Esta organización advierte que el ritmo de reducción del desempleo en España se va a reducir este año
En España casi el 27% de los trabajadores asalariados tienen un contrato temporal. Pero dentro de este tipo de contratos, los españoles son los trabajadores europeos que más contratos de menos de seis meses tienen. Así, lo ha puesto de manifiesto hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el último informe de su comisión sobre el futuro del trabajo en el mundo, titulado Trabajar para un futuro más prometedor.
Según este informe, el avance de los empleos temporales se estancó entre 2014 y 2016, "pero está de nuevo en aumento en varios países europeos". Alerta de que "está aumentando significativamente en España", donde alcanzó el 26,8% citado, el más alto valor desde 2008; y también en Francia (16,8% en 2017), Italia (15,5%) y los Países Bajos (21,7%). No obstante, los autores de este informe admiten una gran heterogeneidad del empleo temporal, en función de los países europeos. Estas diferencias se reflejan, según puntualizan, en la duración media de los contratos de trabajo en los diferentes países. Así, en 2017 los contratos de trabajo que duraron seis meses o menos representaron más de la mitad de todos los contratos temporales en España, Bélgica, Finlandia, e Italia. Y fue en España donde representaron un mayor porcentaje de todos los contratos eventuales, acercándose al 60% del total. Sin embargo, los contratos de menos de seis meses solo supusieron el 15% del empleo temporal en Alemania.
Este informe ensalza la disminución de la tasa de desempleo, especialmente en Grecia, donde se redujo 2,3 puntos; Portugal, con un recorte del desempleo de 2 puntos y España, donde la tasa de paro cayó 1,7 puntos hasta el 14,4% de la población activa. Aún así, estos tres países registraron niveles de de desempleo superiores a la media de su entorno. Pero, la OIT advierte de que "el ritmo de reducción del desempleo se ralentizará considerablemente en 2019". Este año espera que solo Grecia supere un punto en la reducción de su tasa de paro. La OIT es, sin embargo, optimista con la evolución del crecimiento económico en todas las regiones europeas en general. En particular, espera que los avances del PIB superen el 2% en 2019 en España, Holanda y Suecia. Y que se sitúe entre el 1,5% y 1,9% en Francia, Alemania y el Reino Unido.
Aunque, en países con tasas de desempleo relativamente altas, como Grecia e Italia, la OIT cree que el crecimiento seguirá siendo demasiado débil como para que se traslade en mejoras considerables en el mercado laboral. La tasa de paro mundial se situó en el 5% el pasado año (hay 172 millones de desempleadas en el mundo), la misma que en 2008. Esto significa que dicha tasa ha tardado nueve años en retornar a la época de la precrisis financiera mundial. En este sentido, la OIT dice que "el panorama actual es incierto". Aunque prevén que el desempleo mundial se mantenga en este nivel hasta 2020 incluído, los técnicos de este organismo admiten que "los riesgos macroeconómicos han aumentado y ya tiene un impacto negativo en el mercado de trabajo de distintos países".
Este informe alerta también sobre la debilidad de los avances salariales en el mundo en general. En concreto, en el grupo de los 52 países del mundo con mayores rentas, entre los que está España, los sueldos se desaceleraron desde un avance del 1,2% de media en 2016 al 0,8% en 2017 y primeros meses de 2018. La OIT destaca especialmente la caída de los salarios reales en este tiempo en España, Italia y Japón. Además, los autores de este informe sitúan a Francia y Alemania entre los países desarrollados donde menos crecieron los sueldos.
La OIT llama igualmente la atención sobre la caída de las tasas de participación laboral (tasa de actividad: personas en edad y disposición de trabajar), sobre todo entre los jóvenes de entre 15 y 24 años. La organización admite que esta caída se produce por algunas causas positivas como la mayor tasa de escolarización, las mayores posibilidades de jubilación o la mayor esperanza de vida. Pero, dicho esto, precisa que el aumento de la tasa de dependencia (porcentaje de inactivos sobre los activos) "plantea nuevos desafíos en términos de organización del trabajo y distribución de los recursos de la sociedad".
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