El abogado cacereño Juan Eloy Fernández lleva 40 años defendiendo los intereses de Renfe en la provincia de Cáceres.
Pintar letras o cifras en vagones de tren, con nulo valor artístico, supone un gasto que tenemos que pagar todos los españoles. Lo sabe bien Juan Eloy Fernández Simón, abogado cacereño que representa los intereses de Renfe Operadora en la provincia de Cáceres y ha ido a numerosos juicios contra grafiteros y cifra entre 12 y 14 millones de euros al año el coste de esta práctica en todo el país.
Fernández afirma que las pintadas las realizan grupos organizados, «en su mayoría formados por tres componentes que actúan de noche, realizando las pintadas en ambos lados del tren». En la estación de tren producen pintadas, pero asegura que hay más en Plasencia. Recalca que utilizan sprays que son abrasivos con el fin de conseguir la imprimación del grafiti previa destrucción de la laca protectora de los vagones, «lo que obliga a la retirada inmediata del vehículo, con transporte a talleres especializados en la provincia de Madrid, donde tiene que ser objeto de tratamiento químico, incluso pulido de la carrocería, con posterior pintado e incluso cambio de las gomas de las ventanas, todo lo cual reduce la vida útil del coche».
Cada grafitero tiene su firma y eso facilita la labor de la policía y la Guardia Civil. Como cuando en diciembre del año 2019, en la estación de ferrocarril de Zafra, los vigilantes de seguridad de Adif descubrieron a un joven pintando un tren, y gracias a que la había terminado la Guardia Civil averiguó que había puesto la misma firma en vagones estacionados en Cáceres, Plasencia, Mérida y Badajoz. Les gusta hacerse fotografías junto a sus firmas, y eso a veces les pierde. Como se puso en evidencia en una sentencia publicada hace una semana en el Diario HOY, en la que se señalaba que dos grafiteros que habían pintado un vagón en la estación de Cáceres, a las dos de la madrugada del 3 de octubre de 2020, habían logrado escapar; pero fueron detenidos unas horas después cuando se estaban haciendo unas fotos con el destrozo.
En el año 2015, en la estación de tren de Badajoz fueron detenidos cuatro jóvenes que habían viajado desde Madrid para causar daños en un vagón valorados en 2.762 euros. Cuando la Policía Nacional registró el vehículo en el que habían viajado a Extremadura encontraron dos mochilas con 63 botes de pintura en spray, 3 rotuladores permanentes, 3 guantes, un pasamontañas y un cuaderno con esquemas de grafitis. Para los abogados de los grafiteros, ellos lo único que hacen es un mero deslucimiento, que se soluciona con una ligera limpieza; pero eso no es así, como lo demuestra los informes de los técnicos. En los tribunales de Cáceres autores de pintadas han defendido que lo que ellos hacen es una «expresión artística». «Solo hay que ver sus pintadas para ver que no son Banksy», apunta Juan Eloy Fernández.
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