La compañía de seguridad se ha embarcado en un proceso de transformación que apuesta por la inteligencia artificial y el Internet de las cosas
Las nuevas tecnologías han cambiado radicalmente el sector de la seguridad privada. La digitalización, la inteligencia artificial y el Internet de las cosas hoy forman parte integral del negocio tanto como el vigilante uniformado con pistola al cinto, y a buen seguro que la inminente llegada de la telefonía móvil 5G traerá consigo nuevas mutaciones.
Para adaptarse a los nuevos tiempos, diferenciarse de la competencia y abrir nuevas vías de ingresos, Securitas Seguridad España se ha embarcado en un proceso de transformación —“cambio cultural continuo”, lo llaman en la empresa— que tiene como eje central la tecnología. “Ahí van a estar nuestro foco y nuestras principales inversiones en los próximos tres años”, afirma Zacarías Erimias, consejero delegado de la compañía. “Estamos incorporando las nuevas tecnologías en todas nuestras áreas de negocio”. El compromiso adquirido con la matriz sueca es que la facturación crezca a un ritmo de dos dígitos anuales, igual que ha venido haciendo en los últimos ejercicios. “Hemos diversificado nuestro negocio en España y ello nos ha llevado a un crecimiento muy saludable”, explica Erimias.
En una conversación con EL PAÍS en la sede central de la empresa, ubicada en el Ensanche de Vallecas (Madrid), el directivo desvela su intención de combinar en los próximos años el crecimiento orgánico con nuevas adquisiciones. “No descartamos la compra de alguna empresa tecnológica relacionada con la seguridad”, señala Erimias, quien recuerda que Securitas no ha hecho adquisición alguna desde que él tomó las riendas de la compañía, en 2014. De la rápida transformación del negocio da una idea el hecho de que la vigilancia tradicional, con agentes sobre el terreno, aportase hace diez años el 90% de los ingresos de Securitas y que ahora suponga poco más del 50%. Seis de las diez principales enseñas del sector en España han quebrado en los últimos cinco años. Al frente queda un selecto y heterogéneo grupo de cuatro, formado por Eulen, Ilunion, Prosegur y Securitas, cada una con estrategia propia.
Erimias (Avilés, 1963) explica que en los próximos años el crecimiento de Securitas va a venir de actividades como la seguridad remota, la protección contra incendios o el análisis de vídeo y audio. La inteligencia artificial y el Internet de las cosas se están integrando en todas las líneas de negocio, tanto en las tradicionales como en las nuevas. La empresa ofrece a sus clientes industriales, por ejemplo, la instalación de sensores que permiten anticipar o detectar paradas en las líneas de producción. Al sector del transporte proporciona sistemas para garantizar la cadena de frío, hacer un seguimiento de la carga durante todo el recorrido y evitar robos en las paradas. También cubre necesidades especiales en hospitales, con dispositivos que detectan si un paciente se levanta de la cama o si hay una ventana abierta en la habitación.
Una de las principales inversiones efectuadas por la compañía en los últimos años ha sido la creación del Securitas Operation Center (SOC), que ocupa toda una planta de la sede central y en el que trabajan 180 personas. El centro está abierto las 24 horas del día los 365 días al año por si es necesario atender alguna incidencia. Desde allí se manejan 43.000 alarmas y 29.000 cámaras repartidas por todo el país y se monitoriza el trabajo de entre 14.000 y 15.000 agentes desplegados sobre el terreno. Cada año se reciben una media de cinco millones de avisos, el 99% de ellos sin necesidad de intervención. Tres sectores concentran la mayor parte del negocio de Securitas en España: la industria, el comercio al por menor y la banca. Erimias hace hincapié en que la empresa no ofrece a sus clientes productos de seguridad estándar, sino que presta un servicio personalizado, diseñado específicamente para cada empresa: “Las amenazas que soporta una industria o un comercio no son las mismas que las que soportan sus competidores, a pesar de que trabajen en el mismo nicho”.
Desde 2018 Securitas cuenta con un departamento de innovación propio, en el que trabaja un equipo de 14 especialistas con diferentes perfiles: matemáticos, ingenieros, diseñadores... “Son personas que están pensando permanentemente en clave tecnológica y que, por lo tanto, son capaces de identificar las nuevas tecnologías que podemos incorporar a nuestros sistemas de protección”, apunta Erimias. El plan es que el departamento crezca en los próximos años. En el cambio cultural que vive la empresa ocupa un lugar central la formación, a la que ha destinado tres millones de euros en el ejercicio 2019. “Estamos a la búsqueda continua de talento”, apunta Erimias. El objetivo es combinar la promoción de gente de la casa con la contratación de personas procedentes de otros sectores con nuevas capacidades. Sostiene el consejero delegado que el valor añadido de Securitas radica precisamente en una adecuada combinación de tecnología y vigilantes presenciales. La automatización de los procesos no ha supuesto merma alguna en la plantilla de la empresa, que ronda los 18.500 empleados, 80% hombres y 20% mujeres.
Filial del gigante sueco Securitas Seguridad España es filial al 100% de la multinacional sueca Securitas, que cotiza en Estocolmo. Fundada en 1934, es la mayor empresa de seguridad privada del mundo, con 370.000 empleados en 59 países y 150.000 clientes. En 2018 facturó 9.900 millones de euros. La división española, que se dedica exclusivamente a la seguridad para empresas e instituciones, aportó 531 millones a esa cifra y ostenta el 17% de cuota de mercado en España. Securitas segregó en 2006 su negocio de seguridad para particulares, Securitas Direct, y cinco años después lo vendió a la gestora de fondos Bain Capital. Tiene derecho a utilizar el nombre y el logo de Securitas, a pesar de no tener nada en común desde el punto de vista accionarial u operativo. La firma de private equity Hellman & Friedman adquirió a Bain en 2015 una participación de control en Securitas Direct.
Pese a los cambios ocurridos en los últimos años, Erimias cree que en la seguridad privada sigue habiendo un exceso de oferta poco cualificada y denuncia que algunas empresas tratan de competir con bajos precios que ofrecen esquivando la normativa laboral. Según la patronal Aproser, el sector tiene en España 1.500 empresas, el 85% de ellas con menos de 50 trabajadores. Entre todas facturaron 4.000 millones de euros en 2018, un 5,52% más que el año anterior.
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