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19 de abril de 2020

Andrés González, vigilante de Sabico en un hospital: “Vemos el lado más humano y muchas muestras de solidaridad”


Andrés es desde hace 25 años vigilante de seguridad. Hoy, desde un hospital madrileño, aporta su granito de arena en ese engranaje que trabaja 24/7 para contener la epidemia del Covid-19.

“Hemos pasado por varias crisis, la gripe A o el ébola, pero como esta ninguna”, explica Andrés, vigilante de seguridad en un hospital madrileño y que conforma esa colmena que trabaja 24/7 para contener la epidemia del Covid-19.

Andrés González trabaja en seguridad privada desde hace 25 años y más de la mitad de su vida laboral ha formado parte del equipo de seguridad en hospitales de la región. “Nuestra función es básicamente ayudar a guardar el orden público y que no se produzcan altercados en el hospital, proteger al personal sanitario y que todo fluya con normalidad”, explica el vigilante, que ahora está contratado por la empresa Sabico. Desde que comenzó “la pesadilla del Covid”, su hospital se ha transformado radicalmente para luchar contra la pandemia. Sin embargo, también le reconforta ver cómo está aflorando el lado más humano. “Vemos muchas muestras de solidaridad: traen periódicos todas las mañanas para que se distribuyan entre los pacientes ingresados; también hemos recibido flores para repartir entre pacientes y personal; están trayendo diariamente palés de bebida y comida para los sanitarios, por las noches pizzas para que cenen; policía y protección civil vienen todos los días a las ocho de la tarde para el aplauso”.

El vigilante se alegra de saber que la sociedad está reconociendo el trabajo tan duro que están haciendo. “Ellos (los sanitarios) están al pie del cañón, desbordados, trabajando al 100%”. En casa, viven muy de cerca la situación, ya que tanto Andrés como su hijo mayor trabajan en hospitales. Su primogénito como Tiga (Transporte Interno y Gestión Auxiliar), por lo que extreman la higiene cada vez que terminan su jornada laboral. De su trabajo echa de menos la rutina normal, pero se queda con la solidaridad entre compañeros, quienes ayudan en lo que haga falta en un momento tan extraordinario como éste. Todos a una para ir saliendo poco a poco y retomar la normalidad.

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