Las ausencias generan un coste anual de casi 393 millones de euros que hace a las compañías reaccionar con servicios para sus plantillas
Los empleados reclaman a las empresas. Ya no solo quieren que se preocupen por sus condiciones laborales sino por su bienestar dentro y fuera del trabajo. Porque la creciente incertidumbre económica, la enorme carga laboral y el estrés a que se ven sometidos les están jugando malas pasadas. La pandemia ha sido un revulsivo para que los problemas de salud mental se visibilicen y también para reflejar la gran incidencia de trastornos como la ansiedad y la depresión en la población. De hecho, España es el mayor consumidor del mundo de ansiolíticos (benzodiacepinas como Valium u Orfidal, que el 11% de los españoles toma a diario contra la ansiedad y el insomnio), según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), dependiente de Naciones Unidas.
Por ello, las grandes empresas han pasado de ocuparse del bienestar físico de sus plantillas a centrarse en su bienestar emocional. No es para menos, ya que el 15% de los días de baja registrados en 2021 responden a enfermedades mentales, la segunda afección más relevante tras las musculoesqueléticas. Fremap ha dejado constancia del aumento de los trastornos psicológicos en los centros de trabajo en los últimos años. La mutua ha estudiado las bajas ocurridas entre 2015 y 2021 para concluir que actualmente el 6,5% del total se deben a afecciones mentales y de comportamiento, tras un aumento del 17,36% en ese periodo. Y un problema añadido: la duración media de las bajas se ha situado en casi 98 días (frente a los 67 de 2015), lo que supone un crecimiento cercano al 46% “y tres meses de ausencia en el trabajo, que afectan tanto al sistema empresarial como a la sociedad”, advierte Olga Merino, coordinadora regional de prevención en Fremap.
El año pasado el coste directo de estas 56.595 bajas fue de 373,4 millones de euros (incluye el pago por cotizaciones sociales de las empresas y los complementos, así como las prestaciones a la Seguridad Social que abonan las mutuas; sin incluir el importe de la atención clínica o de las sustituciones. No incorpora los gastos de la atención clínica ni los costes indirectos en que incurren las empresas con las sustituciones de los trabajadores de baja), indica. “Aunque las bajas nos permiten visibilizar la situación, no son más que la punta del iceberg del problema, pues hay que considerar que estas llegan al final, cuando las personas no aguantan más y no pueden desarrollar su actividad laboral”, avisa Merino. Para esta experta, “hasta que no llegó la covid las empresas eran reticentes a abordar los problemas de salud mental. Pero tras la pandemia se han sensibilizado y lanzado programas o contrantado servicios de atención psicológica para prevenirlos. Ahora la salud emocional de las plantillas se ha convertido en una prioridad para muchas compañías”.
AfforHealth es una consultora que lleva 12 años trabajando en salud preventiva y psicoeducación en más de 200 empresas y lo nota. Su directora general, Anabel Fernández Fornelino, asegura que desde que irrumpió la covid-19 las consultas en las compañías que tenían contratado su servicio de atención psicológica online 24 horas durante los 7 días de la semana se han triplicado. “Es brutal”, dice. “La pandemia nos ha demostrado que no estamos preparados para vivir en la adversidad. La gente está agotada mentalmente y tiene niveles de estrés muy altos”, admite Belén Viscasillas, directora de Salud y Bienestar de Ferrovial, que el año próximo pondrá en marcha en España este servicio psicológico, que ya tiene disponible en Estados Unidos y el Reino Unido. “Los empleados lo piden. Se detecta mucho hartazgo entre ellos, hay mucha gente quemada”, reconoce. Ferrovial sí ha dotado a sus plantillas de recursos para gestionar emociones, desestigmatizar los temas de salud mental con talleres para prevenir el estrés, el suicidio o la depresión, así como para gestionar la carga laboral, hacer buen uso de la tecnología o frente al acoso.
150 acciones Aqualia, con 6.500 empleados en España, puso en marcha un programa de atención psicológica online para la plantilla en 2019 tras comenzar a analizar los riesgos psicosociales tres o cuatro años antes. Pero fue tras la covid cuando se dio cuenta de la importancia que habían adquirido los problemas de salud mental en los equipos y decidió reforzar sus acciones, relata Pascual Capmany, su director de Salud y Bienestar. En 2021, el 5% de las bajas registradas, que suponían el 9% del absentismo laboral, tenían este origen. La empresa del grupo FCC formó a 40 personas para poder acometer intervenciones rápidas, implementó una gran actividad divulgativa e introdujo talleres de resolución de conflictos, formación ante casos de suicidio, gestión de las emociones, técnicas de relajación, mejora de la autoestima, gestión de la energía y el tiempo de trabajo... un amplio abanico de temáticas que se suman a la promoción de los hábitos saludables y de bienestar, explica Capmany, como los talleres para dejar de fumar o adelgazar, que paga la compañía, dice.
En lo que va de año se han realizado más de 150 eventos sobre hábitos saludables y bienestar en Aqualia. “Antes la salud mental no estaba entre las prioridades de la compañía, pero tras la covid sí. El fondo ético australiano IFM, propietario junto a Carlos Slim del capital, ejerce presión en este sentido”, admite el directivo, que desde entonces aprecia un descenso de los accidentes laborales. En Mahou San Miguel también detectaron antes de la pandemia que el aumento del absentismo laboral tenía que ver con problemas emocionales, explica Ana Ávila, directora de Salud y Prevención de la compañía con 4.000 empleados en España, y lanzaron un programa de apoyo psicológico por internet que “tras la pandemia se utiliza más”. Entre el 15% y el 18% de la plantilla lo usa. Además, la cervecera ha incorporado en los reconocimientos de salud anuales de sus empleados un pequeño test de carácter preventivo para identificar problemas de estrés y ansiedad ante los que pone en marcha sesiones de información, talleres y un servicio psicológico personalizado.
En los laboratorios Esteve, más de 2.000 empleados, lanzaron el servicio psicológico con la irrupción de la covid. Pero a la vista de su escaso uso, decidieron eliminarlo para centrarse en una campaña de sensibilización sobre la salud emocional, que han implementado este año “porque nos dimos cuenta de que la gente no utiliza la ayuda psicológica hasta que no se vence la barrera de hablar de salud emocional en el trabajo, de normalizar el tema”, explica Isabel Robles, su directora global de Seguridad, Salud y Medio Ambiente. El laboratorio ha desplegado vídeos y píldoras formativas para conseguirlo. La de mayor éxito, la que diferencia entre ansiedad y estrés y da recetas para vencerlos.
Ahora su propósito es lanzar un plan integral de salud tras escuchar a los empleados. Porque, como dijo Eva Carmona, responsable de Bienestar Corporativo de Leroy Merlin en un desayuno titulado El fashion wellbeing ha muerto organizado por Deusto Business School: “El bienestar es el tema del momento. Los empleados lo demandan y las empresas no somos tontas y vemos que genera beneficios”. También la empresa del bricolaje prepara una estrategia en este ámbito que incluirá atención psicológica a partir del año que viene. Los beneficios de lanzar programas de bienestar en las organizaciones se recogen a medio plazo, con una plantilla más motivada y con mayores ganas de trabajar, según el profesor de Deusto Jon Segovia. El docente se queja de la gente que dice que su vida personal no tiene nada que ver con la laboral, ¿cómo que no?, se pregunta. “Tu vida influye en el trabajo”.
Cambiar la forma de evaluar La ley exige desde 1995 a todas las empresas españolas una evaluación periódica de los riesgos a los que se ven sometidas sus plantillas, entre ellos los psicosociales. La Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo asegura en su última encuesta que el 94% de las compañías españolas realiza estos análisis para introducir medidas preventivas posteriormente, al menos en el caso de las grandes corporaciones.
“Para poder actuar hay que poder medir”, aprecia Jorge Tubío, director general de la asociación empresarial PRLInnovación especializada en prevención, “y los instrumentos actuales están desfasados porque no discriminan por sectores ni puestos de trabajo”. Esta asociación se ha embarcado junto a la consultora AfforHealth, un grupo de investigación de la Universidad de Barcelona y unas 50 empresas en el desarrollo de una nueva herramienta denominada MentallyLab para analizar los riesgos psicosociales. “Todo el proceso se hará con aplicativos informáticos y baremos por sectores”, indica Joan Guárdia, rector de la universidad y líder del equipo investigador. Es un cuestionario breve que los trabajadores cumplimentan por internet en apenas 10 minutos de forma anónima y que estará disponible en 2023. “Aspiramos a que se convierta en el nuevo test para medir los riesgos psicosociales en las empresas”, señala Tubío.
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