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8 de enero de 2023

Subir los salarios no acarrea una espiral de inflación, como demuestran Europa y el FMI

Ante una subida de salarios nominales la inflación se mantiene estable, pero el poder adquisitivo de los trabajadores se recupera antes.

La temida espiral de inflación ha sido lo que ha evitado una subida de salarios equiparable o significativa respecto a la subida de la inflación. Tras más de dos años como una de las grandes preocupaciones europeas y del mundo, la inflación continúa dando dolores de cabeza a gobiernos y economistas alrededor del planeta, al tiempo que perpetúa un agujero “invisible” en los bolsillos de los ciudadanos. Cerrando 2022, era el FMI el que se alejaba de la teoría clásica de la peligrosidad de incrementar los salarios en época de inflación, y señalaba en el informe La espiral precio salario: ¿cuál es la evidencia histórica? que una aceleración de los salarios nominales no debe considerarse necesariamente una señal de que se está consolidando una espiral de precios y salarios.

El organismo internacional recopiló datos de espirales de precios y salarios en un amplio conjunto de economías de distintos países en varios periodos históricos desde la década de 1960. Tal y como explica el FMI, se define una espiral de precios y salarios como un episodio en el que al menos en tres de cuatro trimestres consecutivos se produjo una aceleración de los precios de consumo y un aumento de los salarios nominales. Tras haber revisado estas situaciones, el organismo internacional hace hincapié en que sólo una pequeña minoría de estos episodios fueron seguidos de una aceleración sostenida de los salarios y los precios. Por el contrario, cuando en periodos de crecimientos de salarios y precios sí se han efectuado subidas de mensualidades en términos nominales, la inflación bajó de una manera similar a cuando no los hubo, la principal diferencia entre ambos escenarios fue que el poder adquisitivo de los trabajadores se recuperó antes. Así, el informe mencionado sugiere que el crecimiento de los salarios nominales normalmente se estabiliza en niveles coherentes con la inflación observada y la rigidez del mercado laboral.

Al intentar desentrañar las teclas que hay que tocar para poder efectuar una subida significativa de los salarios, fuentes consultadas del sector financiero indican que uno de los principales problemas en España a la hora de subir el salario es la productividad. Si se fomentan medidas que incentiven una mayor productividad resulta más sencillo incrementar el salario, es lo que señalan desde el mercado. En plano europeo, el Viejo Continente está tratando de pisar el acelerador en materia de subida de salarios para los trabajadores, pues ocho países de Europa ya anunciaron que incrementarán el salario mínimo en 2023 para contrarrestar el impacto de la inflación. Son Lituania, Alemania, Polonia, Bélgica, Países Bajos, Grecia, Portugal y Francia los países que han decidido aprobar subidas que se enmarcan entre el 5,6% y el 19%, unos incrementos muy superiores si se comparan a las subidas que efectuaron los mismos países en 2022.

Por su parte, el gobierno español, que ya subió el salario mínimo en 2022 hasta los 1.000 euros en catorce pagas (14.000 euros anuales), se encuentra negociando con los empresarios un pacto para volver a elevar la cuantía. Es uno de los grandes retos situado encima de la mesa en este año electoral. En este sentido, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz presentó durante las últimas semanas del año el informe elaborado por la Comisión Asesora para el Análisis del SMI, en el que se recomendaba subir el salario desde los 1.000 a una horquilla fijada entre 1.046 y 1.082 euros en catorce pagas en 2023. Durante esa misma presentación, Díaz afirmaba que no descarta volver a revisarlo dentro de seis meses teniendo en cuenta cómo haya evolucionado la inflación.

“Sé cuál es la petición de los sindicatos, que piden 1.100 euros, y sé lo que quiere la patronal. Yo sólo les pido a los agentes sociales que cumplan con su mandato constitucional y vengan a la mesa a trabajar, que tengan altura de miras y trabajen por el país”, apostillaba la ministra. Cabe señalar, en este sentido, que al comienzo de legislatura el salario mínimo era de 735 euros, frente a los 1.000 actuales, por lo que el SMI se ha visto incrementado un 36% con el Gobierno de coalición.

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