España es el tercer país del mundo, por detrás de China e Italia, con un mayor número de bienes declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, un total de 48.
Protegerlos se volvió aún más prioritario tras la debacle de Notre Dame en 2019 o el incendio del Museo Nacional de Brasil, en Río de Janeiro, en 2018. Uno de ellos es la catedral de Santiago de Compostela (A Coruña) que, además, vivió un complejo proceso de restauración de su interior durante casi una década hasta diciembre de 2020, igual que el templo gótico de París, pero con mejor fortuna.
“Nadie está libre de una catástrofe como la de Notre Dame; en esta catedral se puso en marcha un Plan de Seguridad Integral pero, estando en obras, siempre hay operarios trabajando con electricidad o soldaduras, y obliga a hacer rondas cada día para que no quede ningún aparato encendido, a vigilar todos los cuadros eléctricos, a hacer un control de accesos a los trabajadores…”, explica Ricardo Sanz, director de Seguridad de este templo, cuyo museo recibió más de 274.000 visitantes en 2019.
Siempre hay zonas más sensibles dentro de un edificio de este valor, y en Santiago es el Archivo. “Es una de las zonas más protegidas, hay un inventario riguroso de lo que hay en su interior, catalogado según la tipología de la obra”, añade. Recientemente realizaron, en colaboración con la Policía Nacional, un simulacro de ataque terrorista con supuestos de arma blanca y bomba. “Aun así, falta mucha cultura de seguridad en temas de patrimonio. Pocos son conscientes de que se puede llegar a perder incluso el conocimiento científico, como pasó en Brasil”, remata.
FUENTE: elpais.com AQUÍ
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