Desde que empezó la crisis sanitaria muchas han sido las noticias vertidas a los medios. Algunas se ceñían a teorías y especulaciones de la deriva política y económica, y otras a reflexiones sobre cuál va a ser el perfil del hombre posmoderno en esta era del poshumanismo.
En muchos casos las noticias se han centrado en palabras específicas como Héroe. De una forma honrosa se han señalado a los grandes benefactores de estos momentos, que no pueden ser otros que el personal sanitario. No obstante también se ha calificado de esta manera a otros profesionales de esta sociedad. Por primera vez la palabra esencial ha servido para dignificar profesiones antes infravaloradas como la de los servicios de limpieza, cajeras/os, camioneros/as y etc. Estas profesiones, sujetas a legislaciones laborales discriminatorias respecto a otros perfiles profesionales, al menos ahora se han visibilizado y con eso se ha hecho un poco de justicia social: de alguna manera se ha demostrado que una sociedad no puede construirse sin la esencialidad de estos trabajos, más valiosos que el de otros mejor remunerados. Esto abre, sin duda, un debate sobre las retribuciones y la categoría profesional pero lo vamos a dejar pendiente.
En esta visibilizarían social, a la que aludo, se ha declarado no obstante una gran injusticia. Los medios de comunicación no han resaltado a otros trabajadores esenciales cuya labor es igual de necesaria y prioritaria. Con esto me refiero a los vigilantes de seguridad. Y no lo han hecho a pesar de que tanto los altos mandos de la policía nacional como los de la guardia civil han confirmado la importancia de la labor de la seguridad privada en ruedas de prensa y en repetidas ocasiones. ¿Por qué esto es así? Desde hace tiempo este sector solo aparece en los medios para ofrecer noticias negativas (agresiones, etc).
Nunca llegan a ver la luz los actos heroicos de estos, premiados a través de menciones de honor por el cuerpo nacional de policía. Con esto me refiero a esos momentos en los que salvan vidas humanas. Nunca dijeron los medios, por ejemplo, que los primeros en llegar al 11M fueron los vigilantes de seguridad. En este vacío informativo se da una circunstancia: estos profesionales cuentan con algunos falsos estereotipos asociados al sector que nunca terminan de disolverse y que la opinión pública no perdona. Además en este momento la solidaridad es populista por lo que solo merecen cierto reconocimiento los colectivos más mediáticos, dejando a los demás sin derecho a ser víctimas. No obstante, y como ironía de la existencia humana, se da una circunstancia imposible de negar.
En esta pandemia mundial es imposible no ver a los vigilantes de seguridad en primera línea de exposición al contagio. Es decir, cada vez que salimos de casa es imposible no ver a una de estar personas ejerciendo su profesión, ya sea en un centro médico, en un establecimiento de alimentación, etc. Por eso negar su existencia es algo inoportuno. Los medios de comunicación deben por ello comenzar a hacer alusión a estos trabajadores esenciales porque en efecto lo son. No obstante este hecho nos viene muy bien para declarar una situación también ninguneada por los medios. La mayoría de estos vigilantes de seguridad, que vemos, están sin medios ni medidas de protección, quedando totalmente desprotegidos frente al virus. Y sin embargo esto parece no importarle a nadie hasta el punto de ni siquiera ser noticia.
La federación de seguridad privada del sindicato USO no para de denunciar a todas las empresas de seguridad que no dotan del material necesario a sus trabajadores. Es un sindicato preocupado por estas personas, que como digo están abandonadas. Tan invisibilidad merece la pena ser dicha para que cuando la ciudadanía salga a aplaudir recuerde que existen otros héroes que también merecen algunos de sus aplausos. Como trabajadores esenciales se merecen ser respetados y visibilizados. Además necesitan medidas de protección: epis adecuados para desarrollar su labor que no es otra que la de dar protección a los usuarios. Este momento mediático que está sirviendo para hacer justicia social debe también atender a este colectivo para que los medios puedan dignificarlo. Todos los trabajadores esenciales deben tener el mismo reconocimiento porque sin su labor la sociedad no podría sustentarse en estos difíciles momentos por los que atravesamos.
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