Noticias Destacadas SPV Sevilla


29 de julio de 2019

Crisis en Ombuds: “Dos meses sin cobrar y sigo viniendo a jugarme la cara al Metro”

Los vigilantes de la línea 7 y 9 de Metro de Madrid siguen acudiendo a sus puestos de trabajo a la espera de que la Comunidad de Madrid haga oficial la rescisión del contrato con la empresa y nombre a la empresa que asuma sus nóminas

Por el Metro de Madrid transitan dos millones y medio de personas al día. Un tráfico de pasajeros que deben vigilar las cuatro empresas que se reparten las 12 líneas que componen la red de la capital. Ombuds es la firma de seguridad responsable de garantizar la seguridad de las cocheras, la línea 7 y la 9 con sus 450 trabajadores. Una plantilla que no ha cobrado sus nómina de junio, ni su paga extra de verano y tampoco espera ingresar esta semana su salario de julio. 

"Llevo dos meses sin cobrar y sigo viniendo a jugarme la cara al Metro de Madrid todas las mañanas", manifiesta un vigilante con más de diez años en estas vías. "Cuando yo empecé había un vigilante por cada estación, más los compañeros que iban en el vagón. Ahora, los recortes han provocado que el personal sea el mínimo y esté peor pagado", detalla.  El sueldo base de un trabajador de Ombuds en el Metro de Madrid es de 900 euros. Esta mensualidad puede rondar los 1.150 euros en ciertos empleados que incorporan pluses de antiguos acuerdos con otras empresas que realizaban este servicio. "Estos extras de la nómina se incorporaron por la peligrosidad que tiene el realizar un servicio de seguridad en esta infraestructura", afirma este mismo trabajador. 

Su compañero de patrulla matiza que él no ha vivido ningún ataque ni recuerda a ningún compañero que haya sido agredido en el último año, pero reconoce que existen momentos de riesgo en este trabajo. "La semana pasada me intentaron golpear al frenar a un hombre que estaba maltratando a su pareja y los borrachos de los domingos no son especialmente amables", destaca este trabajador con siete años de experiencia en este empleo. "Todo ello mientras no cobras. Esta situación me ha pillado en un momento muy delicado y me he tenido que ir a vivir con mis hijos", añade. Los trabajadores de Ombuds insisten en que ellos siguen acudiendo a todas las incidencias que les alertan desde la central de Metro de Madrid. "Sí es cierto que, en la operativa diaria, bajas el ritmo y te pasas más tiempo del debido en el vestuario o aumentas tu tiempo de descanso, es imposible trabajar igual que hace unos meses", asegura este veterano vigilante.

Estos trabajadores defienden que necesitan realizar su actividad con "cierta tranquilidad mental" para poder identificar a los carteristas o afrontar momentos traumáticos como son los repetidos suicidios que se producen en las líneas del Metro de Madrid. "Estas tragedias no salen en los medios de comunicación, pero son sucesos que la mayoría de trabajadores, desafortunadamente, hemos tenido que vivir", manifiestan. 

¿Ir a la huelga? Estos vigilantes protestan por la escasa información que tienen sobre la situación y el desconocimiento que tienen sobre su futuro. Metro de Madrid anunció que ha multado a Ombuds por este impago a la plantilla y su contrato se rescindirá de manera inmediata. "La empresa que tome el relevo debe, por ley, asumir la totalidad de la plantilla y la deuda. Un escenario que dificulta el remplazo de Ombuds y que puede hacer que Metro rescinda el contrato sin sustituto", alertan los propios trabajadores. Esta alternativa sería terrorífico para los trabajadores, ya que se verían en la calle de forma inmediata. "Confiamos en que Metro de Madrid no tome esta terrible decisión", informan un vigilante. Ante este escenario, los trabajadores sondean la posibilidad de convocar una huelga y movilizarse para hacer notoria su crítica situación. La mayoría de ellos no comparte este opción por el miedo a perder 'la chapa' (la acreditación que les autoriza como vigilante). 

Estos trabajadores señalan, junto a la dirección de Ombuds y Metro de Madrid, a los sindicatos como los responsables de esta situación. "Nuestros sindicatos están a guantazos y, no es momento para barrer para casa, esta situación reclama unidad", denuncia un vigilante de la línea 7. Estos vigilantes están representados por un cerca de ocho sindicatos, donde existen dos claros bandos: los dos grandes (UGT y CCOO) y los pequeños (donde destaca Alternativa Sindical y USO). Los primeros son partidarios de mantener la calma para lograr un consenso que salve los puestos de trabajo, los segundos apuestan por las demandas y la movilización. 

Pero ninguno de los vigilantes con los que ha hablado este medio quiere ruido, su objetivo es una solución inmediata para una situación que es más que desesperada. La mayoría de ellos superan los 40 años, tienen familiares a su cargo y muchas facturas que pagar. "Yo vivo solo y mi situación no es tan crítica como la de otros compañeros, pero llegan ahora las vacaciones y si no logro que me paguen los 3.000 euros que me deben no me puedo ir ni a la piscina municipal", se resigna este vigilante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario