Los dos inspectores de servicio de la empresa Segurisa, subcontratada por Metro de Madrid, investigados por organizar presuntamente redadas contra personas sin techo y grafiteros, denuncian por "ánimo de venganza" a los cuatro compañeros que alertaron a la Policía de sus prácticas.
La táctica defensiva de los dos inspectores de servicio de la empresa Segurisa investigados por presuntas agresiones y retenciones ilegales a grafiteros y personas sin hogar en las inmediaciones de instalaciones del metro de Madrid incluye una denuncia penal contra los cuatro compañeros que les denunciaron en mayo pasado por esas prácticas ilegales, según ha podido saber Público de fuentes cercanas a la investigación. La empresa Segurisa es una de las cuatro subcontratadas por Metro de Madrid para vigilar los 14 depósitos de trenes y evitar que sean pasto de los grafiteros. Los vagones pintados no pueden circular hasta que no se limpien. Las concesionarias de seguridad son multadas por Metro si los grafiteros logran su propósito, por ello el celo que ponen en la vigilancia es normalmente grande, según explican a este diario fuentes conocedoras de este asunto.
Pero en algunos casos se producen "abusos" y "extralimitaciones" en las funciones de los vigilantes de seguridad. Como los ocurridos con una patrulla de vigilancia de Segurisa, que amedrentaba supuestamente a todo aquel que se encontraban cerca de los depósitos vigilados. Cuatro de los empleados de Segurisa alertaron a la Unidad de Seguridad Privada de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid de las prácticas llevabas a cabo por dos inspectores del turno de noche, que organizaban "redadas" contra personas sin hogar y grafiteros en las inmediaciones de los depósitos de Metro de Madrid.
Según las denuncias, que ya investiga la Fiscalía, dicha patrulla había retenido a una persona sin hogar a la que le apalizaron en un parque. También retuvieron a dos menores de edad a los que pidieron la identificación, algo para lo que no tienen potestad los vigilantes de seguridad. En uno de los vídeos que los denunciantes entregaron a la Policía se puede ver cómo el jefe de la patrulla amenaza a uno de los menores de edad con darle una bofetada al descubrir que lleva un tren tatuado y suponer así que es un grafitero.
Precisamente ese jefe de servicio junto con el otro inspector investigado y apartado denuncian que los vídeos aportados por los denunciantes están manipulados, según ha podido saber este diario. Ambos exponen que la denuncia está motivada por "ánimo de venganza" de sus subalternos. Los denunciantes inciden en que la patrulla ha estado realizando labores para las que no tienen permiso, como identificar a personas, fotografiar sus documentos, amedrentar a los presuntos grafiteros, organizando redadas, "rutas para localizarlos", incluso personándose en sus domicilios.
"Trato vejatorio" Este diario ha podido contactar con un vigilante que trabajó en Segurisa hace un año y coincidió con uno de los inspectores investigados. "El trato de este hombre era vejatorio, te amenazaba todo el tiempo con el despido", dice este vigilante que desea no identificarse y que asegura que no llegó a participar en redadas de grafiteros. Según su testimonio, el referido inspector de servicio mantenía una "actitud prepotente" con los empleados. Fuentes sindicales de Metro de Madrid dicen a Público que esta es la primera incidencia con la empresa Segurisa. "Casi siempre hay conatos respecto a las empresas de vigilancia de comportamientos que sobrepasan los límites", dicen estas fuentes, que aseguran que el índice de vandalización de trenes ha descendido desde que la Comunidad de Madrid ha reforzado la vigilancia de los depósitos de Metro.
Bandas organizadas de grafiteros Una de las prácticas irregulares más habituales por parte de los vigilantes es solicitar el billete y la documentación a los usuarios, algo que no pueden hacer. Ante la sospecha de un delito, los vigilantes pueden retener a los viajeros hasta que llegue el personal del metro o la Policía. En este caso, la acción de los vigilantes investigados se producía fuera de las instalaciones del suburbano y no se limitaban a retener hasta que llegara la Policía a los sospechosos, sino que les intimidaban, pedían el DNI y le interrogaban como si fuesen agentes de la autoridad. El exvigilante de Segurisa indica que los grafiteros suelen ser "violentos", organizados en bandas, y por la noche intentan colarse en los depósitos donde se ubican los trenes para pintarlos. Señala que muchas veces llegan a tirarse a las vías en su huida.
Perfil del vigilante ultra Según fuentes sindicales de Metro de Madrid, existe un perfil de vigilante "ultra", "gente que no ha podido acceder a la Policía o al Ejército". Y cuentan que en la actualidad hay denuncias por el presunto acoso de uno de esos vigilantes a una empleada de la limpieza que es musulmana y lleva el velo. En otro caso, se ha denunciado a un vigilante de seguridad por llevar impresa un 'águila preconstitucional' en la porra, algo que va contra el reglamento. "Sólo pueden llevar el emblema de la empresa", dicen desde los sindicatos.
"Se les ve venir de lejos a los que son ultras --cuenta un veterano sindicalista de Metro de Madrid, que prefiere no darse a conocer--. Son una especie de 'Rambos'. Las empresas contratistas deben vigilar para que no se produzcan excesos". Para esta fuente, las bandas de grafiteros son "temibles". "Incluso han robado ropa, uniformes, por ejemplo, de limpieza, para pasar inadvertidos por las zonas restringidas", dice. Metro de Madrid indicó a través de un comunicado hace un par de semanas respecto a este caso de presuntas agresiones a grafiteros que "no tolerará ninguna conducta violenta de ningún trabajador de una empresa contratista". Por su parte, Segurisa, que no ha querido hablar con este diario, ha comunicado que lleva a cabo una investigación interna.
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