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22 de marzo de 2020

Aplausos merecidos a los héroes del Covid-19

La lucha contra la pandemia nos está enseñando en la mayoría de los casos a dar lo mejor de cada uno y está mostrando la grandeza de la labor de determinados colectivos profesionales.

Pero no sólo hemos comprobado que nuestros médicos y enfermeros están dando el callo en esta guerra sin cuartel –y en ocasiones sin muchos medios–, sino que hay otros muchos héroes silenciosos. Nuestra Policía –Nacional y Local–, la Guardia Civil, el Ejército, son un buen ejemplo. Los cajeros de los supermercados, los reponedores, el personal de limpieza, los vigilantes de seguridad, los farmacéuticos, los kiosqueros, etc. etc.

Se cumple una semana del cerrojazo del país, de la declaración del estado de alarma por la crisis del coronavirus. En estos días de confinamiento y de mucho teletrabajo, también hemos tenido tiempo de pararnos a contemplar las cosas verdaderamente importantes de la vida, ajenos al ajetreo de la bendita rutina, que mucho me temo tardará en regresar todavía varias semanas más. Días muy familiares, de compartir las 24 horas encerrados, salvo para las salidas autorizadas de la compra o la farmacia, y poco más. Pero estos días, también hemos podido agradecer el trabajo silencioso que realizan nuestros profesionales, de congratularnos de nuestra sanidad pública, la primera línea, el frente, de esta guerra contra el Covid-19.

Pero no sólo hemos comprobado que nuestros médicos y enfermeros están dando el callo en esta guerra sin cuartel –y en ocasiones sin muchos medios–, sino que hay otros muchos héroes silenciosos. Nuestra Policía –Nacional y Local–, la Guardia Civil, el Ejército, son un buen ejemplo. Los cajeros de los supermercados, los reponedores, el personal de limpieza, los vigilantes de seguridad, los farmacéuticos, los kiosqueros, etc. etc. Todos aquellos que nos hacen de alguna manera más liviano el obligado encierro y que con su trabajo diario permiten que la mayoría pueda seguir segura en casa. En algunos de estos colectivos, sobre todo los sanitarios y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, se están produciendo también las primeras bajas por el contagio.

A todos ellos, no nos cansaremos de darles un merecido aplauso, cada día, a las ocho de la tarde. Desde esta página, que cada domingo suele acercarles algún aspecto destacado de nuestros juzgados y tribunales, hoy quiero también reconocer el trabajo de los jueces y magistrados y de los fiscales, pero, por supuesto, también de los funcionarios de Justicia, de los olvidados letrados de la Administración de Justicia, y cómo no, de los cooperadores necesarios de la Justicia: los abogados y procuradores. Precisamente ayer se conoció el positivo de un fiscal y de un funcionario de Justicia.

La Justicia y su máximo órgano de gobierno, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), llegaron tarde a la crisis del coronavirus, con aquella confusa instrucción en la que inicialmente dejaban en manos de cada juez la suspensión de los juicios, previa autorización por parte de los Tribunales Superiores de Justicia y la ratificación del propio Consejo. Pero poco a poco, la Comisión Permanente del CGPJ ha comenzado a dar nuevas instrucciones adaptándose a la grave situación para, en último extremo, recordar que deben mantenerse los juzgados y tribunales abiertos, al menos en lo que se refiere al mantenimiento de los "servicios esenciales".

Eso es lo que el CGPJ recordó en un histórico comunicado que emitió el pasado jueves, en el que llamó a los jueces a "cumplir su compromiso con los demás" para que los juzgados sigan abiertos porque, según recordó, los jueces son "los garantes últimos de los derechos de los ciudadanos", especialmente en el estado de alarma decretado. En un tono hasta ahora desconocido en el Poder Judicial –me recordó aquella frase de Winston Churchill en la que el primer ministro británico decía "no es suficiente que demos lo mejor de nosotros mismos, a veces tenemos que hacer lo que haga falta"–, el Consejo "exigió" a las Administraciones que tienen transferidas las competencias en materia de Justicia y a todos sus servidores públicos que se abstengan de adoptar medidas que impidan el cumplimiento de los servicios establecidos.

La Comisión Permanente instó a los jueces a actuar como lo están haciendo en la actualidad otros servicios públicos, como el personal sanitario o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, porque la actuación de la Justicia "constituye un servicio esencial a la comunidad que no puede ser suspendido ni gravemente limitado". En este sentido, señaló la Comisión que ni la Administración de Justicia ni sus servidores están eximidos de ese compromiso, por lo que "es ahora, más que nunca, cuando se nos debe exigir un ejercicio de responsabilidad".

Permítanme que recurra a otra cita no menos histórica, la que pronunció John F. Kennedy en 1961 al dirigirse a los ciudadanos estadounidenses durante su investidura, cuando dijo aquello de "no preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país". Ha llegado el momento de arrimar el hombro, más que nunca, y los jueces y el resto de operadores jurídicos no pueden quedarse atrás. Porque aunque el confinamiento ha hecho que desciendan las tasas de criminalidad, hay algunos delitos que no van a parar por el virus, me refiero a ese otro virus de la violencia de género. Y ya se ha dado incluso algún caso en España, el asesinato de una mujer en Castellón víctima de la violencia machista.

El comunicado del Poder Judicial desató de inmediato las críticas de los sindicatos, que han llegado incluso a pedir la dimisión del presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes. Sindicatos como CSIF consideraron un "insulto que se ponga en tela de juicio la profesionalidad de los 50.000 funcionarios de Justicia y mucho menos en tiempo de crisis", y tildó de "lamentable que se utilice el enorme esfuerzo, trabajo compromiso y dedicación del personal sanitario en este país que todos reconocemos para descalificar al personal de Justicia, cuando el propio Consejo sabe que la situación de uno y otro sector no es ni mucho menos comparable en una crisis de emergencia sanitaria".

Los jueces son indudablemente la parte más visible de la Justicia, pero los funcionarios que trabajan en las oficinas judiciales son igualmente una pieza indispensable –tramitan las causas, notifican los autos y sentencias, etc.– en la maquinaria de una Justicia que, en tiempos de crisis y con un estado de alarma como el decretado en España el pasado 14 de marzo, con la limitación de derechos que esto conlleva, es la garantía última de los derechos de los ciudadanos. Esta tarde, cuando sean las ocho, volveré a salir al balcón de mi casa para unirme a los aplausos de nuestros héroes del Covid-19, y también daré aplausos a esos jueces y funcionarios que mantienen abiertos los servicios de guardia.

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