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23 de noviembre de 2017

Las "manzanas podridas" de la seguridad privada


Las empresas piratas son de lo peor que ha podido sucederle al sector de la seguridad privada

Un sector de por sí ya bastante machacado como para que este tipo de mercantiles a lo "low cost" lo acaben nrematando. Un verdadero cáncer que está pudriendo por dentro la maltrecha salud de la seguridad privada

Es verdad, nuestro sector ha ido navegando entre aguas turbulentas durante mucho tiempo, manejándose en unos parámetros de "contención salarial controlada" en lo que se refería a las nóminas de sus trabajadores, que apenas superaban la barrera que marcaba el nivel de los mileuristas con aquellos que ni siquiera llegaban a este tope. Ya por entonces se decía que no era razonable que un auténtico agente de seguridad privada tuviese este tipo de retribuciones tan bajas, nada acorde con la responsabilidad y peligrosidad que se asumían en el día a día de nuestra profesión.

Pero nadie hacía preveer los efectos tan negativos que traería para nuestra profesión la entrada en vigor de la última reforma laboral aprobada por el gobierno. De golpe y porrazo, empezaron a proliferar como setas una serie de empresuchas, a la cual peor, que se sacaban de la manga de un día para otro un convenio de empresa firmado por cuatro desalmados, y que ponían al pie de los caballos a todos sus trabajadores, y lo que era lo peor, a otros que en el futuro fuesen subrogados. Como era de suponer, este tipo de empresas piratas con sus convenios basuras bajo el brazo, con unas tablas salariales que rebajaban los ya deplorables sueldos del personal de seguridad privada, se han ido haciendo con un trozo nada desdeñable del negocio. Se calcula que 2 de cada 10 vigilantes de seguridad trabajan ya en empresas piratas.

Las empresas piratas son las manzanas podridas de la seguridad privada. Veneno puro para la salud de un sector que da trabajo a cerca de 100.000 trabajadores. Y todo ello con la complicidad de nuestros políticos y gobernantes, que no han dudado en ponerles en bandeja una autentica autovía para que circulen por ella legalmente empresas de mala calaña que son el máximo exponente de la esclavitud laboral en pleno siglo XXI. Ahora, cuando el hedor de esta podredumbre es ya una alarma social, haber quién arregla de verdad este desaguisado.

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