En esta efeméride, que se celebró el pasado 21 de mayo, el sector recibe numerosos parabienes, felicitaciones y consideraciones hacia su trabajo. Agradecemos todas las muestras de aprobación hacia nuestra labor, pero se ha de considerar que este sector tiene unas carencias crónicas que deben ser tenidas en cuenta para sumar seguridad hacia nuestros conciudadanos
Huérfanos de un reglamento actualizado a los tiempos, nos vemos inmersos en una espiral violenta en la que tenemos la peor parte. Escasos de una protección jurídica que envuelva a la figura del vigilante de seguridad y le haga ser respetado, nos encontramos con agresiones continuas que, lejos de decrecer, aumentan exponencialmente. Se hace por tanto muy necesario el articular un reglamento consensuado con todas las patas del sector. Deben constituirse comisiones de trabajo en las que la voz del vigilante a través no sólo de sindicatos mayoritarios, sino de asociaciones representativas y respetuosas, ayuden a la elaboración de un Reglamento que no contemple sólo el presente, sino que tenga un futuro de largo recorrido.
Un sector muy maltratado Son muchas las necesidades de un sector muy maltratado y, por eso, se exige una legislación acorde que contemple todos los espacios: formación, intrusismo, piratería, escasa dotación, desconocimiento de nuestro trabajo por parte de la sociedad, presunción de veracidad, complicidad de algunas administraciones en contrataciones temerarias, etcétera.
En una entrega de Menciones Honorificas en Madrid en Noviembre del año 2019, hubo unas palabras que nos dirigió el comisario principal de la UCSP, Sr. Yanguas, que se me quedaron grabadas:. «Debemos ser un tándem«. Se refería a que debemos ir unidos y en la misma dirección. Yo le añadiría para hacer efectiva su frase: debemos pedalear los dos. Quiero decir que debemos ir al mismo ritmo para que la sociedad que entre todos protegemos se sienta más segura, ya que ese es el propósito que compartimos.
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