Juan Antonio García, guardia de seguridad en el centro comercial, fue quien el pasado viernes inició la reanimación de un hombre infartado
Juan Antonio García es vigilante en el centro comercial El Atrio desde hace veinte años y el pasado viernes salvó una vida. Hay superhéroes que no llevan capa ni tienen poderes increíbles, pero están en el lugar y en el momento adecuado y Juan Antonio no dudó ni un segundo en realizarle una reanimación cardiopulmonar (RCP) a un hombre de 70 años que el viernes sufrió un infarto en la calle de La Cámara, a las puertas del centro comercial.
Él mismo reconoce que fue una situación límite, pero estaba preparado. «Yo estaba patrullando por el centro como todos los días y un comerciante vino corriendo a avisarme de que había un hombre desmayado. Cuando salí me lo encontré tumbado en el suelo, demorado y con la lengua fuera, trataba de respirar pero no podía», recuerda García, aún con el susto en el cuerpo, pero con una serenidad que es necesaria en una profesión como la suya.
Inmediatamente comenzó a reanimar al hombre, «tenía el pulso muy débil, le di unos pellizcos en los brazos pero no reaccionaba y desde el 112 me fueron dando indicaciones de cómo tenía que realizar la reanimación. La verdad es que es una suerte que la empresa para la que trabajo, Prosetecnisa, nos ofrezca formaciones periódicas, es vital estar preparado en una situación como esta», reconoce el vigilante de seguridad.
Gracias a su rápida actuación, el varón de 70 años se estabilizó y pudo superar el paro cardiaco. «Al poco llegaron agente de la Policía Local y me dieron el relevo, luego ya llegó la ambulancia y ellos se ocuparon de todo. Fueron momentos de tensión y además la gente nos rodeaba nerviosa, pero afortunadamente no hubo que lamentarlo», celebra el héroe de El Atrio.
Ayer por la mañana, Juan Antonio García se incorporó a su puesto de trabajo como hace a diario y fueron muchos los vecinos y clientes del centro comercial que le dieron la enhorabuena. «A primera hora de la mañana llamé al hospital para ver cómo estaba el hombre, me dijeron que no podían darme información confidencial, pero me aseguraron que ya está estable y eso me deja más tranquilo», señala con alivio.
«El mayor reto de mi carrera» Juan Antonio García cumple mañana diecinueve años como vigilante de seguridad en El Atrio y han tenido que pasar dos décadas para que viva el mayor reto de su carrera. «Había practicado muchas reanimaciones con muñecos, pero claro, esta es la primera vez que se la realizaba a una persona y todo cambia mucho; normalmente solo atendemos caídas o curamos alguna herida», confiesa.
Juan Antonio reconoce que en el centro comercial hay un desfibirlador, «pero había que actuar rápido, no tuve tiempo de ir a buscarlo». Ayer agradecía las muestras de cariño recibidas tras el suceso, aunque él es modesto y reconoce que «es nuestro deber, lo volvería hacer, lo importante es que el hombre está bien y por una vez los vigilantes de seguridad somos noticia por algo bueno, que no siempre es así».
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