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20 de junio de 2019

Trabajar ya no saca de pobres

CÁRITAS APUNTA QUE “LA PRECARIEDAD EN EL TRABAJO ES UNA LACRA RECIENTE”

Todo sigue igual. La pobreza se ha convertido en un problema crónico en la ciudad. La etapa más dura de la crisis ha pasado, pero ha dejado una dramática huella, la de numerosas familias sin recursos para vivir. Una realidad que Cáritas Diocesana de Sevilla dio a conocer ayer durante la presentación de su memoria anual, en la que alertó de que crecen los sevillanos con empleo que son pobres o sufren exclusión social.

Los datos que recoge el informe pueden resultar contradictorios. Disminuye el número de familias atendidas y el de intervenciones. Durante el pasado ejercicio las Cáritas parroquiales de la archidiócesis acompañaron a 14.408 familias. Esta cifra supone un descenso del 10,6% respecto a 2017. De dicha acción se beneficiaron 43.467 personas. Pues bien, la bajada esconde la dramática realidad que se vive en muchos hogares sevillanos, la herencia de los años más duros de la crisis. Y ello obedece a que el número de familias atendidas debe relacionarse siempre con el de las intervenciones, que ha sido de 110.627.

En la memoria se expone que aumentan las dificultades en el acceso a la vivienda: “Precios elevados tanto en venta como en alquiler, desplazamiento de la población con menores rentas hacia las áreas metropolitanas”. El director de Cáritas Diocesana de Sevilla, Mariano Pérez de Ayala, aseguró que “llevamos avisándolo desde hace tiempo, el desempleo está aún muy presente en nuestra realidad, pero también lo está el empleo precario, el de los salarios bajos y los contratos temporales o a tiempo parcial. Advertimos una situación que está haciendo que ya existan trabajadores pobres”.

En el texto se recoge que las dificultades de acceso al empleo y a la vivienda obstaculizan la emancipación familiar de los jóvenes para la constitución de nuevas unidades de convivencia y familias. El mercado laboral no asegura unas condiciones de vida dignas. Según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), en Andalucía tres de cada diez personas trabajadoras no superan los 327 euros al mes, por lo que se encuentran en situación de pobreza. “La precariedad en el trabajo es una lacra reciente”.

Para poder desarrollar todas estas acciones, la inversión total de Cáritas fue de 8,7 millones. Esta cifra es fruto de la inversión de los 5,4 millones de Cáritas Diocesana y los 3,2 millones invertidos por las Cáritas parroquiales. Cabe destacar que de esos 5,4 millones que aporta Diocesana, el 59% se destinó a la inclusión social, el empleo y la economía social. Respecto a los ingresos de Diocesana, el director de Cáritas valoró la importancia y la generosidad de los socios y donantes que han supuesto el 56% de un total de 6,7 millones, de los que tan sólo el 17% procedían de subvenciones públicas. “La situación no se puede quedar así, hay que actuar. La indiferencia es un problema grave”, detalló Pérez de Ayala en una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por el obispo auxiliar de Sevilla, Santiago Gómez Sierra, quien alertó de la “desigualdad enquistada en nuestra sociedad”.

Entre las conclusiones y demandas insistieron en la necesidad de un reforzamiento de los servicios sociales públicos, teniendo en cuenta que en Sevilla “ha habido hasta cinco meses de espera para dar una cita”. Por eso, lamentó que “falta personal, avance de las listas de espera y el servicio está saturado” antes de añadir que los planes integrales realizados en los últimos 15 ó 20 años no han contado con una evaluación necesaria. Ante ello, pide “medidas eficaces, ejecutar con eficacia y evaluar”.

Cáritas reclamó una mejora en la aplicación de la Renta Mínima de Inserción: “Este primer año de aplicación ha supuesto una nueva frustración para muchas familias. Las tramitaciones se han demorado meses, existe falta de personal y grandes dificultades burocráticas”, comentó Pérez de Ayala, que instó a facilitar los recursos a las personas que lo necesitan. En este marco, detalló que el perfil habitual de personas atendidas son familias en riesgo o situación de exclusión social con desestructuración familiar y social en las que existen desempleo de larga duración, precariedad laboral, bajos niveles de cualificación y poca experiencia laboral, graves carencias educativas, insuficiencia de ingresos económicos y nacionalidad española en su mayoría, entre otros.

Al hilo de ello, destacó cifras como las 243 personas que consiguieron trabajo en 2018 gracias al Programa de Empleo, la atención a más de 550 personas sin hogar a través de los proyectos de atención en calle y el centro de atención integral Amigo; 292 mujeres en 15 proyectos específicos, 70 familias asesoradas en materia de vivienda, 339 personas en proyectos de infancia y juventud y 282 participantes en los proyectos de animación a personas mayores. Especial mención recibieron los proyectos de economía social Bioalverde S. L. y Textil que en 2018 consiguieron ofrecer 18 puestos de inserción laboral entre ambos. El primero, a través de la explotación de un huerto y la venta de productos ecológicos y el segundo mediante la recogida y reciclaje de más de 700 toneladas de ropa.

“La Iglesia es sensible, pero es necesario hacer un llamamiento a la Administración, las empresas, las universidades y los ciudadanos porque no se puede seguir así ante unas auténticas zonas de exclusión en la periferia. La indiferencia es un pecado grave y más de 100.000 sevillanos no pueden ser descartados de la sociedad”, comentó el director de Cáritas Sevilla.

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