La estación de Atocha es uno de los puntos más protegidos de España. Escenario de los atentados del 11 de marzo de 2004 y con un nivel 4 de alerta antiterrorista, la presencia policial, incluso con armas largas, es nutrida.
El pasado domingo 10 de febrero, a las 20:30 horas, vigilantes de seguridad privada, gracias a las cámaras de vigilancia, alertaron a la Policía Nacional de que habían identificado a un ladrón habitual de la estación: un profesional del robo que aprovecha el barullo de Atocha para sustraer a los viajeros objetos de valor y al que ya habían denunciado con anterioridad.
La Policía verificó que realmente se trataba de él y lo detuvo ante las miradas curiosas de algunos viajeros. La detención se solapó con otra intervención policial casi simultánea y menos rutinaria. Otra llamada de la seguridad privada alertó a los policías de que en el escáner del control de acceso a los trenes de AVE Madrid-Barcelona habían detectado cartuchos de munición para armas en el equipaje de un pasajero. Este hecho, en nivel 4 de alerta antiterrorista, motivó que se personara la Policía Nacional de inmediato. Los agentes requisaron los cartuchos, y el pasajero propietario de los mismos pudo tomar el AVE pero se quedó sin la munición. Dos actuaciones policiales casi simultáneas que transcurrieron de forma discreta y sólo llamaron la atención de los pasajeros que estaban más cerca.
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