por el impacto quedó inconsciente unos segundos en el suelo, no fue capaz de identificar a la persona que arremetió contra él. Incluso en su declaración afirmó que «creía que ninguno de los dos chavales juzgados fueron los autores de los empujones». Tampoco los testigos presentes en el juicio supieron concretar qué es lo que sucedió aquella noche. Uno declaró que «dos jóvenes forcejeaban con el vigilante mientras que los otros dos les defendían», pero no recordó «quién hacía qué», aunque finalmente apuntó a uno de los dos imputados como responsable del empujón que tiró al suelo al trabajador de seguridad. Un segundo testigo únicamente vio «caer» al denunciante. Por todo ello, entiende la jueza que «dada la falta de acreditación de la autoría, la prueba practicada no es suficiente para desvirtuar la presunción de inocencia que ampara a los denunciados» y decide absolverlos.
Cuestión de presupuesto Fuentes próximas a los chavales aseguran que la sentencia reconoce que «no hubo una agresión como se dijo». Muy distinta opinión mantiene el sindicato CC OO, que fue en su momento el encargado de divulgar los hechos. El representante de defender a los vigilantes de seguridad privada lamenta la absolución, aunque no le sorprende. «Suele pasar. Hay ocasiones en las que la cámara de seguridad no lo graba y no hay pruebas», asegura. «Los vigilantes trabajan en solitario, por eso llevamos tiempo denunciando que en horarios de noche y en infraestructuras criticas, como es el metro, es necesario que trabajen en pareja», defiende la central. «A nadie se le ocurriría que un ertzaina trabajase solo y, sin embargo, son habituales los conflictos con los vigilantes de seguridad y seguimos trabajando de uno en uno».
En reiteradas ocasiones, la central sindical ha solicitado a la dirección de Metro Bilbao que refuerce la presencia de los vigilantes al ser el lugar en el que más agresiones se registran. Dos de ellas durante el pasado mes de diciembre. «Es una cuestión de presupuesto. Nos dicen que cada tres paradas hay un vigilante y que el tiempo de asistencia es mínima, pero así seguimos estando desprotegidos nosotros y los propios pasajeros».