Durante dos meses, Rafael G. F., alias “El Pirulo”, trajo en jaque a la Policía Nacional. Este conocido delincuente, con un amplio historial de antecedentes, pegó un palo de los gordos en la madrugada del 31 de marzo de 2017.
Entró en un salón de juegos de Linares armado con una pistola. Nada más entrar, amenazó con el arma a uno de los encargados del local, al que exigió a gritos que le diera el dinero de la caja. “El Pirulo” se puso nervioso y disparó al empleado, aunque no le alcanzó. El ruido de la detonación hizo que acudiera al lugar el vigilante de seguridad. Rafael G. F. efectuó un segundo tiro. Esta vez, la bala alcanzó el antebrazo de la víctima. El atracador se llevó un botín de casi 2.500 euros antes de huir a la carrera.
Toda la escena quedó registrada por las cámaras de seguridad del local. Así que la Policía no tuvo muchos problemas en identificar al ladrón: otra vez “El Pirulo”. No obstante, lo complicado fue echarle el guante. Rafael G. F. se esfumó. Literalmente, se lo tragó la tierra. Durante los primeros días, todos los intentos por detenerlo fueron infructuosos. “Es cuestión de tiempo que caiga”, decían en la Comisaría. Y “El Pirulo” cayó. Fue en la madrugada del 2 de junio, es decir, más de dos meses después del atraco. Lo detuvieron dos patrulla de Seguridad Ciudadana, que estaban realizando un control de carretera en las afueras de la ciudad. Los agentes detectaron a Rafael G. F. a los mandos de un coche propiedad de su hermano. Le dieron el alto y encendieron las señales luminosas. Sin embargo, no se paró. Todo lo contrario. Emprendió una huida a todo trapo por las calles de la ciudad, perseguido por los policías. La Comisaría activó un dispositivo para “cazarlo”. Finalmente, “El Pirulo” estampó su coche contra un guardarraíl de la antigua N-322, cuando trataba de escapar hacia la Estación Linares-Baeza.
Desde entonces, estaba en prisión preventiva. Ayer, Rafael G. F. salió de la cárcel para ir al juicio. El acusado admitió su culpa, pidió perdón al vigilante al que disparó y aceptó una condena de tres años y medio de cárcel. Además, ha pagado una indemnización de 16.000 euros a la víctima por los daños y las secuelas causadas. Inicialmente, la Fiscalía reclamaba una condena de casi cinco años de prisión. La defensa de “El Pirulo” consiguió demostrar que, en el momento de cometer los hechos, padecía un trastorno mental por consumo de sustancias estupefacientes. Además, también se le reconoce la eximente completa de drogadicción y la atenuante de reparación del daño al haber pagado al perjudicado la indemnización. La sentencia fue dictada ayer por conformidad en el Penal número 2 de Jaén. Tras el juicio, “El Pirulo” volvió a la cárcel donde, según su entorno, sigue un tratamiento de desintoxicación.
DOS MESES EN PARADERO DESCONOCIDO Rafael G. F. estuvo más de dos meses desaparecido. La Policía lo buscó con ahínco después del atraco a punta de pistola en el salón de juegos. Se le consideraba un delincuente peligroso, sobre todo por el hecho de ir armado y tener problemas de síndrome de abstinencia. Finalmente, fue detenido tras intentar saltarse un control de carretera.
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