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31 de enero de 2020

PALMA DE MALLORCA: "A quienes trabajamos en la Intermodal, cada vez nos preocupa más la violencia"


Rafa es un vigilante privado destinado a la Estación Intermodal de Palma.

El pasado martes sufrió una agresión en plena cara que, posiblemente, le ocasione la pérdida de una pieza dental. No ha sido ésta la primera vez que ha sido víctima de la violencia. En cierta ocasión, recibió incluso una puñalada. Sin embargo, tanto él como el colectivo de vigilantes que prestan servicio en la Intermodal están preocupados por el creciente clima de violencia y delincuencia que se está apoderando de este recinto público, frecuentado por unos diez mil usuarios cada día.


Rafa trabaja como vigilante de seguridad, destinado a la Estación Intermodal de Palma. Cada día, a las 5 de la madrugada, se encarga de abrir las instalaciones, que permanecen cerradas durante la noche, y desarrolla su labor hasta las 14 horas. Durante todo este tiempo, ha de afrontar, junto a sus compañeros, una tarea particularmente complicada: mantener el orden público en un recinto que desde hace algún tiempo se ha convertido en uno de los puntos negros de la ciudad en cuanto a peleas, conflictos, altercados, delitos, agresiones y violencia. El propio Rafa fue víctima de una grave agresión este pasado martes que le ocasionará, casi con toda probabilidad, la pérdida de una pieza dental. Todo ocurrió cuando, a requerimiento de unos usuarios de la estación, acudió en compañía de otros vigilantes a contener a un joven de 24 años que estaba mostrando una actitud violenta.

"En cuanto nos vio llegar, la tomó con nosotros - ha contado Rafa a mallorcadiario.com - Intentamos que se marchase de la estación, pero se resistió, y empezó a sacarnos fotos con su teléfono móvil para, según decía, tomar luego represalias. Finalmente, trató de agredir a un compañero y, al forcejear para reducirle, me propinó un golpe con el aparato celular fracturándome un diente, el cual posiblemente perderé". Antes de que todo esto sucediera, los vigilantes de la Intermodal habían requerido la presencia del Cuerpo Nacional de Policía. Cuando los agentes se personaron en el lugar, se convirtieron, según narra Rafa, "en el nuevo objetivo del agresor. También con ellos se comportó con una violencia inusitada, y tuvieron muchos problemas para detenerle e introducirle en el vehículo policial".

"YA LE TENÍA VISTO DE OTRAS OCASIONES" El martes, el día del incidente, no era la primera vez que Rafa veía a su atacante merodear en la Intermodal. Según sus palabras, "ya le tenía visto de otras ocasiones. Es un joven que suele acudir a la estación en estado ebrio y, a menudo, causa problemas". No es el único caso, ni mucho menos. De hecho, el recinto está llegando a un nivel de degradación de la convivencia verdaderamente alarmante. Rafa, que es testigo directo de estas situaciones, indica que el principal foco de conflictividad proviene de la proliferación de indigentes y bandas callejeras, integradas, generalmente, por jóvenes de entre 15 y 18 años.

En el primer caso, tal como expone, "son personas que buscan refugio en la estación, pero no se limitan a pernoctar ahí sino que a menudo cometen actos delictivos, como robos y hurtos, e intimidan a los usuarios y pasajeros. Les piden dinero, y si no acceden, les amenazan, especialmente si se trata de gente mayor. A menudo, suben con ellos en el ascensor y ahí aprovechan para coaccionarles y que les entreguen algunas monedas. Al mismo tiempo, estas personas generan un problema importante de suciedad, porque acostumbran a hacer sus necesidades en el recinto. Incluso si acuden a los baños, es frecuente que lo hagan fuera de los inodoros".

SEXO EN LA INTERMODAL El sexo en la estación intermodal también es una incidencia habitual. Aunque este tipo de relaciones casuales y anónimas, popularmente conocidas con el nombre de 'cruising', están prohibidas en la normativa cuando tienen lugar en espacios públicos, Rafa indica que "solo tenemos la oportunidad de actuar si alguien nos informa. Lógicamente, no podemos seguir a los usuarios de la estación hasta los baños". Aún así, el vigilante asegura que, según la información de que dispone, el 'cruising' en la estación intermodal "se mantiene entre adultos, y de forma consentida. No me consta que haya menores involucrados, ni tampoco prostitución".

El golpe que recibió el pasado martes no es la primera agresión que Rafa ha sufrido en el transcurso de su actividad como vigilante. "Una vez recibí una puñalada. Por no hablar de manotazos, patadas, y todo tipo de ataques. Si contabilizáramos también los ataques verbales, y no solo los físicos, podría afirmar sin temor a equivocarme que soy víctima de una agresión cada día".

EL AGRESOR YA ESTÁ EN LA CALLE ¿Qué ocurrirá ahora con el joven que fue detenido por la Policía Nacional en la Intermodal tras propinar a Rafa un golpe con el teléfono móvil? Según las noticias que le han llegado al vigilante, el arrestado "ya está en la calle. Este miércoles pasó a disposición judicial y luego le soltaron".

Ciertamente, el detenido deberá responder en el futuro no solo por las lesiones causadas al vigilante, sino también por su condición de inmigrante irregular, que, al menos teóricamente, exigirá la tratamitación de un expediente que, supuestamente, debería culminar con una orden de expulsión. Sin embargo, Rafa se muestra escéptico al respecto: "La cuestion es que ahora mismo anda libre. Esa es la realidad. Habrá que esperar a que se celebre el juicio, al que posiblemente no se presentará. Y en cuanto a la expulsión, primero habrá que localizarle, y eso no siempre resuta factible". Ahora bien, si el joven se presentase a la vista judicial por la agresión del pasado martes en la Intermodal, ¿qué consecuencias debería afrontar en caso de ser declarado culpable?. "Pagaría una multa y debería realizar algunas horas de trabajo social - afirma Rafa- Y si tiene la posibilidad de alegar insolvencia, ni siquiera tendría que pagar la sanción".

REUNIÓN CON EL DELEGADO DEL GOBIERNO Esta es, precisamente, una de las principales reivindicaciones que el sector de vigilancia privada expondrá este viernes al delegado del Gobierno, Ramon Morey, en el transcurso de la concentración que tendrá lugar de las 11 a las 13 horas frente a la sede institucional, promovida por los sindicatos Comisiones Obreras, CSIF y Alternativa Sindical, organización a la que pertenece Rafa.

Concretamente, la demanda consiste en otorgar a los vigilantes privados la consideración de agentes de autoridad cuando su labor se desarrolle en escenarios conflictivos. Así ocurre, como explica Rafa, "en el caso de los maestros y los médicos, por ejemplo. Si mi agresor hubiera atacado a uno de ellos, podrían caerle hasta cinco años de prisión. Muchos de los individuos que ocasionan problemas de orden público de manera habitual conocen estos pormenores, y saben que agredir a un vigilante sale muy barato a nivel judicial. Aumentando la pena, se incrementaría también nuestra protección y no nos sentiríamos en una situación tan indefensa como la actual".

CHALECOS PROTECTORES DE BAJA CALIDAD Las reivindicaciones que las entidades sindicales pondrán sobre la mesa durante su encuentro con el delegado del Gobierno abarcan muchos otros aspectos. Uno de ellos hace referencia a las condiciones en que los trabajadores del sector deben desempeñar su tarea diaria. En el caso de los vigilantes destinados a la Estación Intermodal de Palma, toda la protección defensiva de que disponen se resume en una porra y un chaleco anticontusiones del que les ha provisto la empresa Trablisa como concesionaria del servicio en el área gestionada por la entidad pública SFM (Serveis Ferroviaris de Mallorca), que abarca las instalaciones de la estación de tren.

Sin embargo, la calidad de estos elementos, y particularmente de los chalecos, "deja mucho que desear -asegura Rafa- Por mi experiencia sé que no pueden protegernos si un agresor nos propina un navajazo o una cuchillada. El arma blanca traspasaría la prenda con facilidad". Por esta razón, los convocantes de la concentración de este viernes reclamarán a la Administración del Estado, y a su representante en Baleares, Ramon Morey, que "ejerza presión sobre las empresas de seguridad privada para que doten a su personal de material de protección de calidad, en lugar de estar buscando siempre las ofertas más económicas para ahorrar dinero".

SUELDO BASE DE 963 EUROS Los emolumentos económicos es otra de las cuestiones que preocupa a los profesionales del sector. Las empresas abonan a sus trabajadores sueldos que, en muchos casos, ni siquiera llegan a los 1.200 euros mensuales netos. Concretamente, en las nóminas de estos empleados, la cantidad líquida a percibir, una vez efectuados las retenciones pertinentes, asciende a 1.174 euros, y solo mediante la cobertura de horas extras puede el trabajador elevar el montante de sus ingresos. De hecho, el sueldo base en el caso de un vigilante de seguridad privada es de 963 euros, exactamente 13 euros más del que tienen fijado los auxiliares de servicio.

La diferencia, como expone Rafa, es que "no puedes convertirte en vigilante de un día para otro. Hay que acreditar una formación, aprobar unos exámenes y cumplir unos requisitos. En el otro caso, en cambio, se puede estar trabajando en una zapatería, y, al día siguiente, firmar un contrato como auxiliar de servicio aunque no se disponga ni de formación ni de experiencia. Sin embargo, la asignación económica base es prácticamente la misma". En resumen, las necesidades que el colectivo de vigilantes privados pretende que la Administración escuche y atienda tienen que ver con su sensación de indefensión, sus precarias condiciones laborales y económicas, y la falta de apoyo, no solo, como afirma Rafa, "de quienes gobiernan y legislan, sino también por parte de las empresas del sector. Hay que reclamarles que apuesten claramente por la protección de su personal, y que contribuyan a dignificar nuestra profesión".

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