Los vigilantes de seguridad denuncian la falta de medios y la aumento de la violencia en el metro de Barcelona
El pasado domingo 21 de octubre, dos jóvenes de origen dominicano apuñalaron a un vigilante de seguridad en el metro de Paral·el, tras intentar mediar en una pelea entre varias parejas. Ambos fueron detenidos de inmediato, y el vigilante fue atendido de urgencia como consecuencia de las puñaladas.
Un suceso que en ningún caso es aislado y que, tal y como cuentan desde el Sindicato Profesional de Seguridad Privada, "la violencia empieza a ser el pan de cada día" en las jornadas laborales de los trabajadores de seguridad privada en el metro, y denuncian la pasividad del Ayuntamiento. Ignacio Arroyo, secretario de organización del Sindicato Profesional de Seguridad Privada, afirma que en la plantilla hay cierto malestar por el pasotismo de las autoridades frente a la creciente ola de violencia en el metro que, no solo afecta de manera directa a los vigilantes de seguridad sino también a los pasajeros. "Lo que pasó el domingo no es un caso aislado. En lo que va de año, varios compañeros han recibido insultos y palizas, agresiones graves que cada vez van a más. Nos sentimos desprotegidos por parte del ayuntamiento y del resto de fuerzas de seguridad." nos comentan desde el sindicato.
También añaden que, lo que antes eran simples robos o actos vandálicos ahora se han convertido en situaciones peligrosas para pasajeros y trabajadores, y lo peor es que nadie quiere responsabilizarse de ello. "Un ejemplo claro es el de los grafiteros. Hay webs y foros, en los que explican dónde, cuándo y cómo actúan. La policía es conocedora de ello y no hace nada. Somos nosotros que, sin a penas medios, nos encontramos con el problema y tenemos que enfrentarnos a jóvenes violentos y sin respeto a la autoridad.", explican.
FALTA DE MATERIAL Y DE EFECTIVOS Si no hubiera sido por el chaleco de protección que Abel, el vigilante de seguridad agredido el pasado domingo, se había comprado meses antes con su propio dinero, quizás hoy estaríamos hablando de males mayores. De eso precisamente se queja Arroyo, de la falta de material y de la falta de efectivos, "El domingo eran dos vigilantes, pero en muchas ocasiones va solo uno por las instalaciones ¿Qué se supone que debes hacer si delante tuyo 10 jóvenes están saltando las puertas de acceso?", comenta indignado.
También añade que las líneas de metro se han duplicado y que nadie ha hecho nada para crecer al ritmo que lo hacen las infraestructuras y el número de pasajeros del metro. Al mismo tiempo que señala la permisividad del gobierno de Colau frente a los actos vandálicos, los robos con violencia y los manteros que instalan sus paradas en el andén del metro. El secretario del sindicato insiste que es importante cambiar legalmente el concepto de vigilante de seguridad por vigilante jurado para que, en caso de que se produzca otra situación como la del domingo, este tenga las mismo trato ante la ley que otro policía.
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