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19 de abril de 2020

Lorenzo Muñoz, vigilante de seguridad de Segurisa en Atocha: “Psicológicamente tienes que cambiar el chip”

Lorenzo MuñozLorenzo es vigilante de seguridad en Cercanías Renfe. Como responsable de equipo, su labor consiste en supervisar todo lo que ocurre en una estación donde confluyen las nueve líneas que conectan de punta a punta la región.

Todo el que haya estado alguna vez en Madrid conoce la estación de Atocha. Un maremágnum de viajeros, hasta 270.000 diarios, andenes y trenes donde no cabe un alfiler en horas punta y la confluencia de nueve líneas que unen la capital de punta a punta. En mitad de ese ajetreo, Lorenzo Muñoz se mueve como pez en el agua.

La actividad de la estación no se acerca ni a un agosto madrileño Este vigilante vallecano de 45 años, con más de diez años de experiencia, es responsable de equipo en Atocha. Su labor consiste en supervisar, desde sus compañeros hasta los turnos e incidencias que puedan ocurrir en la estación. Un servicio 24/7 subcontratado por la empresa Segurisa. De su día a día antes de que empezara la epidemia echa de menos muchas cosas. Entre ellas, ese continuo movimiento en las instalaciones ferroviarias. “La cantidad de gente que pasa por la estación es abrumadora. Ver ahora todo cerrado, los bares, locales… Es un poco triste”, reconoce con pesar el vigilante, quien además añade que el funcionamiento de la estación ni siquiera se acerca a un agosto madrileño, 1 de enero o la mañana de Reyes.

Ahora, al estar la estación más tranquila, se producen menos incidencias y ello les permite estar más pendiente de los viajeros, vigilar que mantienen la distancia de seguridad. Unos usuarios que, como todos, han cambiado su comportamiento. Los pocos que aún siguen cogiendo el tren para desplazarse suelen ir ataviados con guantes de látex y mascarillas. Aunque también reconoce que todavía hay personas que parecen no ser conscientes del estado de alarma; y otras, como los sintecho, que no tienen más lugar donde ir que el transporte público. “Psicológicamente tienes que cambiar el chip. Esta es la situación, lo que toca ahora. Un momento complicado, que no se nos va a olvidar fácilmente”, explica Lorenzo.

Sin embargo, cuando llega a casa, su mujer e hijos son su evasión. Besos y abrazos que le permiten desconectar de esta nueva rutina, una vez bien duchado. “Siempre intentas tratarlo con naturalidad y, sobre todo, con responsabilidad. No eres un bicho raro, necesitas ese cariño de tu familia”, admite Lorenzo. También reconoce que, incluso cuando libra, siempre está preocupado por sus compañeros. Y es que en este momento en el que el sector de la seguridad privada forma parte de los servicios esenciales, el madrileño considera que con su labor sí está contribuyendo al aplanamiento de la renombrada curva.

FUENTE: www.elconfidencial.com AQUÍ

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