“Estamos vendidos”
Solo hay 3 vigilantes de seguridad para atender un centro con casi 200 menores; tras la algarada del viernes no ha habido refuerzo ni presencia policial.
“Estamos vendidos”. Así se expresa el delegado de los trabajadores de seguridad y miembro del Comité de Empresa de Prosegur por UGT-Ceuta tras los incidentes ocurridos en la noche del viernes en el centro de Piniers que dejó a varias personas heridas: menores, trabajadores de Cruz Roja y de la seguridad privada. A pesar de lo ocurrido no se ha ordenado aumento alguno de vigilantes ni, tampoco, presencia de la Policía que es lo que este sector reclama.
Solo hay tres vigilantes por turno para hacerse cargo de un centro habitado por casi 200 menores, en donde cuando se produce un conflicto “no damos abasto” y se encuentran expuestos a sufrir cualquier agresión. Y los partes de incidencias no hacen sino aumentar: a un vigilante le golpearon en el pómulo, a otro le agredieron por la espalda… y ya ni se cuentan los insultos y amenazas. Los ataques a compañeros también son sufridos por trabajadores de Cruz Roja y por los propios menores, tres de ellos resultaron heridos al querer mediar el pasado viernes.
El delegado de los trabajadores reclama que haya Policía fija a las puertas de Piniers, igual que ya existe en ‘La Esperanza’ en donde hay un agente permanente. Reclaman más autoridad porque los vigilantes acuden a trabajar con inquietud y temor ya que la situación en el centro cada vez va a peor. A pesar de lo ocurrido el viernes, ni se ha aumentado la presencia de vigilantes ni se ha dispuesto vigilancia permanente.
El entorno del centro tampoco ayuda, no hay un vallado en condiciones, un perímetro de seguridad que evite las fugas o que el centro “sea un coladero”. Esto provoca que no puede ejercerse un control adecuado y correcto de lo que sucede en el propio albergue temporal. Se reclama seguridad para los vigilantes y el personal de la Cruz Roja, pero también para los propios menores que entran en conflicto permanente con personas del Príncipe. De hecho algunos temen salir del centro, rechazan aprovechar la hora del paseo y ha habido casos de agresiones ya que hace unos días a uno de los menores le rompieron la nariz. Los conflictos son provocados por un número concreto de internos, no por todos, pero las víctimas se generalizan porque habiendo una algarada, las consecuencias terminan pagándolas todos.
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