Un joven intimidó con un martillo a pacientes y personal sanitario de Urgencias el pasado domingo. En julio y agosto fueron varios los episodios de este tipo en el centro hospitalario
Personal de seguridad privada del Hospital Universitario de Canarias (HUC) se plantea solicitar a las autoridades poder utilizar pistolas eléctricas o dispositivos eléctricos de control (DEC), popularmente conocidos como táser, para hacer frente a los episodios graves de agresiones y amenazas que se producen periódicamente en dicho centro, tanto en el área de Urgencias como en el área de Psiquiatría.
Según una de las fuentes consultadas, dicho instrumento no estaría a disposición de todos los vigilantes, sino únicamente en poder del jefe de servicio que haya en cada turno. Es decir, que se propone como una herramienta para aplicar de forma excepcional. Hasta ahora, esa demanda no se ha formalizado oficialmente. Sin embargo, algunos empleados consideran la pistola eléctrica como una opción válida para no arriesgar su integridad física ante algunas personas violentas y con problemas de salud mental. En los últimos meses han sido varios los casos que han tenido que afrontar los trabajadores de seguridad de dicho complejo hospitalario. El último conocido se produjo el pasado domingo, cuando un individuo accedió en calzoncillos al área de Urgencias y amenazó a pacientes y personal sanitario con un martillo. Este hombre, de 29 años de edad y con varios antecedentes, fue detenido por agentes de la Policía Nacional de la Comisaría de La Laguna, después de que fuera reducido por vigilantes del centro.
El último caso de amenazas Se trata de un paciente psiquiátrico, vecino del barrio de El Cardonal, "que ha protagonizado otros hechos similares, aunque ninguno tan grave como el del martillo". Según la información ofrecida ayer por parte de la Comisaría Provincial, el mencionado joven sembró el pánico y la confusión en la sala de espera del citado departamento del HUC. El ahora acusado accedió a las instalaciones y levantó la herramienta con la clara intención de golpear a los presentes, a la vez que lanzaba graves amenazas.
En el recinto se generó una gran confusión y temor entre los ciudadanos, según la Policía Nacional, por lo que de forma rápida fueron llevados por el personal sanitario a otras dependencias del hospital para garantizar su seguridad. Ante dichas circunstancias, se activó a los trabajadores de la empresa de seguridad privada y a agentes de la Comisaría de La Laguna. Los vigilantes redujeron a este individuo y lo entregaron a los policías nacionales para que lo detuvieran. Gracias a la intervención de los citados profesionales no hubo ciudadanos lesionados, según la Comisaría Provincial. Después, los funcionarios policiales lo llevaron para que fuera reconocido por un médico del Hospital Universitario de Canarias. Y, tras dicho trámite, fue conducido hasta los calabozos de la Comisaría de la calle Nava y Grimón y puesto a disposición del Juzgado de Instrucción que estaba de guardia en La Laguna.
Ante la actual realidad, desde el Hospital Universitario de Canarias se confirmaron los hechos ocurridos el pasado domingo. Además, fuentes del HUC aclaran que se han tomado medidas internas para hacer frente a estas situaciones, como incrementar la frecuencia del personal de seguridad en Urgencias, así como la colocación de los "pulsadores antipánico", para avisar a la empresa de seguridad privada. Las fuentes autorizadas recuerdan que el servicio de Urgencias atiende a una media de 220 personas cada día.
Antecedentes Durante la noche del 18 de julio pasado, a las 22:25 horas, personal de seguridad privada tuvieron que intervenir con un individuo que insultó, amenazó y utilizó un objeto de descargas eléctricas para atacar a personal sanitario de Urgencias del referido hospital. El hombre, con sombrero y vestido de negro, comenzó a insultar y a intimidar a enfermeros y auxiliares. Cuando ya se disponía a abandonar el hospital, los vigilantes lo redujeron y engrilletaron hasta la llegada de los policías nacionales. No llegó a ser detenido ni investigado. Representantes sindicales solicitaron entonces que la Gerencia del hospital asigne un vigilante fijo en Urgencias, donde llegan usuarios con un alto grado de nerviosismo e intolerancia. Pocas horas después, un paciente de Psiquiatría agredió a una auxiliar de Enfermería y a dos trabajadores de seguridad privada en una habitación. A este departamento llegó después de que en mayo atacara a un guardia civil con un machete en La Matanza. Tras el episodio en el hospital, la autoridad judicial ordenó el ingreso de dicho joven, de 26 años, en prisión provisional, según las diversas fuentes consultadas.
Otro caso en agosto En la segunda quincena de agosto, otro hombre, vecino de San Miguel de Geneto, protagonizó otros dos casos de agresiones a personal sanitario en Urgencias del Hospital Universitario de Canarias en días diferentes. En esa ocasión, el individuo propinó cachetadas a los trabajadores. Según una de las fuentes consultadas, esta persona también se encuentra actualmente en la cárcel. Un trabajador relata que "llevamos una racha preocupante y esto va a más". Personal de seguridad efectúa ya rondas preventivas por el área de Psiquiatría por si hubiera altercados. En el transcurso del año 2017, en el Archipiélago hubo 293 agresiones a personal sanitario en centros hospitalarios y de atención primaria o especializada. De dichos casos, 230 delitos fueron por insultos y amenazas; en 18 casos hubo lesiones y 45 episodios tuvieron carácter mixto (es decir, se mezclaron los ataques físicos con los verbales), según consta en las estadísticas de la comunidad.
El problema de la saturación del servicio A falta de conocer de forma oficial los datos del año 2018 en materia de agresiones a personal sanitario, la representante de Intersindical Canaria (IC) Caty Darias asegura que se trata de "un fenómeno que va en aumento, tanto por la frecuencia como por la intensidad de cada hecho". Para Darias, en muchos casos los trabajadores asumen como parte de su actividad que un usuario los insulte, amenace o agreda, por lo que deciden no denunciar y a los cuerpos de seguridad o los juzgados no llega todo lo que ocurre. En opinión de la portavoz de IC, existe un problema que no ayuda a acabar con la realidad de la violencia en hospitales y centros de salud, como es la sobrecarga laboral del personal sanitario y la saturación del servicio.
Darias señala que, con los recortes aplicados en la "Sanidad canaria", "el sistema funciona mal, aumentan las listas de espera" y en las urgencias de los hospitales el tiempo de respuesta se eleva de forma considerable. Señala que esas circunstancias "pueden ser un desencadenante de la agresividad por parte del paciente o de un familiar, sobre todo con aquel profesional que está en primera línea de atención". Reconoce que existen protocolos frente a los actos violentos que se ponen en marcha y funcionan, pero que se aplican cuando ya el delito se ha producido. La representante de Intersindical Canaria estima que se debiera actuar más desde el punto de vista de la prevención. Además recuerda que el personal sanitario tiene cobertura jurídica para llegar hasta la primera instancia judicial, desde que haya uno o varios recursos, los gastos del proceso deben ser asumidos íntegramente por parte del trabajador.
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