Homicidio en grado de tentativa, daños, atentado, lesiones y tenencia ilícita de armas. Son los delitos por los que ha sido condenado un joven que apuñaló a un vigilante de seguridad de la estación de Sant Vicenç de Calders. La Audiencia Provincial de Tarragona ha impuesto a E.C.S. tres años y medio de prisión y el pago de una multa de 627 euros. Además, tendrá que indemnizar a Renfe con 4.231,03 euros por los daños ocasionados en uno de los vagones, 150 euros al vigilante por las lesiones sufridas, 250 a uno de los mossos y 20,77 euros a la Generalitat por los daños en el pantalón del agente.
La sentencia también condena a otro agresor, G.C.P., a medio año de prisión por un delito de atentado y multa de 90 euros por un delito leve de lesiones. Y en concepto de responsabilidad civil tendrá que abonar a uno de los vigilantes con 960 euros por las lesiones. Es el acuerdo de conformidad al que llegaron el fiscal, las dos defensas y la acusación particular –Renfe– antes de la celebración de la vista oral en la Sección Cuarta de la Audiencia de Tarragona. La sentencia recoge que los dos condenados subieron –en compañía de un tercero, menor de edad– a un tren de Rodalies en la estación de Vilanova i la Geltrú a las tres de la tarde del 3 de noviembre de 2016. Su destino era Sant Vicenç de Calders. Como ninguno de ellos había comprado billete, en un momento determinado se escondieron en el lavabo de un vagón. Allí, E.C.S. y el menor de edad golpearon con patadas el mobiliario del baño, causando numerosos destrozos.
Cuando llegaron a la estación de Sant Vicenç, dos vigilantes de seguridad se dirigieron hacia el grupo para identificar a los sospechosos como consecuencia del aviso recibido por el revisor. Cuando llegaron, E.C.S. ya había subido al ascensor del cambio de vía. Pudieron interceptar al menor y a G.C.P. Tras preguntarles por los desperfectos del lavabo, estos dos últimos comenzaron a correr, saltando las vías, siendo perseguidos por los vigilantes de seguridad. En el andén de la vía 1-3, uno de los vigilantes logró atrapar a G.C.P., el cual comenzó a pegarle puñetazos y patadas, llegando a caer ambos al suelo. Ante ello, el otro vigilante acudió en ayuda de su compañero, intentando inmovilizar al agresor agarrándolo por detrás, lo que aprovechó el joven para quitarle la defensa extensible. Simultáneamente, E.C.S. y el menor se habían posicionado en la vía 5-7, justo enfrente. Mientras el menor lanzaba piedras al vigilante, E.C.S. les gritaba: «Hijos de puta, maricones de mierda, no tenéis huevos». Acto seguido, los dos jóvenes acudieron al arcén donde se encontraba su amigo, reducido.
Un puñal Mientras el vigilante estaba de cuclillas reteniendo al joven –que estaba en el suelo–, E.C.S. apareció por detrás. Sacó de la manga del jersey un puñal de 7,5 centímetros –que llevaba atado a la muñeca– y lo colocó en el cuello del vigilante mientras le decía: «Que lo sueltes. O lo soltáis o le pincho». El vigilante reaccionó rápidamente apartando la mano del agresor. Ante ello, este hizo un movimiento con el brazo, recogió el puñal y lo lanzó con la mano bruscamente directo al pecho del vigilante. Se lo clavó a la altura del bolsillo izquierdo de la camisa. El arma blanca impactó en la carcasa de su teléfono móvil, evitando que resultara herido en la zona del corazón. A raíz del ataque, el vigilante se desplomó sobre el suelo, mientras el atacante le decía: «Ves, te he pinchado, te jodes».
Casas abandonadas Los dos acusados y el menor huyeron del lugar, en dirección a las casas abandonadas situadas en la calle Gavina. Allí, los Mossos d’Esquadra encontraron a los dos condenados. Manifestaron que el menor se había escondido en otra de las viviendas. Cuando los policías se dirigieron con los acusados en busca del tercer joven, los ahora condenados empujaron a uno de los agentes y lo golpearon contra la pared para intentar escapar. Uno se resistió activamente, llegando los acusados a caer al suelo. Estando todavía en él, E.C.S. colocó su cuerpo, haciendo presión, sobre el pie de uno de los mossos, causándole lesiones y rompiéndole el pantalón. El principal acusado tiene un diagnóstico de dependencia y abuso de múltiples sustancias tóxicas. Estuvo en prisión preventiva del 5 al 24 de noviembre de 2016. El menor de edad ha sido declarado rebelde y se ha emitido una orden de busca y captura.
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