La segunda jornada de la huelga indefinida de los trabajadores de Trablisa trascurre sin incidentes.
La segunda jornada de huelga de los trabajadores de Trablisa, la empresa que se encarga de los controles de seguridad en el Aeropuerto de Barcelona-El Prat, transcurre con calma. La mañana ha arrancado con más afluencia de viajeros de la habitual para un sábado de agosto, pero las esperas han sido menores a diez minutos. Actualmente, la situación en el Aeropuerto de Barcelona es de normalidad, a pesar de la huelga, con entre 10 y 15 minutos de espera en la T1 y alrededor de 5 en la T2.
La "fluidez", como han dicho algunos viajeros esta mañana, con la que se desarrolla el día se debe en parte a una menor previsión de pasajeros(160.000, 25.000 menos que el viernes) y a que han acudido con suficiente tiempo de antelación al aeropuerto. Las autoridades no esperan mayores complicaciones en ninguna de las terminales para la jornada más allá de fluctuaciones puntuales en el volumen de pasajeros que se acerquen a los puntos de acceso. Para los vigilantes de seguridad, sin embargo, el desarrollo de su segundo día de paros no está siendo el deseado: "Hay menos colas en un día de huelga que en uno normal", ha señalado la presidenta del comité de empresa de Trablisa, Genoveva Sierra, como crítica a la fijación de un 90% de servicios mínimos. Este nivel de servicios mínimos hace que "realmente no haya huelga", ha subrayado.
Los trabajadores de Trablisa han iniciado esta huelga indefinida para reclamar mejoras salariales y laborales, como el pago de un euro adicional por hora trabajada para compensar la sobrecarga de trabajo. Es el segundo paro que afronta el aeródromo barcelonés en menos de dos semanas, después de la protesta que protagonizó el personal de tierra de Iberia a finales de julio. Sierra, presidenta del comité de empresa de Trablisa, también ha criticado que los empleados están trabajando con mucha presión, que están siendo más vigilados que el resto del año y que les obligan a cambiar su modo de trabajar. "Durante el año tenemos unos protocolos y unos tiempos, que si no cumplimos nos castigan, y justo cuando hay una huelga esto se nos cambia", ha criticado Sierra. A pesar del poco impacto del paro, ha afirmado que la plantilla mantendrá la huelga indefinida y confía en que la dirección de Trablisa "reaccionará" y se sentará a negociar.
La primera jornada de paros se saldó con retrasos de menos de una hora en los controles y sin incidentes remarcables. La planificación de los viajeros, que llegaron con antelación al aeropuerto, y el cumplimiento de los servicios mínimos (fijados en un 90% del personal por la Delegación del Gobierno en Cataluña) facilitaron el acceso a la zona de embarque. En este sentido, Fidel Gómez, del comité de huelga de Trablisa, denunció este viernes que los filtros de seguridad han funcionado con cinco vigilantes, solo uno menos del que establece la licitación. "Han preferido reducir la gente en los filtros y abrir más para dar más velocidad de paso", ha explicado el representante sindical, que ha advertido de que esta reducción puede afectar a la seguridad del aeropuerto.
Es la segunda vez que los trabajadores de seguridad declaran la huelga: en 2017 también se produjo conflicto con los vigilantes, entonces trabajadores de Eulen, aunque, reconocen, las condiciones han mejorado desde entonces. La falta de acuerdo entre las partes forzó la intervención del Consejo de Ministros y la crisis acabó con un laudo de obligado cumplimiento. En esta ocasión, las negociaciones también se prevén complicadas ya que sus posturas están muy alejadas. Por parte de Trablisa se prevé retomar el diálogo la próxima semana, aunque sostiene que esta huelga es "ilegal" ya que uno de los temas discutidos, los pluses de productividad, está ya en manos del Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA). La compañía ha pedido a sus trabajadores que vuelvan a la mesa de negociación y desconvoquen estos paros.
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