La empresa está obligada ahora a pagar una indemnización de 215.000 euros
Alice Thompson no dudó en declararle la guerra a su empresa y ha salido ganando. Todo ello por una petición denegada a la hora de trabajar menos horas y poder así recoger a su hija de la guardería.
Empleada en una inmobiliaria de Reino Unido, acabó renunciando después del trato poco comprensivo de su jefe ante una necesidad que le había surgido a la hora de conciliar trabajo con la vida familiar. Según recoge Clarín, pidió salir más temprano para buscar a su hija, cuya guardería estaba a una hora de distancia. De hecho, Alice Thompson daba por hecho y aceptaba una reducción de sueldo por ello, aunque ni eso. Su jefe rechazó la petición al sospechar que eso tendría un «efecto perjudicial en la capacidad de satisfacer la demanda de los clientes», según recoge Metro.co.uk.
Como recursos humanos tampoco respondía, la trabajadora renunció a su puesto de trabajo y demandó a la empresa por «discriminación y acoso laboral». Un tribunal local le dio la razón más adelante, obligando a la compañía a indemnizar a su antigua empleada con 184.000 libras aproximadamente (alrededor de 215.000 euros).
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