El equipo genera, a través de rayos X, una imagen en 3D que se puede rotar 360 grados
Tiene la capacidad de separar de manera automática los bultos sospechosos
Los controles de seguridad de los aeropuertos pueden resultar un engorro para muchos viajeros. Ciertamente, tener que abrir el equipaje de mano para mostrar los líquidos o aparatos electrónicos -como portátiles- que uno acarrea no es agradable, además de conllevar tiempo. Pero esta situación tiene los días contados. Y todo gracias a la implantación entre finales de este año y principios del 2024 de unos escáneres con tecnología de rayos X que generarán una imagen en 3D y que de manera autónoma apartarán las bolsas de mano que puedan incluir algún elemento sospechoso. Esta tecnología ya está implantada en muchos aeropuertos internacionales y ahora Aena ha abierto el concurso para incorporarla.
La empresa Proselec Seguridad, distribuidor en España de la multinacional Rapiscan Systems, es una de las que concurrirá al concurso. El equipo que ofertará, como el resto de candidatos, cumple con la normativa marcada por la ECAC (European Civil Aviation Conference), organismo que regula la navegación aérea en Europa, y cuenta con el Sistema Automático de Detección de Explosivos para Equipaje de Cabina (Edscb, por sus siglas en inglés). Este equipo no solo genera, a través de rayos X, una imagen en 3D del contenido de las bolsas de mano -que se puede rotar 360 grados-, sino que tiene la capacidad de manera automática de separar los bultos que contengan algún artefacto que pueda resultar peligroso.
Esta es la principal característica de este sistema respecto a los actuales, asevera Antonio Pulido, consejero ejecutivo de Proselec. Explica que las herramientas de análisis que se utilizan hoy en día en los aeropuertos españoles “son muy potentes”, pudiendo “discriminar entre materia orgánica de inorgánica” e incluso “detectar lo que podría ser un presunto artefacto explosivo con más o menos nitidez”. Pero no son capaces, como sí lo es la tecnología equipada con el sistema Edscb, de actuar de forma automática, separando los bultos sospechosos.
En la actualidad, los pasajeros deben dejar en una bandeja los líquidos y aparatos electrónicos que contienen sus bolsas de mano. Con la nueva tecnología, este proceso ya no será necesario. El viajero, cuenta Pulido, “dejará el equipaje, abrigo u otros enseres en una bandeja, que estará esperándole, y esta será conducida por el sistema ATRS (la cinta de rodillos por la que se desliza el paquete) hasta el escáner”. Si la maquina –prosigue- “detecta algo sospechoso, desviará el bulto por otra cinta hasta la ubicación de un operador, para su inspección”. Será en este punto donde el vigilante podrá intervenir sobre el paquete siempre “según el procedimiento y el plan director de seguridad que haya en cada aeropuerto”.
Cómo ganarán tiempo los aeropuertos en la inspección de equipajes Actualmente cuando un pasajero llega al control de equipajes del aeropuerto debe extraer de la maleta los dispositivos electrónicos y los líquidos.
El sistema EDSCB del nuevo escáner no requiere sacar de la maleta los dispositivos electrónicos ni los líquidos y revisa automáticamente todos los equipajes sin necesidad de que lo haga un operador.
El sistema ARTS es una cinta de rodillos que conduce las bandejas hasta el escáner con devolución automática al punto de inicio.
Precisamente, esta nueva tecnología permite que el vigilante opere desde una sala (siempre que se trate de un gran aeropuerto con espacio suficiente) y, en consecuencia, no tenga que estar físicamente en el filtro de seguridad y pendiente del flujo de pasajeros. De no detectar el escáner nada extraño, el viajero podrá recoger la bolsa de mano y será el sistema quien se ocupe de forma automática de la gestión y el retorno de la bandeja, sin que el usuario tenga que preocuparse de ella.
Este sistema ya está en funcionamiento en varios aeropuertos internacionales. Rapiscan, por ejemplo, lo ha instalado en Heathrow y Edimburgo (Reino Unido) y en otros aeropuertos como el de Perth (Australia), Miami (EE.UU.), Auckland (Nueva Zelanda) Copenhague (Dinamarca) o el de Helsinki (Finlandia). En este último, y según explican a La Vanguardia fuentes del mismo complejo, el escáner con tecnología Edscb funciona desde la primavera del 2022. “Estamos muy contentos ya que incrementa la capacidad del proceso del control de seguridad y lo hace más confortable a los pasajeros”.
En el aeropuerto de Schiphol (Amsterdam) lo empezaron a usar incluso mucho antes. La primera prueba la realizaron en el 2015, y desde el verano del 2021 tienen toda la terminal 1 de salidas equipada con este sistema. “Este ha sido un importante paso adelante en términos de servicio para los viajeros y de seguridad en Schiphol”, explican fuentes de la instalación a este diario.
Los primeros aeropuertos que podrán contar con esta tecnología en España –lo harán a principios del 2024- serán Madrid-Barajas y El Prat de Barcelona, que concentran el 40% del tráfico de pasajeros. En el 2025 se implantará en los aeropuertos de Palma de Mallorca y Málaga-Costa del Sol y en el 2026 en Gran Canaria, Tenerife Sur, César Manrique Lanzarote, Fuerteventura, Alicante-Elche Miguel Hernández, Ibiza, Valencia, Bilbao y Menorca.
El proyecto de modernización de los filtros de seguridad de los aeropuertos españoles también prevé implantar sistemas biométricos para el acceso a los controles, si bien fuentes de Aena aseguran que aún no se ha definido si se optará por sistemas de huella digital o de identificación de rostros. También está previsto renovar los equipos de inspección de equipaje en bodega.
Todavía habrá que esperar, no obstante, para acabar con el tedioso e incómodo proceso de, por ejemplo, quitarse el cinturón para pasar por el arco de seguridad. “En algunos aeropuertos europeos ya hay un sistema, una especie de escáner corporal, que detecta si el pasajero lleva algún objeto sospechoso encima”, esgrime Antonio Pulido. Sin embargo, agrega, esta tecnología “todavía no es de obligado cumplimiento por parte de la ECAC”. “En unos años sí que se tendrá que implementar obligatoriamente, más pronto que tarde. Esto ayudará a que los filtros de inspección sean más rápidos y seguros. Hasta que llegue ese momento, por ahora se mantendrán los arcos que todos conocemos”, concluye.
Nueva tecnología, pero idéntica normativa La llegada en unos meses de estos nuevos sistemas de seguridad a los aeropuertos españoles -que será paulatina y empezará a inicios del 2024 en Madrid Barajas y El Prat de Barcelona- no significa que la normativa del transporte de líquidos varíe. Ni mucho menos. Por el momento, la reglamentación que rige el porte de líquidos seguirá tal cual al ser una competencia de la Unión Europea, que es quien puede cambiarla. Es verdad que propiciará que los pasajeros no tengan que mostrar los líquidos en el control de seguridad, pero la cantidad que un viajero puede llevar consigo no varía.
Actualmente, los líquidos, perfumes, cremas, aerosoles, espumas, geles, champú y pasta de dientes tienen que ir en envases individuales de capacidad no superior a 100 mililitros, contenidos a su vez en una bolsa de plástico transparente con sistema de apertura/cierre y de capacidad no superior a 1 litro (bolsa de aproximadamente 20 x 20 centímetros). Y hay más. Sólo se puede transportar una bolsa por pasajero, y ahí quedan incluidos los niños también.
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