Desde Alternativa Sindical aseguran que les hacen cachear a los internos, entre otras cosas: tareas que deberían realizar los educadores o funcionarios.
Los vigilantes de centros de menores se ven obligados a hacer tareas ilegales durante sus turnos de trabajo. El delegado de Alternativa Sindical, Gabriel Gómez, recuerda que no son funcionarios de prisiones, son vigilantes de seguridad privada y tienen muy marcado en la ley lo que pueden hacer y lo que no. Gómez cuenta que su trabajo consiste en vigilar que los menores no se fugen e intervenir en caso de que haya algún problema entre los internos y los educadores. Pero estas no son para nada sus tareas diarias, sino que les obligan a cachear a los menores, acompañarlos al patio y llevarlos a las celdas, entre otras cosas.
"Algunos vigilantes se han negado, ya que es ilegal", cuenta Gómez, pero se arriesgan a ser despedidos. Lamenta que la conselleria mira a otro lado y no actúa acorde con la legalidad. Además, la situación en los centros es insostenible, dicen los vigilantes. Las fugas son constantes y las agresiones también. En centros como es Pinaret, explica Gómez, los motines son frecuentes y los vigilantes son los que tienen que lidiar con ellos. "Los internos arrancan los marcos de las puertas, cogen un tenedor y ya tienen una lanza. Hemos pedido protecciones a la empresa para poder defendernos. A un vigilante le dieron con un grifo en la cabeza y le tuvieron que poner 20 puntos. La empresa se mofa de nosotros y nos dice que no necesitamos utensilios antidisturbios", cuenta gabriel Gómez.
VIGILANTES DE LA ESTACIÓN INTERMODAL Y el problema de los vigilantes no termina aquí, sino que llega a casi todos sus ámbitos. Lluvias de piedras, amenazas y agresiones: son algunas de las cosas que tienen que soportar los vigilantes de seguridad de la estación Intermodal de Palma. Día 31 los trabajadores se van a manifestar para exigir una mejora de las condiciones de trabajo, ya que se sienten muy desprotegidos ante las agresiones cuotidianas.
Piden que los vigilantes adquieran la condición de autoridad en caso de agresiones, igual que personal sanitario y profesores, ya que ahora, pegarles a ellos, es como pegarle a cualquier ciudadano. Precisamente este martes Rafael Leitan fue agredido por un joven en la estación. Él es vigilante y asegura que cada día sufre agresiones en su puesto de trabajo. Ayer se quedó sin un diente tras la agresión. Y es que en la estación, cuenta, coinciden pandillas de grafiteros, delincuentes, alcohólicos e, incluso, los baños se han convertido en una zona de citas.
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