¡No estoy solo!
Esta madrugada estaba escuchando en la radio el programa de “El Pulpo”, Carlos Moreno, “Poniendo las calles” y una vez más me he dado cuenta de las distintas realidades que vivimos.
Un sinfín de personas llaman a las 5h de la mañana para decir que ellos le escuchan, que están trabajando y que les encanta saber que no están solos. El Pulpo, este entrañable periodista que lleva décadas en La Cope, mientras otros duermen, va narrando la vida de las personas que van escribiéndole y llamándole a su programa, transportistas, enfermeras, celadores, panaderos, fruteros, vigilantes de seguridad, recepcionistas de hotel, barrenderos y muchísimos otros profesionales que mientras que otros duermen, velan por nuestra seguridad y nuestro cuidado. Son seres humanos que viven de otra manera, tienen otras vidas y trabajan mientras el resto duermen.
Es entrañable oír al Pulpo, nombrar a las personas y el lugar de donde llaman: Paco, taxista de Sevilla, Francisca Asistente de Badajoz, Carmen frutera de Leganés…. Y así va relatando lo que sus oyentes le transmiten, lo que sienten y hacen mientras otros duermen. Tenemos la sensación de que solo hay una vida, una forma de estar en el mundo y de vivir, pero no es así. Hay muchas maneras de posicionarnos en este mundo, de vivir, de estar vivos.
Hay quien descansa mientras otros trabajan, quien cuida, quien mima, quien protege y el que simplemente no puede dormir porque los problemas no les dejan hacerlo. Luego estamos el resto, los que siempre hemos dormido poco, a los que nos gusta madrugar, como es mi caso, “poner las calles”, porque la vida desde este lado se ve de otro color, desde otro prisma. Cuando la ciudad se calla, cuando aún no se ha despertado, en el silencia de las calles, yo encuentro la inspiración para escribir, para trabajar, sin el infernal sonido del teléfono y el bullicio del mundo.
Como yo muchas personas lo hacen, madres que se levantan a realizar los quehaceres del día, preparar desayunos, cocinar o limpiar, antes de ir a trabajar, o simplemente personas que madrugan para sustituir en esos turnos nocturnos a sus compañeros y deben estar a las 7 u 8 h de la mañana. Existen otras vidas, aunque no las vivimos, aunque no las veamos. Vidas que viven otras realidades, otras alegrías y otras tristezas, una manera distinta de estar en el mundo. Cuando pienses que solo a ti te pasan las cosas, que no hay nadie más con problemas y que toda la maldad del mundo recae sobre ti, levántate y pon la radio y escucha a “otras vidas”, a otras personas, porque seguramente, ya no sentirás que estás tan solo.
Siempre hay alguien como tú, que padece como tú, sufre más que tú o es capaz de gestionar su vida mejor que tú. Haz el ejercicio de ver más allá de ti y escucha de vez en cuando “poniendo las calles”, tal vez dejes de lastimarte y de darte pena y comiences a ver que otro mundo es posible y que está empezando en este mismo instante.
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