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30 de julio de 2019

Cámaras que facilitan aún más el trabajo de los vigilantes, así se ve la seguridad del futuro

Imagen relacionadaLas cámaras ahora pueden entrenarse para detectar miles de situaciones anómalas, por lo que dejará de ser necesario que un vigilante esté durante toda su jornada laboral pendiente de una pantalla.


Helmuth Obilcnik es el presidente para Colombia y Perú de la compañía Bosch, marca tecnológica de la que depende el sistema de vigilancia integrado por cámaras que tienen los principales aeropuertos de Colombia. En entrevista con El Espectador, el directivo explicó la tecnología que hay detrás de los ojos artificiales que vigilan a millones de personas en aeropuertos masivos de todo el mundo. “En realidad, lo importante no es tanto la cámara sino la inteligencia de esa cámara”, asegura Obilcnik al señalar que los dispositivos modernos están entrenados para reconocer circunstancias anómalas que sean motivo de generar una alerta, como por ejemplo, identificar cuándo en una sala hay presencia de fuego. 

Pero esta es una de las 1.500 situaciones que, en teoría, una cámara armada con una inteligencia podría identificar. En sí la magia está en el software que interpreta la información que recoge el lente y, con base en el entrenamiento previamente establecido, puede identificar cuándo algo se está saliendo de lo normal, como una maleta sin dueño en un aeropuerto, por ejemplo.  Entendiendo que cada edificación donde se encuentra la cámara tiene sus propias necesidades, es decir, las situaciones alarmantes no son las mismas en un aeropuerto que en un estadio deportivo, cada propietario tiene la posibilidad de entrenar las cámaras para que detecten ciertos comportamientos.

Lo anterior se traduce en que será cosa del pasado que los vigilantes estén atentos la mayoría de sus jornadas laborales a lo que registran las cámaras de seguridad. Estos dispositivos ahora emitirán alertas cuando detecten que algo que previamente se le haya enseñado como incorrecto. Uno de los temas más populares en la actualidad es el reconocimiento facial y, aunque Bosch aún no integra esa tecnología, sí reconoce que su competencia ya registra adelantos en esta materia que van más allá de detectar sospechosos basados en sus rasgos faciales. “Estas cámaras incluso tienen sensores que miran si una persona tiene una temperatura corporal fuera de lo normal para determinar si está nerviosa”, explica Obilcnik.

Por lo pronto, estas tecnologías son demasiado costosas para estar en una casa, en lo que se nomina como ‘Hogares Inteligentes’. No obstante, Obilcnik no descarta que en el futuro estos adelantos puedan abaratarse y así llegar a democratizarse.  De hecho, ya existen cámaras inteligentes, no con todo el desarrollo que tiene una cámara de aeropuerto, pero que sí pueden llegar a ser eficientes en la seguridad de un hogar, con detectores de movimiento, por ejemplo, para determinar si un extraño ha ingresado a la propiedad y enviar una imagen del presunto ladrón al celular del propietario. En El Espectador hemos hablado sobre la existencia de estas máquinas y los eventuales peligros que puede representar, por irónico que suene, a la seguridad de sus propietarios.

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