Cuatro vigilantes de seguridad y un supervisor de estación resultaron heridos (este último con una fractura en las costillas) en la madrugada del pasado domingo, en un altercado en la estación de Abando. Fuentes sindicales denuncian que los trabajadores fueron agredidos por dos alborotadores. «Actuaron con mucha violencia». A consecuencia del incidente los operarios tuvieron que ser atendidos en la mutua y en Urgencias del hospital de Basurto, quedando al menos dos en situación de baja laboral. El comité de empresa ha precisado que las heridas han sido «de consideración».
Los sindicatos del suburbano se han reunido hoy para dar una respuesta al que es el último incidente de este tipo en el transporte público vizcaíno. Y han convocado una protesta para mañana mismo, en el exterior de la propia estación de Abando, a partir de las 10.30 horas, y posteriormente frente a la sede de la compañía, en la calle Navarra (número 2). Hay que recordar que el pasado viernes, los trabajadores de Renfe también se movilizaron después de que se produjeran hasta dos agresiones en apenas 72 horas. En el caso del metro, el altercado tuvo lugar tras ser desalojados dos viajeros de un tren «donde la estaban liando». Eran las tres de la madrugada. Al acercarse el supervisor, los individuos le empujaron con fuerza contra un banco y le provocaron una grave caída. La dirección sostiene que las dos personas estaban teniendo «un comportamiento incívico». El altercado continuó al revolverse los usuarios contra los vigilantes.
La situación fue «muy violenta». Y, pese a la presencia de cuatro profesionales de la seguridad, tuvo que intervenir la Ertzaintza, que identificó a las dos personas y las investiga por un delito de lesiones. El sindicato CIM ha sido muy contundente a la hora de condenar los hechos. Sus responsables afirman que la situación es «cada vez peor» porque «ni la empresa ni otros estamentos están tomando medidas para cortar esto de raíz». El comité de empresa también ha advertido de que la plantilla está «harta» de las «continuas» agresiones verbales y físicas. Exigen a la dirección que «tomen las medidas oportunas» para acabar con esta lacra.
Desde CIM afirman que: «Queremos denunciar una vez más públicamente esta situación y dejar constancia de que estas condiciones de inseguridad laboral acaban por afectar al correcto funcionamiento de un transporte público antaño referencia en muchos aspectos, pero que con el paso del tiempo y la falta de toma de decisiones que atajen dichos problemas han permitido que se vaya deteriorando paulatinamente». Fuentes de la empresa, por su parte, aseguran que se activó el protocolo y se reforzó la seguridad tras tener conocimiento de los hechos.
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