La proliferación de delitos durante la crisis económica ha modificado los hábitos en el medio rural altoaragonés
La proliferación de robos en el medio ruraldurante los años de la crisis económica ha derivado en un incremento de medidas de seguridad privada implantadas por agricultores y ganaderos. Alarmas y, en menor medida, cámaras de seguridad "conviven" ahora con los tractores, el cereal, las ovejas o los aperos del campo, al tiempo que la desconfianza se ha extendido entre los vecinos de los pueblos en los que antes nadie temía que los "amigos de lo ajeno" llegaran a sus tranquilas localidades, causaran destrozos en sus propiedades y robaran sus pertenencias. La implantación de medidas de seguridad privada y la desconfianza son dos de las consecuencias en las que coinciden Uaga y Asaja a la hora de abordar el problema de los robos en el medio rural altoaragonés.
David Solano, miembro de la Ejecutiva de Uaga por la provincia de Huesca, no duda en señalar que "los negocios de las alarmas y de los seguros han hecho el agosto con nosotros" porque son muchos los agricultores y ganaderos que han optado por instalar sistemas de seguridad en sus fincas. Asegura que ayuntamientos y particulares se están planteando la instalación de circuitos cerrados de televisión de vigilancia o dispositivos de lectura de matrículas. "Hay granjas grandes y cooperativas que ya tienen circuitos cerrados de televisión, y algún ayuntamiento no tardará en ponerlo; yo sé de muchos que han pedido presupuesto" para ello, relata David Solano.
También ahora los vecinos son más precavidos y "conocen mejor cuáles son sus obligaciones a la hora de tener un seguro antirrobo", asegura Solano, que añade que no les ha quedado más remedio que "ponerse al día" en cuanto a cómo tienen que tener sus explotaciones para poder cobrar del seguro si sufren un robo. Lamenta que los pillajes han sembrado la desconfianza entre los habitantes del medio rural ante la aparición de un vehículo o de personas no conocidas. "Cuando aparecen coches que no conoce nadie, se vigilan, se dan toques por teléfono y los grupos de whatsapp en los pueblos funcionan al día cada vez que aparece un coche que no conoce nadie", comenta Solano, que apunta que es una situación que le duele especialmente.
Un aspecto que destaca es que no todos los robos se denuncian y que quienes sí lo hacen se encuentran con un proceso que -asegura -no es ágil, sino "tedioso". Por ello, reclama que estos trámites se modernicen para ser así más ágiles, reivindicación -apunta- que le trasladan los agricultores. Respecto a la labor de vigilancia de la Guardia Civil en el medio rural, asegura que desde hace unos meses él ha notado más presencia en la zona donde vive, y pone el acento tanto en la vigilancia como en la investigación, una labor esta última que precisa de la existencia de denuncias, por lo que "seguimos animando ya no a los agricultores que denuncien, sino a la Administración a que se modernice con el tema de las denuncias".
Por su parte, Fernando Luna, presidente de Asaja Huesca, subraya el "contacto directo" y la "colaboración total" con la Comandancia de la Guardia Civil de Huesca; cuerpo al que "felicita" por el "esfuerzo" que hacen los agentes "en el desarrollo de su labor de vigilancia del medio rural, porque con los pocos medios que tienen se multiplican", afirma. Luna explica que Asaja recomienda a sus asociados que comuniquen "cualquier movimiento o vehículo extraño y cualquier situación anómala que vean" para prevenir la comisión de los robos. Y en el capítulo de peticiones, señala que reclaman "dotación presupuestaria para conseguir más agentes y mejores medios" y que "se miren" las ventas de maquinaria agrícola de segunda mano "porque si lo que alguien roba no lo puede vender, probablemente la acción de robar disminuiría".
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