En Calella los Mossos mantienen un operativo especial para vigilar a los jóvenes que ocupan un antiguo hotel y se desplazan en tren por la comarca
En Mataró, varias familias montaron patrullas de vigilancia entorno a la estación para evitar que los usuarios de Renfe fueran asaltados
El operativo desplegado por Mossos y agentes de seguridad privada de Renfe en la línea R1 en el Maresme ha permitido detener en dos semanas a ocho personas, la mayoría jóvenes migrantes, que entre todos acumulaban más de 60 antecedentes. Uno solo de los asaltantes contaba con 20 robos. Mientras, en Calella, otro operativo pone cerco a los jóvenes delincuentes que ocupan un hotel. El objetivo de la operación policial responde a la necesidad de dar respuesta a la demanda vecinal y de los ayuntamientos de la comarca para exigir más seguridad en los trenes y en las estaciones, una vez que se eran punto de encuentro de grupos de delincuentes, en su mayoría adolescentes, que asaltan a los usuarios para robarles.
De igual forma la presencia policial ha permitido incrementar la sensación de seguridad, ya que el entorno de las estaciones se había convertido en un lugar peligroso para los viajeros. La situación llegó al extremo en Mataró, donde varias familias montaron patrullas de vigilancia durante las horas en que llegaban sus hijos e hijas a la estación. El patrullaje se realiza tanto de paisano como uniformado en el interior de los trenes, entre las estaciones de Sant Adrià de Besòs y Malgrat de Mar, y se complementa con un incremento de los efectivos de la empresa de vigilancia privada en las estaciones afectadas. Así, la suma de seguridad pública y privada permite mayor cobertura.
De las ocho detenciones realizadas desde el 26 de abril, tres fueron a partir de requerimientos y órdenes judiciales pendientes y seis por robos violentos y hurtos. Se han interpuesto 38 actas administrativas, tanto por infracciones relacionadas con la pandemia como por tenencia de armas blancas y estupefacientes. Uno de los puntos más problemáticos de la línea es la estación de Calella, desde donde un numeroso grupo de jóvenes migrantes que ocupan el antiguo hotel La Gaviota se desplazan en tren por toda la comarca para cometer sus fechorías.
En paralelo, en la ciudad costera un operativo policial fijo frente al hostal ocupado permite controlar e identificar a los delincuentes, que a menudo la emprenden con los agentes, como en la jornada del sábado en que arrojaron piezas de un antiguo depósito de agua a los vehículos policiales estacionados. También en Calella, los vecinos organizan diariamente una cacerolada para protestar por las actitudes incívicas y agresiones. Se quejan de lo que consideran cierta laxitud institucional. En este sentido, la alcaldesa Montserrat Candini recuerda que ha pedido repetidamente a la juez que lleva el caso que agilice el desahucio del hotel ocupado por delincuentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario