En estos días, al hilo de la actuación de un profesional de la seguridad privada, de servicio en una estación de Renfe, apaleado públicamente por el simple hecho de cumplir con su obligación, ha saltado a las redes sociales una imagen de @vigilantesdeseguridad que en un pocos días se ha hecho viral.
Esta acertada imagen bien podía resumir a la perfección el grito que todo un colectivo le lanza a la ciudadanía: "No estoy para joderte... estoy para protegerte". Es verdad, por un vídeo grabado o reproducido parcialmente, se pone en entredicho la labor de un vigilante de seguridad que comete la "imprudencia" de llamarle la atención a un señor que se ha saltado el torno y al que se le pide el billete y posteriormente que se identifique, todo ello dentro de las funciones para la que está facultado un profesional de la seguridad privada. Encima, el cliente por el que este compañero se estaba jugando el tipo, RENFE, pide apartarlo del servicio, y su empresa OMBUDS le abre un expediente sancionador para contentar al cliente, calificando los hechos de "intolerables". Eso si, cuando a un vigilante le parten la cara y lo agreden, cosa que ocurre casi a diario, todo el mundo se pone de perfil y nadie parece alarmarse. Ni cliente, ni empresa, ni la UCSP, ni la ciudadanía en general.
Nuestro reconocimiento, nuestro apoyo y nuestra solidaridad con este compañero. Queremos poner una vez más en el centro del debate la encomiable labor que realizan los miles y miles de jornaleros de la seguridad privada que se enfundan a diario un uniforme y se pinchan una placa para que nuestro país sea cada vez más un lugar seguro.
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