El detective privado Vicente Delgado siempre lleva en su coche un maletín con algo de ropa por lo que pueda pasar. Bien sabe, por experiencia propia, que se puede levantar un día en Zaragoza y acabar la jornada a cientos de kilómetros de distancia de forma precipitada.
Ya le ocurrió una vez -en un caso de competencia desleal- siguiendo a un empleado que supuestamente no iba a acudir a una convención agrícola que se celebraba en Munich porque estaba de baja y se encontró subido a un avión rumbo a la ciudad alemana. "Fue un día increíble. Salió de casa trajeado, se fue a la estación del AVE para ir a Barcelona y embarcó a Munich. Todo eso hablando yo con nuestro cliente, que nos iba diciendo ‘id para allá’. Estuvimos trabajando en Munich día y medio", relata. A la vuelta, aportaron las tarjetas verificadas de la compañía que estaba montando el sujeto en cuestión, las entrevistas que había realizado, fotos... "Cuando regresó a España ya tenía preparada la carta de despido. Firmó", recuerda.
Vicente Delgado, director de Detectives Inveszar y vicepresidente de la Asociación de Detectives Privados de España (Apdpe), es uno de los 27 profesionales con licencia que hay en Zaragoza (de los cuales, entre 12 y 14 están en activo). En su caso, empezó en este mundo con tan solo 18 años como auxiliar de detective privado y, posteriormente, obtuvo su licencia tras tres años de estudios universitarios. Con tres menciones honoríficas del Ministerio del Interior y la insignia de plata del sector de seguridad privada en Aragón por su trabajo en el ámbito de la violencia de género, Delgado es también profesor en la Universidad de Castilla-La Mancha en el máster de ciberseguridad.
A lo largo de su dilatada carrera y con unos 3.300 casos a sus espaldas, anécdotas no le faltan. "Investigando a una persona que estaba ciega por un accidente de tráfico, la encontré en una granja. Le motivé a que me la enseñara por dentro y a que montara a caballo y lo hizo. Te puedo enseñar las fotos. He jugado al fútbol sala con la persona que investigaba, que estaba de baja. He visto practicar tenis a gente que no podía mover el brazo", enumera. "Normalmente, el 80% de las sospechas son reales", indica. La aportación de pruebas de cualquier tipo (son los únicos profesionales habilitados para ello) es la acción fundamental de los detectives privados, que están obligados a entregar al cliente un informe por escrito. Además, si en el transcurso de su trabajo son testigos de un delito tienen que notificarlo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Profesión muy vocacional y sacrificada Investigar no es una tarea sencilla y no todo el mundo vale para ser detective. "Es una profesión muy vocacional y sacrificada. No sueles decidir tu agenda, no puedes llevar rutinas, comes cada día en un sitio y a una hora diferente, no tienes horarios, trabajas fines de semana, festivos, Navidades... Es una vida muy complicada y no todo el mundo es capaz de adaptarse a ella. Más aún si tienes obligaciones personales; tienes que tener mucha ayuda de tu pareja y familiares", afirma Isabel Sesma, gerente de Detectives Privados Intercol en Zaragoza y también madre. "Hay mucha gente que se saca la licencia, prueba el trabajo y lo deja porque le decepciona o no se ve capaz", añade.
Sesma, que lleva ejerciendo 15 años y ostenta cuatro títulos universitarios, pone el acento en la imagen idílica que se tiene de su profesión. "La gente piensa que ser detective es muy entretenido y realmente lo que más haces son seguimientos y vigilancias. Puedes estar 10 horas delante de una puerta sin poderte mover durante tres días y habitualmente a deshoras. O salir de casa a las 8.00 y volver a las 24.00", explica. No obstante, aclara que se trata de una profesión muy completa. "Debes de tener capacidades para conducir, para redactar un informe, declarar en un juzgado y defender lo que has hecho...", dice. En este punto, Vicente Delgado resalta la formación que recibió en el despacho en el que comenzó. "En tecnologías, a ir a todos los seguimientos, a usar la moto y el coche... Es empezar a saber todo. Es una profesión en la que hay que formarse continuamente", sostiene.
Pocos casos de infidelidad Los estereotipos también abundan en los casos que investigan. Si alguien cree que están centrados en casos de infidelidad se equivoca. "Cuando empecé en 1988-1990, el 40% eran infidelidades. Ahora no llega al 5% y vienen igual hombres que mujeres", explica Vicente Delgado. Ello no significa que hayan bajado sino que ahora, con las redes sociales, las parejas tienen más facilidad para conocer lo que hacen sus respectivos sin necesidad de recurrir a sus servicios. Las bajas laborales fingidas, las secuelas de accidentes, las custodias compartidas, la competencia desleal en empresas, la adjudicación de plazas en los colegios y la localización de desaparecidos suelen ocupar sus investigaciones.
Menores y redes sociales A estas casuísticas hay que sumar otro tema muy sensible: el de los menores (de 13 a 17 años). "Han aumentado mucho los casos relacionados con adolescentes y con redes sociales. Me vienen padres que me dicen: 'No sé qué hace mi hijo'. Son menores que van mal en el colegio, que empiezan a salir, que un día han venido borrachos o le han encontrado un porro. Quieren saber qué hacen sus hijos: si van al instituto, si hacen algún consumo de bebidas, qué dinero manejan... Porros me encuentro a mansalva", destaca el director de Detectives Inveszar mientras señala hacia dos móviles que le han dejado dos familias para que los rastree.
En el discurrir de su trabajo, Vicente Delgado habla de "un incremento enorme" de menores que apuestan, tanto físicamente como 'online'. "Críos que salen en el recreo y van a las casas de apuestas con dni falsos en muchas ocasiones (retocan su año de nacimiento). Es verdad que las casas de apuestas han aumentado su control, pero aún así no pueden vigilar a todo el mundo que entra", afirma. Al mismo tiempo, se refiere a investigaciones de amenazas, anónimos y 'ciberbullying' en redes sociales, que en muchas ocasiones afectan a menores.
También Isabel Sesma ve cada vez más casos de adolescentes. "Los padres desconocen lo que hacen sus hijos y les preocupa si hay una toxicomanía y si están yendo con buenas compañías. Muchas veces es ‘lo sé, pero necesito ponerle una prueba encima de la mesa para que reconozca lo que está haciendo' e intentar reconducir la situación’. Nos piden rastrear redes; no tenemos acceso privilegiado por ser detectives, únicamente la pericia a la hora de investigar", asegura. La gerente de Detectives Privados Intercol destaca el auge de los temas de familia en Aragón, principalmente custodias compartidas y extinciones de pensión compensatoria y del uso del domicilio familiar por convivencia marital. El 80% de su trabajo (tiene un socio) se desarrolla en la Comunidad y el otro 20%, en Madrid y Barcelona.
Delincuente digital Este despacho también trabaja mucho con empresas para bajas laborales, hurtos de información y material y controles de calidad y de rendimiento de trabajadores. Sin olvidar casos de ciberseguridad. "Ahora hay un delincuente digital que si no tienes bien protegida tu empresa, se cuelan dentro de tus sistemas, te roban información y te piden un rescate. O te hacen un ataque cibernético. Se dan muchos casos en los que las compañías no están bien protegidas. También sucede en Aragón", informa.
Por su parte, Vicente Delgado es especialista en Zaragoza en los temas de adjudicación de plazas en los colegios. De hecho, cada año suele hacer unas cien investigaciones "en seis-siete centros". Y señala que la gente suele mentir mucho para conseguir que sus hijos entren en el colegio deseado. "He visto de todo: fingir separaciones, lo típico de alquilar domicilios, censarse en la casa de un familiar o presentar declaraciones de renta inferiores a lo que se declara para tener un punto extra", sostiene.
Unos 50 euros la hora En cuanto al coste que supone contratar a un detective, la media del sector está en 50 euros la hora de servicio. A esta cantidad hay que sumar los gastos que se deriven de la investigación como kilometraje, el tipo de jornada o dietas. "Para demostrar un caso fehacientemente de cara al juzgado se necesita como mínimo tres días de trabajo", afirma el vicepresidente de la Asociación de Detectives Privados de España. La revolución tecnológica les ha ayudado a pasar más desapercibidos ("buscamos la menor intromisión en la vida de la persona investigada", dice Delgado) e internet supone para ellos una fuente de información muy valiosa. Sin embargo, las cualidades más valiosas de un detective siguen siendo la paciencia, la perseverancia, las habilidades sociales y, esencial, pasar desapercibido. "Es un trabajo que mentalmente te llena mucho; te da acceso a ver muchas partes del mundo que en otros empleos quizá no tienes la ocasión", resume la gerente de Detectives Privados Intercol de Zaragoza. Una profesión vocacional, eso sí sin horarios ni fechas en el calendario.
Tres años de estudios universitarios y una licencia Cuando se contrata a un detective privado -los únicos profesionales habilitados legalmente para investigar la vida privada de las personas (exceptuando la desarrollada en las viviendas y otros lugares reservados)- se debe comprobar que dicho profesional cuenta con su correspondiente tarjeta de identificación profesional(TIP) con su número de licencia. Si establece una relación contractual sin ella, hay que saber que está penado para ambas partes por la Ley de Seguridad Privada.
Además, todas las investigaciones solicitadas tienen que tener una legitimación legal. "Puedes encargar un asunto a un detective siempre y cuando tengas un interés en la investigación", subraya Vicente Delgado, director de Detectives Inveszar. Para ejercer la profesión hay que sacarse el título de detective privado de tres años y 180 créditos, que imparten distintas universidades españolas (en Zaragoza no existe, pero sí en ciudades como Madrid, Salamanca y Alicante, entre otras).
Y, al estar dentro de la Ley de Seguridad Privada, es la Policía Nacional la encargada de su habilitación para ejercer como tal y proporcionar la licencia (previa presentación de certificados de antecedentes penales y médico). "Estamos muy controlados; más de lo que la gente puede suponer", asegura Delgado, quien alude al intrusismo en la profesión aunque cada vez menos "porque los vamos ‘tocando’". "Es toda la gente que se anuncia en internet sin licencia. El desconocimiento de la profesión es uno de los principales campos de intrusismo. La gente no sabe que hay que tener una titulación universitaria, una habilitación de la Policía... Hay que exigir la tarjeta de identificación profesional. Es una cosa básica", explica.