La marca sindical de Jusapol ha barrido y ha logrado 8 de los 14 puestos en el Consejo de la Policía, destronando al sindicato hegemónico. Uno de sus líderes cuenta las claves de su éxito.
El terremoto debió de sentirse en todos los despachos del Ministerio de Interior de Fernando Grande-Marlaska. Jupol, la marca sindical de la asociación Jusapol, la que reivindica la equiparación salarial para policías y guardias civiles, barrió el miércoles en las elecciones al Consejo de la Policía. Ni los más optimistas habrían firmado un resultado así: han conseguido 8 de los 14 asientos en el Consejo y han destronado, humillado incluso, al hasta ahora sindicato hegemónico en el Cuerpo Nacional de Policía, el SUP, que únicamente tendrá dos puestos de siete que tenía. Su secretaria general, Mónica Gracia, es la cara de la derrota: no ha conseguido revalidar el suyo.
"Había ganas de aire fresco y de decir adiós a tantos años de sindicalismo rancio", afirma Víctor Pérez, el secretario provincial de Jupol en Palencia, la ciudad donde empezó esta especie de 15-M policial hace ahora dos años y medio; el epicentro de un movimiento de hartazgo dentro de la Policía Nacional al que ahora los responsables políticos mirarán cara a cara en las reuniones con el Consejo de la Policía. Es, para ellos, un paso de gigante, puesto que hasta ahora al no ser un sindicato representativo no tenían derecho ni siquiera a un tablón de anuncios en las comisarías. Aunque whatsapp suplía con creces esa carencia. Las redes sociales también han empujado mucho.
El resultado: unos 30.000 votos en unas elecciones en las que participaron unos 48.500 agentes. De esos votos, 25.000 corresponden a la Escala Básica, la más numerosa. Hay que tener en cuenta que hablamos de un gremio con un alto porcentaje de sindicación: la mayoría de los agentes salen de la Academia de Ávila adscritos a alguno. Durante meses los sindicatos tradicionales han acusado a Jusapol y Jupol de populistas, llegando incluso a la descalificación personal contra sus máximos dirigentes. Pero lo cierto es que su lucha en favor de la equiparación de sueldos con mossos y ertzaintzas y en contra de las prebendas de los liberados sindicales han calado en el Cuerpo.
"Cuando ves que un sábado por la noche le toca turno a un liberado y se lo coge libre para 'asuntos sindicales', y no le puedes decir nada porque eso está por delante de vacaciones y días de asuntos propios, pues te indignas", asegura Pérez. "Y cuando el CEP (la Confederación Española de Policía) organiza una reunión en Tenerife y encima te dicen que es porque sale más barato que en Madrid, pues te indignas más", continúa. "Y lo de los regalos era estomagante. Te regalaban una tablet, supuestamente por estar afiliado. Cuando en realidad lo que hacían era comprar nuestros votos cada cuatro años".
Ahora ellos también tendrán liberados, pero su código ético les obliga a estar en comisaría las horas sindicales, donde se les vea. Pregonaban un cambio de modelo y quieren cumplir con quienes les han dado su voto y su confianza. Cataluña y el acoso que vivieron allí los policías enviados desde toda España para el 1-O ayudó a que su causa se ganara las simpatías de muchos españoles. Y también a que el PP, Ciudadanos y Vox empezaran a arrimarse a ellos, aunque desde Jupol declaran que no tienen adscripción política alguna.
Los sindicatos consiguieron arrancar la pasada legislatura al ministro Juan Ignacio Zoido un incremento salarial, pero ya avisan de que, ahora que están en el Consejo, la equiparación salarial con los cuerpos autonómicos seguirá siendo su prioridad. Eso y la mejora de las condiciones de trabajo: "No es de recibo que 2.200 agentes estén en prácticas sin chaleco y que luego sí haya dinero para que los diputados coman en los mejores restaurantes de Madrid", sostiene el secretario provincial de Jupol en Palencia. Seguirán su lucha en las calles y en los despachos. Y como reiteraba Jupol en un comunicado hecho público este jueves: "En esta familia nadie lucha solo".
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