Dos vigilantes de seguridad del Servicio Andaluz de Empleo de Andújar (SAE), Javier Ramírez Baena y Alberto Expósito Pérez, han salvado hoy miércoles la vida de una mujer de 54 años, al aisistirla en pleno amago de un infarto.
Ambos vigilantes dieron aviso a los servicios de Emergencia 112. Los dos vigilantes son de una empresa de seguridad, con sede en Almería. La historia no está exenta de curiosidad. Javier Ramírez ha relatado ANDUJAR IDEAL, que mientras prestaban el servicio de control de citas previas en el SAE, vieron como subía por la calle Deán Pérez de Vargas una mujer que se encontraba mal y presentaba un cuadro de mareos.
Javier y Alberto la atendieron, la sentaron en una silla y le proporcionaron agua. «Pero empezó a desmayarse y la colocamos en el suelo en posición de defensa y vimos como se agarraba fuerte el pecho y el brazo, por lo que deducimos que se trataba de un infarto», ha narrado Ramírez. En ese momento pasaba una patrulla de la Policía Local, que se paró y después llegaron dos ambulancias. La trasladaron al Hospital Alto Guadalquivir, ya estable.
Tenía cardenales A Javier le llamó poderosamente la atención que la mujer tuviera cuatro cardenales en un brazo. «Nos sorprendió que se negara a ir al hospital para ser atendida, porque se encontraba muy mal», contó. Los sanitarios al colocarle una pastilla debajo de la lengua evitaron el infarto. Incluso llegó a resistirse por lo que se la tuvieron que llevar al centro hospitalario a la fuerza, según el testimonio de este vigilante jurado con 12 años de experiencia.
Javier, natural de Marmolejo y residente en Andújar, ha confesado que está acostumbrado a vivir experiencias de todo tipo, porque en vano ha trabajado tres años en la línea 1 del metro de Madrid. «Hemos presenciado suicidios, a los carteristas, hasta el listo que se salta el ticket o las peleas de bandas, o incluso gente que se ha puesto mal, pero este caso de violencia de género ha sido distinto», ha subrayado. Este vigilante de seguridad ha señalado que se han convertido en los 'ejércitos invisibles' de la pandemia. «Estamos en primera línea, metros, aeropuertos, centros comerciales y no se nos ha tenido en cuenta para las vacunas contra la covid», lamenta.
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