La Policía Local detuvo a un vecino de La Luz de 35 años como autor de un supuesto delito de violencia machista contra su pareja, de 36
solidaridad. Los vigilantes de seguridad del área sanitaria cuentan desde ayer con el respaldo de los representantes de otros servicios externalizados del Hospital (limpieza, cocina, ambulancias y cafetería) y de la propia sección sindical de Comisiones Obreras del San Agustín, que se han sumado a la acampada en el San Agustín. RICARDO SOLÍS
Myriam MANCISIDOR Víctor Manuel Gallardo Medina y José Luis Díaz García son dos de los trece vigilantes de seguridad del área sanitaria avilesina que desde hace días pasan las noches acampados a la puerta de Urgencias. En la medianoche del lunes, ambos se convirtieron en ángeles de la guarda para una joven de La Luz que, según su relato, estaba siendo agredida por parte de un hombre en las inmediaciones del servicio de Urgencias. El resultado de su improvisada actuación fue la detención por parte de la Policía Local de F. J. G., un hombre de 35 años y vecino de La luz, por un presunto delito de violencia machista contra su pareja, de 36 años y también de La Luz. "Hicimos lo que teníamos que hacer por humanidad y porque somos vigilantes de seguridad, profesionales", subrayaron.
Gallardo y Díaz estaban descansando ya en sus tiendas cuando oyeron voces en el exterior procedentes de las inmediaciones del área de Urgencias, de una zona con escasa iluminación próxima a donde tienen instalado el campamento. "Nos asomamos a ver qué estaba ocurriendo y vimos a un hombre dando patadas y puñetazos a una mujer, que estaba en el suelo", precisan. Entonces los vigilantes olvidaron el conflicto laboral en el que están inmersos y los más de cien días sin sueldo y salieron en defensa de la mujer, presunta víctima de violencia machista. Víctima y agresor llegaron a Urgencias en el mismo coche, siempre según el relato de los vigilantes.
Su intervención logró calmar al supuesto agresor. "Intentamos entretener al chaval mientras le pedimos a un celador que llamara a la Policía", dijeron los héroes del San Agustín. El portavoz de los vigilantes, José Iglesias Rico, agregó: "Si esto mismo llega a ocurrir en otra zona del hospital igual estamos hablando de una fallecida. Él la empezó a golpear con los puños y las manos cerca de la acampada, por eso mis compañeros pudieron ver lo que pasaba". Rico incidió en la profesionalidad de los vigilantes de seguridad del área sanitaria avilesina. Y se preguntó: "Si hay una desgracia, ¿quién sería el culpable?". Los vigilantes de seguridad que evitaron que los supuestos golpes que recibió la avilesina fueran si cabe más traumáticos prestaron declaración ayer en el Juzgado de Avilés. Por la mañana también ofrecieron una rueda de prensa conjunta con Comisiones Obreras (CC OO) en la que participó el secretario general de la unión comarcal de este sindicato, José María Guzmán Pacios y el secretario general de la Federación de Construcción y Servicios, Jeremías Dos Santos.
Los representantes de la central denunciaron el lamentable suceso y pusieron el acento en el deterioro de la seguridad en el Hospital San Agustín y, por extensión, en el área sanitaria avilesina como consecuencia de la falta de vigilantes. Los responsables de CC OO en la comarca denunciaron ayer la "pasividad" del Principado ante el conflicto laboral del colectivo de vigilantes y la tardanza en reaccionar, al anunciar que todavía están a la espera de un informe jurídico para dar una solución al contrato de este servicio. Los vigilantes del área sanitaria avilesina acumulan 107 días sin cobrar y 27 jornadas de huelga. Los trece afectados pertenecen a la empresa Seguridad Empresarial Navarra (SEN), que era la adjudicataria del servicio en el área. Dicha empresa entró en concurso de acreedores y el Principado se vio obligado a sacar en el mes de diciembre varios contratos de emergencia, allí donde esta compañía estaba presentado sus servicios. En el caso del servicio de vigilancia del Hospital San Agustín, sólo una empresa, Prosetecnisa, se presentó al concurso, pero rechazó a la semana seguir adelante con el contrato.
Ante esta situación, Guzmán Pacios urge al Gobierno regional una solución para el conflicto de los vigilantes de seguridad. En caso contrario advirtió: "Lo sacaremos fuera del Hospital". Descartó, no obstante, avanzar qué acciones tomarán si el conflicto sigue enquistado. Desde ayer, los vigilantes acampados cuentan con el respaldo de representantes de otros servicios externalizados del hospital y de la propia sección sindical de Comisiones Obreras del San Agustín. A pesar de las malas condiciones meteorológicas su intención es "seguir ahí hasta que el conflicto se solucione". Tesón no les falta y apoyos tampoco.
Comisiones Obreras considera que el concurso de vigilancia puede sacarse por la vía de urgencia, decisión que el Principado demora a la espera de un informe técnico que lo corrobore. "Están alargando un conflicto que afecta a los vigilantes, tirados de cualquier manera, y también a los profesionales del área sanitaria y a los usuarios", denunció Guzmán Pacios. Jeremías Dos Santos Zapico, por su parte, señaló: "Si la falta de seguridad en un hospital no tiene carácter de urgencia, ¿qué lo tiene?". Acusó a su vez a la Administración regional de adjudicar a la oferta más baja los servicios. "Es un procedimiento perverso alegando la crisis, porque las empresas saben que no pueden cumplir", argumentó. Aprovechó además para destacar la responsabilidad de los trabajadores, a los que calificó de "grandes profesionales".
De la profesionalidad de Víctor Manuel Gallardo Medina y José Luis Díaz García y, por extensión, de los once vigilantes de seguridad en huelga indefinida se hablaba ayer en el Hospital San Agustín y en la calle. Profesionales del centro sanitario, pacientes y familiares de los enfermos valoraron la actuación de los guardias que frenaron con su actuación una supuesta paliza a una joven de La Luz. Para los vigilantes, por desgracia, esto es el pan de cada día. "Se desconoce nuestro trabajo, pero el número de intervenciones que se hace en un hospital es elevado. Hay broncas, robos, bastantes robos en las plantas de hospitalización, personas que llegan con navajas, katanas y hasta con armas de fuego. A esto hay que sumar el abrir y cerrar puertas, poner alarmas...", concluyeron los vigilantes, que esperan algún día despertar de su mal sueño en la tienda de campaña.