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19 de abril de 2020

Julia del Viejo, seguridad en IFEMA con Prosegur: “Me quedo con la satisfacción del trabajo bien hecho”

Julia del ViejoJulia ha sido administrativa gran parte de su vida laboral. Desde 2014, trabaja en Ifema en el centro de control de cámaras de vigilancia: el ojo que todo lo ve en el reconvertido recinto ferial madrileño.

Julia es extremeña y desde hace diez años vive en Madrid. En pocos días ha pasado de trabajar en uno de los recintos feriales más importantes de Europa al hospital de campaña más grande de España. Un gran complejo sanitario previsto para albergar 5.500 camas de hospitalización y UCI con el propósito de descongestionar la sanidad madrileña.

Administrativa durante gran parte de su vida profesional, desde 2014 se dedica a la seguridad privada con Prosegur. El gigante Ifema siempre ha sido su lugar de trabajo. En un principio, realizaba rondas de vigilancia por los distintos pabellones; actualmente trabaja en el centro de control de cámaras, junto con otros cuatro compañeros. Todos ellos realizan turnos para poder relevarse y no coincidir más de dos en la sala. Admite que todo ha variado en su trabajo. “Nuestra rutina la marcaban los eventos y las ferias que se celebraban (unas 720 anuales), ahora es una situación muy diferente. Ifema ha pasado de ser un lugar donde divertirse a un centro donde necesitas que te cuiden y te devuelvan la salud”. La mayoría de las gestiones se realizan por teléfono y, en caso de que no sea posible, la distancia de seguridad, la higiene y los EPIs son sus herramientas.

Julia reconoce que durante esta crisis del Covid-19 le ha sorprendido gratamente la solidaridad de la gente: desde los miles de voluntarios que trabajaron, y trabajan, a destajo para medicalizar los pabellones 5, 7 y 9 de Feria de Madrid, el personal sanitario, de limpieza y todas esas empresas que han donado sus productos para abastecer el recinto. “Al estar en el centro de control, presencias escenas muy emotivas. Por ejemplo, cuando los pacientes son dados de alta se les despide con un aplauso en el hall sur. Allí les esperan sus familiares y se le recibe con frutas, zumos, dulces y otros productos donados por las empresas. Se ve a la gente contenta y eso me gusta”, explica Julia feliz.

Madre de un niño, la extremeña comparte profesión con su pareja, hecho que le obliga a aumentar aún más las medidas de seguridad en su propia casa. “Nada de besos y abrazos hasta que no me ducho y cambio de ropa”, ríe. Aunque extraña un día a día que no esté marcado por la tristeza, Julia se siente orgullosa de su trabajo. “Veo como todos mis compañeros están dando el 100%, ya sea arriba en control de cámaras o abajo en las puertas de los pabellones. Me quedo con esto, la satisfacción del trabajo bien hecho”, concluye.

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