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22 de julio de 2019

BIZKAIA: Santurtzi ofrece un servicio de acompañamiento para evitar riesgos sexuales a las mujeres durante las fiestas


No temas, la policía municipal te acerca a casa de madrugada

Irene y Carmen tienen 16 y 12 años. Es noche de luna llena en Santurtzi (Bizkaia) y faltan pocos minutos para que den las dos de la mañana; la ciudad está de fiestas. Ha terminado el concierto de los grupos EraBatera y Sidecar y ellas tienen que volver a casa.

Son vecinas, viven en el barrio de Kabieces, a unos dos kilómetros del recinto festivo, donde sigue el bullicio y aún se distingue el colorido de las luces de las ferias. Irene y Carmen esperan, junto a otras chicas, a una pareja de la Guardia Local que les acercará hasta el portal de su casa. “No nos atrevemos a ir solas, es peligroso”, dice la mayor. Van a utilizar el servicio de acompañamiento nocturno a domicilio que el Ayuntamiento ofrece durante las fiestas patronales para proteger a sus vecinos de posibles agresiones sexuales, intimidaciones o situaciones de riesgo.

“Es muy triste que haya que andar así, pero yo no me atrevería a ir sola hasta el coche”, dice una joven de 24 años de Zamudio. “Tendría que ser al revés. Los policías deberían controlar más a los agresores y ofrecer más seguridad en las calles, pero como eso no pasa tenemos que ir escoltadas”, añade. Juan Núñez, jefe de la Policía Municipal de Santurtzi, y el guardia Xabi salen a pie con el primer grupo -todas mujeres, solo una mayor de edad- hasta un microbús de 22 plazas que les irá dejando en su destino. Uno de los guardias acompaña a la joven hasta el portal de casa y espera a que escuche su voz a través del portero automático y le confirma que está en casa: “Tenemos que comprobar que está completamente a salvo y que en el trayecto del portal a su casa no ha sufrido ningún percance”, explica Núñez. La operación se repite varias veces durante la noche. El servicio está abierto de 2.00 a 6.00 de la mañana. El Ayuntamiento de Santurtzi (45.700 habitantes) pretende con esta iniciativa “evitar que personas menores de edad puedan verse involucradas en situaciones de peligro, sobre todo en los casos de mujeres que viven en zonas alejadas y pueden ser víctimas de amenazas, proposiciones o insinuaciones desagradables o situaciones violentas”, expone el concejal de Cultura, Danel Bringas. En los nueve días de fiestas se ha atendido a 220 personas, según el balance dado a conocer este lunes por el Consistorio.

El servicio se puso en marcha por primera vez el año pasado. Se atendieron a 388 personas, el 57% menores de edad y casi todas mujeres (el 97,5%). Se hizo a través de una empresa, Lagun, que empleó personal auxiliar y todos los desplazamientos eran a pie. En los nueve días de fiesta se se hicieron unos 500 kilómetros en estas labores de desplazamientos. “Un compañero llegó a perder 10 kilos”, señala Maite, que de las usuaria este año repite aunque haciendo otras labores. Ella se encarga de tomar las inicialess, su edad, la dirección donde viven las mujeres y el motivo por el que quieren ser acompañadas. “Yo tengo que ir a casa con los municipales, si no mi madre no me deja salir de noche”, asegura Carolina, menor de edad. Maite enumera los motivos que aduce la mayoría: “Casi todas vienen porque no quieren ir solas, también por miedo, porque viven lejos o por mandato de sus padres”.

“A partir de cierta hora esto es un desmadre. La gente no sabe qué hacer y te puede pasar cualquier cosa”, comenta otra usuaria que vive en Mamariga. Este barrio, San Juan, la zona de Mendi Alde, o Kabieces y Cuetos, ya camino al monte Serantes, son los principales destinos demandados. Son zonas por las que estas chicas irían indefensas. “El microbús ha facilitado mucho el trabajo”, dice el jefe de los guardias, que también ha conocido algún caso de picaresca: “Nosotros no somos un servicio de taxi, estamos ayudando a personas que se sienten vulnerables”. A una niña menor de 13 años que viene sola no se le podría atender, pero Maite explica que "cuando esto ocurre, llamamos a sus padres para comunicarles que se les va a acompañar. Nadie se queda sin ayuda".

Los Cármenes de Santurtzi son nueve días seguidos de fiesta, que concluyeron este fin de semana. El recinto de conciertos ha llegado a acoger a 300.000 personas algunas noches. “Nadie está libre de que le ocurra algo entre tanta gente. El primer día de fiesta hubo un arrestado por tocamientos. No ha vuelto a ocurrir nada”, afirma Bringas. Cada noche el microbús, donde también viaja un vigilante de seguridad junto con los policías municipales, realiza unas siete salidas. Una niña ha pedido el servicio todas las noches porque para ir a casa, dice, tiene que pasar por “calles sin iluminación”. “Hacéis bien en coger el bus, así no os pasará lo que viví yo”, les recomienda una joven de 34 años que no quiere dar su nombre ni detalles de aquel episodio sucedido en la cercana Barakaldo.

Cuatro jóvenes varones de 22 y 23 años toman camino hacia sus casas por su cuenta. Ya son casi las 3.00 de la madrugada. No van custodiados por los agentes: “Nosotros vamos solos, no creo que nos pase nada. ¿El servicio de acompañamiento? Está muy bien porque últimamente se oyen cosas terribles contra las chicas”, afirma uno de ellos. “No pretendemos ser un modelo para nadie”, afirma el jefe de los guardias, pero la realidad ha dicho lo contrario. La experiencia se ha replicado en Sestao y Leioa, también en Bizkaia. El Ayuntamiento de Jerez de la Frontera (Cádiz) ha contratado para la feria de este año, en mayo pasado, a la empresa Lagun que en el verano de 2018 realizó las labores de acompañamiento en Santurtzi. En la localidad gaditana 233 mujeres fueron acompañadas hasta sus casas por estas brigadas durante las noches de fiesta.

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