Francisco José Marín. Vigilante de seguridad en el Hospital de la Vega Lorenzo Guirao
Su labor también ha sido determinante para frenar la expansión del coronavirus en las infraestructuras críticas, aunque no haya tenido mucho reconocimiento social. Los vigilantes de seguridad en los hospitales y centros de salud han desempeñado una función esencial para garantizar que los protocolos establecidos por las autoridades se cumplieran y el escudo sanitario avanzara sin incidencias. «Somos los que estamos en la puerta y, por tanto, los primeros que recibimos el 'guantazo' de la gente (contagio, conflicto...). En esta pandemia hemos estado siempre al pie del cañón y no hemos dejado de hacer nuestro trabajo», remarca Francisco José Marín, jefe de equipo de la seguridad del Área IX del Servicio Murciano de Salud y vigilante de seguridad en el Hospital de la Vega Lorenzo Guirao, lamentando que «hemos sido los grandes olvidados».
A su alrededor ha visto el miedo, la incertidumbre y la preocupación a través de los rostros de las personas que trabajan o acudieron al recinto hospitalario. Incluso ha tenido que enfrentarse a situaciones tensas, como la de un hombre que insistía en ver a un familiar aislado en la segunda planta por posible positivo en coronavirus. Gracias a su actitud y capacidad de estar al frente, todos los episodios vividos le han servido de aprendizaje. «He salido fortalecido y preparado para saber actuar si volviera a repetirse otra pandemia», se sincera Marín, quien presume de familia (mujer y tres hijos) y de oficio: «Son los que me dan ánimo cada mañana».
No hay comentarios:
Publicar un comentario