Seguir la evolución bursátil de Prosegur Cash desde su salida a Bolsa transmite dos sensaciones distintas. Para los analistas, no es más que una agonía alargada fruto de unos fundamentos oxidados.
Para los accionistas, alcanza el nivel de tortura. Y es que desde que el valor salió a cotizar a Bolsa, allá por 2017, pierde cerca de un 70% de su valor, lo que debe suponer algún tipo de récord en pérdida precoz de valor. Pero las desgracias nunca vienen solas. Así, la compañía dirigida por Jose Antonio Lasanta Luri no solo ha perdido el respaldo del mercado por su difícil encaje en un futuro sin efectivo, sino también por sus desmanes ejecutivos.
LA FAMILIA REVOREDO El mejor ejemplo de lo anterior, en lo que se profundizará próximamente, es que solo queda como soporte de Prosegur Cash la familia de Helena Revoredo. El resto de grandes inversores han ido desapareciendo a medida que veían como su inversión se volatilizaba. Los fondos como Fidelity o FMR que en su día llegaron a ostentar una participación relativamente alta, incluso cercana al 6%, la redujeron por debajo del 3% en 2019. Y no se ha vuelto a saber de ellos. Invesco, por su parte, tiró la toalla en diciembre del año pasado vendiendo toda su participación. Oppenheimerfunds deshizo la suya en 2019.
Y cómo estará de mal la cosa de cara al futuro, que se suele decir, que hasta el propio consejero delegado de la firma, José Antonio Lasanta Luri, no tiene ni acciones de la compañía. Se conforma con un porcentaje del 0,022% del capital social, en instrumentos financieros, que no se ha movido desde el 2018, según los registros de la CNMV. Y es que el principal problema de Prosegur Cash, que se dice el principal porque es el que más le afecta, aunque la compañía parece tener predilección por coleccionarlos, es que no tiene (ni parece encontrarlo) cabida en el nuevo futuro que se dibuja en el mundo financiero.
TODOS CONTRA EL EFECTIVO, TODOS CONTRA PROSEGUR CASH Al fin y al cabo, resulta realmente difícil pensar a futuro en una empresa cuyo principal fuente negocio está en vías de extinción. Obviamente, se habla del efectivo. Así, Prosegur Cash se define a sí misma como una empresa especializada en “el negocio del transporte y custodia del efectivo”. Pero de nuevo, como pasa siempre, las desgracias no viene solas, y es que ya no se trata de que el dinero efectivo vaya a desaparecer, sino que todo el mundo parece obcecado en acelerar su desaparición. Y en este punto hay que matizar que todos los actores son prácticamente todos. Las autoridades políticas, las autoridades económicas, los organismos supranacionales bancarios, los bancos y, probablemente, las propias empresas.
Para más inri hasta el propio destino ha querido sumarse a ese frente contra Prosegur Cash mandando una pandemia que ha acelerado ese cambio. Sus efectos devastadores se pueden observar tanto por el creciente uso de los métodos de pago no convencionales, como por la caída del negocio de la compañía. De hecho, durante el 2020 los españoles, por ejemplo, utilizaron en pago en metálico solo el 36% de las veces, frente al 80% en 2014, según la Encuesta Nacional sobre el uso del efectivo del Banco de España. Quizás, el efecto haya sido más pronunciado por las restricciones, pero el cambio de hábitos parece evidente.
En especial, porque esos hábitos son retroalimentados por todo esos actores. Las nuevas normativas de pago, que reducen cada vez más la cantidad de dinero que se puede entregar en efectivo, limita su atractivo. Eso, por ejemplo, también se extiende a las empresas que favorecen el pago electrónico porque no solo es más cómodo y rápido, sino que es más seguro al limitar los posibles hurtos en caja. Finalmente, la apuesta decidida de la banca por la digitalización y la enorme cantidad de oficinas que ha cerrado en los últimos dos años han hecho mella en el negocio de la compañía.
EL HUNDIMIENTO DE LOS INGRESOS SE CONSOLIDA EN PROSEGUR CASH Todo esos factores se pueden apreciar a simple vista. También el efecto sobre las cuentas de Prosegur Cash. Empecemos por el volumen de ingresos que ha caído más de un 21% desde el 2017, cuando salió a Bolsa. Un desplome que, además, incluye el volumen de facturación de lo que llaman nuevos negocios, por lo que la caída de negocio core (que incluye el transporte y custodia del efectivo) es mucho mayor. Pero si en lugar de ir a los datos generales se desglosa por mercados, se puede apreciar mejor ese efecto. Así, donde más ha caído es en Latinoamérica, precisamente dónde menos se espera.
En concreto, los ingresos en Iberoamérica se han desplomado hasta un 25,7%, al pasar de los 1.360 millones a apenas los 1.010 millones, entre 2017 y 2021. Mientras, en Europa ese descenso ha sido menos espectacular y se ha quedado en torno al 13,5%. Una explicación plausible es la continua devaluación de las monedas locales de la región. Pero obviamente hay más. Para entender las verdaderas razones, simplemente, hay que acudir a la evolución del efectivo en ambas regiones. Así, si bien es cierto que esas medidas son más drásticas en Europa, también llevan implantándose mucho más tiempo. En otras palabras, que en 2017 cuando Prosegur Cash presenta sus primeras cuentas, los ingresos en suelo europeo ya llevaban años a la baja.
SUS INGRESOS EN IBEROAMÉRICA SE HAN DESPLOMADO HASTA UN 25,7%, Sin embargo, eso no ocurría en Iberoamérica, de hecho, México es un buen ejemplo de ello. Es uno de los países menos bancarizados del mundo, ya que solo el 37% de la población mayor de 15 años tiene una cuenta bancaria, según las cifras del Banco Mundial, lo que supone estar por debajo de países como Kenia. En Brasil, la cifra es mucho más elevada, pero el uso de las tarjetas (que apenas llegaba el 37% en 2019) ha estado sistemáticamente por debajo de las ratios en Europa. Otros muchos países como Colombia, Perú o Ecuador (incluso Chile) están más cerca de los datos mexicanos que los de Brasil.
LA REVOLUCIÓN DIGITAL LLEGA A IBEROAMÉRICA Pero la pandemia también está cambiando eso de forma rápida. Y es que la zona de Iberoamérica se ha convertido en un prolífico hervidero de fintechs que pelean por atraer a la población hacía sus servicios digitales. Así, se calcula que en 2021 se cerraron 952 acuerdos en la región por valor de 20.000 millones de dólares, lo que supone cuatro veces más que en 2019, según los datos de CB Insights. Y de ese total hasta un 40% tuvo como protagonista al sector de la tecnología financiera. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calcula que el valor del sector tecnológico en la región ha crecido de 7.000 millones en 2010 a 221.000 millones en 2020.
Lo anterior, se resume en que el gran banco de la región es Nubabank, que es digital y cuenta con 50 millones de clientes. Por último, las autoridades en Iberoamérica también están aprovechando todos estos cambios para forzar a sus ciudadanos para digitalizarse financieramente. En Brasil, la entrada en vigor de CoDi, una plataforma de transacciones P2P sin comisiones, aumentará la competencia en el mercado de servicios financieros, según Nubank. En México, pese a que la apertura se está dilatando algo más, el banco central del país, Banxico, habla de un crecimiento récord en el número de tarjetas que los bancos (sean digitales o tradicionales) están extendiendo a sus clientes.
Todo ello, hace de Prosegur Cash un caso perfecto de cómo el progreso puede acabar con una empresa, como en su día lo fue Kodak. Aun así, desde la empresa siempre se han mostrado reacios a ese futuro (qué van a decir, sino) y han utilizado dos argumentos para demostrar sus credenciales. La primera es que se benefician de la inflación de las monedas, en especial en Iberoamérica, de tal manera que les sirve como una salvaguarda natural para su negocio. La explicación es sencilla y es que un crecimiento de precios implica usar mayor volumen de efectivo y eso supone más trabajo y más ingresos para la compañía.
LAS TESIS DE PROSEGUR CASH SON ERRÓNEAS COMO SUS ESPERANZAS Obviamente, una respuesta tan sencilla no tiene mucho valor real. De hecho, se puede comprobar fácilmente en sus cuentas. Así, los ingresos no solo no han crecido en Iberoamérica a pesar de la alta inflación, sino que como se ha visto han caído más que en Europa. Eso deja en el aire la tesis de Prosegur Cash. Aunque es todavía peor cuando se atienden a las cifras operativas. De hecho, el Ebitda de la firma es prácticamente la mitad que en 2017, pese a que los ingresos solo han caído un 21%, y el Ebit es hasta un 55% menor. Si se mira lo ocurrido en la propia región, entre 2020 y 2021, se ve como el incremento de los precios de los costes se come el incremento de los ingresos.
Por último, se hace alusión a que el volumen de efectivo es el más alto registrado nunca o al menos en los últimos años ha crecido notablemente. Una realidad que, sin embargo, trae una paradoja desagradable para Prosegur. Y es que si bien es verdad que el número de billetes en el mundo no ha parado de crecer, también lo es que su uso cae drásticamente. ¿Cómo se explica? Fácil, se llama economía sumergida o dinero negro. Así, por ejemplo, el billete de 500 euros representa alrededor del 30% de los euros en circulación, sin embargo, el 56% de los europeos reconocen no haber visto uno. En Gran Bretaña, la Oficina Nacional de Auditoría, que examina las cuentas del sector público, estima que solo uno de cada tres billetes se usan en transacciones diarias.
El caso de Gran Bretaña es, además, un ejemplo es paradigmático. Así, la Agencia Nacional contra el Crimen analizó cuántos billetes se imprimen, cuántos se utilizan en transacciones registradas y el tamaño de la economía criminal local con una conclusión sorprendente: cada año sale tanto efectivo del país que debe ser transportado en camiones. Y a no ser que esos camiones estén fletados por Prosegur Cash, difícilmente la compañía puede verse excesivamente beneficiada del desmesurado volumen de efectivo que todavía hay en el mundo. En definitiva, la agonía de la compañía y sus accionistas parece que se extenderá inevitablemente en los próximos años.
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