Víctor Villalobos, malagueño nacido en Álora hace 43 años, defiende a capa y espada al guarda rural: un 'vigilante de seguridad de las fincas rústicas' con una formación específica para el ejercicio de sus funciones, inspeccionados y controlados por la Guardia Civil, que cuenta con 170 años de historia.
Esta figura la creó Fernando VI en 1748, quien nombró a los 'guardas de Campo y Monte' como los encargados de «denunciar a los taladores, causantes de incendios, e introductores de ganados plantíos». Debían ser personas de buen criterio, con prestigio entre su gente y que cuidara como suyo lo que era de los demás. Pero no fue hasta 1849, cuando Isabel II promulgó una Orden por la que se creaba el Guarderío Rural, tanto público como privado mediante una Real Orden fechada el 8 de noviembre de 1849, en la que se establecía un reglamento que regulaba a los guardas rurales publicado en el número 5581 de la Gaceta de Madrid. Actualmente, Víctor Villalobos señala que ejercen su labor en varios pueblos de la provincia, principalmente en cotos de caza y en campañas específicas como la de la aceituna, aunque le gustaría que los municipios apoyaran y confiaran más en esta figura para velar por la seguridad en el medio rural. Y es que, según asegura, «los robos en el campo han descendido en los pueblos que cuentan con guardas rurales».
- Se cumplen 170 años de este gremio y aún así puede decirse que son grandes desconocidos. ¿Cómo definiría la figura del guarda rural? Es cierto que somos unos desconocidos más aún ahora que el medio rural está desapareciendo y, aunque se ha puesto de moda su reivindicación, se olvidan de lo prioritario que es la seguridad en nuestros campos. Cada día se oyen oleada de robos o pequeños hurtos en nuestras tierras y, por desgracia, cada vez hay menos seguridad pública. Por ello, en muchos pueblos intentamos promover las guarderías rurales que trabajan en coordinación con la Guardia Civil o la Policía Nacional, según el volumen de las comarcas. Somos como vigilantes de seguridad, pero en todo lo que tenga que ver con el medio rural, y podemos proteger sitios claves que, por falta de funcionarios públicos, quizás estén desatendidos.
- ¿Dónde podéis desarrollar vuestro trabajo y qué tipo de control realizáis? En plantas fotovoltaicas, parques eólicos, bodegas, granjas animales, montes públicos o privados, campings, hípicas, cooperativas agrícolas, cotos de caza y, en general, las fincas rústicas y toda instalación que se encuentre en ellas. Estos servicios se pueden prestar con armas de fuego si la delegación o subdelegación de gobierno lo autoriza. Actuamos en vigilancia y seguridad contra robos, en la prevención y ayuda a la extinción de incendios forestales, en velar contra los delitos contra el medio ambiente y los relativos a la protección de la flora y fauna, el furtivismo, o en campañas puntuales como la de la aceituna, por poner algunos ejemplos. En este último caso, hay muchos robos a gran escala de bandas organizadas que estamos paralizando en los lugares donde estamos presentes. En los pueblos en los que nos tienen contratado, han descendido este tipo de delincuencia. Por ello, cada vez son más los ayuntamientos que optan por los guardas rurales para dar protección a ciertos lugares y en campañas específicas.
- Pero, ¿el trabajo del guarda rural se limita a proteger determinadas zonas a petición de los propietarios o los ayuntamientos también pueden requerir sus servicios? El guarda rural puede ser autónomo y ser un agricultor el que solicite su servicio para un día determinado día porque va a dejar su tractor o cajas de aceitunas y quiere que haya una vigilancia. O puede contratarlo un empresario que tiene una finca grande y quiere tener a un guarda rural en plantilla. O pueden trabajar para empresas de seguridad cuando el volumen de trabajo es muy grande. Los contratos en este caso se hacen a través de dichas empresas que para la seguridad en los medios rurales proponen a estos guardas formados específicamente para ello. Y los ayuntamientos, por supuesto, también pueden contratarlos por temporadas a través de subvenciones. Unas de las reclamaciones que realizamos a la Junta es que ofrezcan más ayudas, como ocurre en otras provincias como, Navarra, que las contemplan con el objetivo de incentivar este tipo de servicios.
- ¿Siempre actuáis en colaboración con la Guardia Civil y Policía? Nos coordinamos con las fuerzas de seguridad. Por ejemplo, cuando detectamos un robo, llamamos a la Guardia Civil o la Policía Nacional y detenemos a los sospechosos hasta la llegada de los agentes. También podemos poner denuncias administrativas que enviamos a Medio Ambiente, aportando las pruebas pertinentes, y es este organismo el que impone o no una sanción, sobre todo en los temas relacionados con el furtivismo, las épocas de fuera de veda o en los cupos de caza que marca el Gobierno Andaluz.
- Dentro de la Guardia Civil existen los llamados equipos Roca cuyo objetivo es aumentar la seguridad de las explotaciones agrícolas y ganaderas para frenar los hurtos y robos y las bandas organizadas. ¿No existe una duplicidad de funciones en relación a los guardas rurales? Hay que tener en cuenta que los grupos Roca, que actúan en la Axarquía, Valle del Guadalhorce y Antequera, cuentan con pocos efectivos para cubrir una extensión tan amplia. Así que asociaciones como Asaja, comunidades de regantes, urbanizaciones rurales, cotos de caza, agricultores, cooperativas agrícolas y ganaderas, cada vez piden más a los ayuntamientos que instalen un servicio de guardas rurales que ayuden a disminuir los robos en el campo, siguiendo el ejemplo de municipios que ya lo hacen, y proponen que los costes se sufragen con el dinero que los consistorios recaudan con los impuestos de bienes inmuebles urbanos y rústicos. En algunos casos, son los propios efectivos del equipo Roca los que se coordinan con los guardas rurales para vigilar extensiones con muchas hectáreas, como campos de olivo. De hecho, todos los años tenemos reuniones y asambleas con la Guardia Civil para fomentar el apoyo y ver cómo nos organizamos conjuntamente. Te podría mostrar algún vídeo en el que los propios guardias civiles reconocen nuestra labor, incluso sabemos que recomiendan a los ayuntamientos que contraten guardas rurales.
- ¿Os organizáis siempre en patrullas? Depende del tipo de contrato y el trabajo. Por ejemplo, en las campañas de recogida de aceitunas, donde la vigilancia se realiza casi siempre por la noche, sí vamos en patrullas. En otros casos, podemos prestar el servicio en solitario.
- Antes comentabas que entre las funciones del guarda rural se encuentra la prevención y ayuda a la extinción de incendios forestales. Si se trata de conatos, los apagamos porque llevamos extintores. Pero, si son de mayor envergadura, ayudamos a los bomberos proporcionándoles la información que necesiten. Los guardas rurales somos los que mejor conocemos los caminos rurales, aquellos que están cortados, cuáles pueden llevar a una ubicación exacta, los problemas de desbroce... En el tema de vertidos y escombros, damos parte a los ayuntamientos para atajar cuanto antes el problema.
- ¿Cuál es la formación que se precisa para ser guarda rural? Hay dos especialidades: guarda de caza y guardapesca marítimo, y los requisitos son los establecidos por la dirección general de la Guardia Civil. Hay que realizar unos cursos específicos homologados por el Ministerio de Interior con un número de horas concretas y superar unas pruebas de conocimientos teóricos-prácticos y de aptitud física. Además de cumplir requisitos tales como ser mayor de edad, tener el título de Educación Secundaria o no contar con antecedentes penales, entre otros, y obtener un certificado médico oficial y un psicotécnico que certifiquen que la persona se encuentra apta para la profesión.
- Así, de primeras, ¿qué actuación de envergadura se le viene a la cabeza en la haya intervenido personalmente? Hace poco en Yunquera, tuve que actuar en un coto en el que había perros asilvestrados que mataron 40 ovejas a un ganadero. He ayudado a coger a bandas organizadas que robaban aceitunas en Alameda y en Mollina. Y también trabajo en el control de los lobos. Los animalistas defienden que cada vez haya más, y a mí me encantan, pero hay que tenerlos controlados para que no acaben con las ovejas o vacas de los ganaderos. Para ellos, montamos patrullas que dan vueltas por las fincas y los lobos, al percibir la presencia de personas, normalmente no se acercan.
- ¿Son muchos los pueblos de Málaga que requieren vuestros servicios? Algunos. El Ayuntamiento de Mollina es pionero en la contratación de guardas rurales sobre todo en la época de la recogida de la aceituna. También en Alameda, Antequera, Villanueva de la Concepción, Villanueva de Algaidas y Cuevas de San Marcos. Sin embargo, en Álora, del que soy natural, le he propuesto al ayuntamiento que contrate a guardas rurales dado el gran mercado de cítricos que tiene y para el control de carreteras, aparcamientos y seguridad en el Caminito del Rey, pero por el momento nada.
- Y en su caso, ¿lo de hacerse guarda rural fue por vocación? Sí. Siempre me ha gustado el mundo rural, sobre todos los cotos de caza, porque soy cazador, y lejos de lo que pueda parecer y a pesar de la mala fama que tenemos últimamente, los cazadores, en su mayoría, son los que más cuidan el campo. Llevo 10 años en el gremio y, en la actualidad, estoy en el coto de Cañete la Real.
- Por lo que me cuenta, el guarda rural es una figura cercana a los vecinos. Hace años, el guarda rural era conocido por los vecinos de su pueblo. Con su sombrero y banda, velaba por la seguridad de su gente. Y, hoy en día, te siguen viendo como alguien cercano. A veces voy por caminos rurales en mal estado y los vecinos me piden que hable con el ayuntamiento. Tomo fotos y se las paso a la Policia Local. Del mismo modo, hay personas que me paran para decirme que hay animales que están pasando hambre. Recientemente, una mujer inglesa me llevó hasta donde había unos perros abandonados y desnutridos, llamé a la Policía Local y se los llevaron. Te ven cercano y todos los problemas rurales te lo comentan a ti y ese apego es bonito. Por ello, luchamos para que el Ministerio de Interior presione para que cada vez más se contraten a guardas rurales, con el conocimiento y formación necesarios. De este modo, este gremio no acabará desapareciendo. Hay muchas hectáreas que cubrir y muchos desconocen que pueden contar con nosotros.
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