Cuentan con un doble sistema de aviso, visual y sonoro. "Es imposible que el vigilante no viera el aviso", dicen los expertos. Las cámaras captaron que el vigilante no detectó la amenaza.
“Con la cantidad de paquetes que pasan por Correos al día, es imposible que los vigilantes examinen todos”. Así de contundentes se muestran fuentes sindicales consultadas por NIUS y conocedoras de cómo funcionan los aparatos de radioscopia que se utilizan en los organismos oficiales, desde los aeropuertos hasta los centros de reparto de Correos.
Para prevenir el error humano y cualquier amenaza (más tras el terrorismo de ETA e islamista), el software que utilizan estos escáneres es de última generación, continuamente actualizado, y por ello las fuentes consideran que es “imposible” que no detecten un objeto sospechoso. "El pasado demuestra la seguridad de los protocolos de la empresa postal ante todo tipo de envíos peligrosos que pueden poner en peligro vidas humanas", dicen las fuentes. De hecho, en el reciente caso de las cartas amenazantes a los políticos, los escáneres sí detectaron las balas, pero lo raro, dicen estas fuentes, es que el vigilante de seguridad no se enterara. Estos aparatos emiten un doble aviso de seguridad cuando encuentran un objeto metálico: un señal acústica en forma de pitido y un aviso en pantalla.
“Es imposible que el vigilante no escuchara la alarma y ni viera la imagen de las balas en la pantalla”, dicen los expertos. “Al saltar la alarma el vigilante está obligado a examinar el paquete de forma individual”, añaden. Si observa una amenaza, el propio vigilante avisa al responsable de seguridad del organismo oficial. En este caso, es el jefe de seguridad de Correos, que a su vez eleva la denuncia a la Policía Nacional. Correos señala que ha recuperado las imágenes grabadas en sus equipos de inspección, instalados en el Centro de Tratamiento Automatizado de Madrid (Vallecas), y que se ha comprobado que los sobres fueron matasellados e inspeccionados el día 19 a las 17.48 horas, sin que el operador de servicio fuera capaz de detectarlos. Por eso le acusan de un “incumplimiento muy grave”.
Triple aviso El caso es que hay poco margen para el despiste del empleado porque el escáner debió avisar no una, sino tres veces, porque tres eran los paquetes sospechosos dirigidos al Ministerio de Interior. “Todas las cartas y sobres se pasan por el escáner a través de una ranura muy fina que tiene el propio aparato de radioscopia. Si son más grandes, como estos sobres, es imposible que pasen por esa ranura. Como son tres sobres voluminosos, porque llevan balas, se pasan por el escáner de paquetes”. Las fuentes entienden que es imposible que la máquina cometiera el triple fallo de no avisar en ninguna de las ocasiones, y que hubiera un triple despiste del empleado.
Investigación sobre el incidente Ahora ha comenzado la investigación sobre el remitente y sobre el fallo de seguridad. Pero las fuentes sindicales ya han mostrado su extrañeza por un caso tan atípico. Y creen que no es justo cargar la responsabilidad sobre el vigilante, y que la investigación debería extenderse a la empresa de seguridad y al propio Correos. También el sindicato CSIF ha defendido la profesionalidad de los trabajadores de los centros de clasificación de Correos. "Mueven millones de envíos a lo largo de cada día y nunca ha pasado lo que ha ocurrido esta vez".
Las cartas llegan a diario a 25 millones de hogares y a tres millones de empresas e instituciones de España. "Recorren a diario cerca de 600.000 kilómetros, que es el equivalente a dar 15 veces la vuelta al mundo. Y es la primera vez que pasa esto", concluye el comunicado. El sindicato no concibe lo que ha pasado en esta ocasión y exige un examen del protocolo de Correos que permita llegar hasta el final y verificar si hubo algún error que comprometiese la seguridad de la ciudadanía.
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