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11 de agosto de 2017

BARCELONA: Así es la guerra sindical entre vigilantes que impide parar la huelga de El Prat

Es la guerra sindical soterrada entre vigilantes de seguridad que impide poner fin a la huelga del personal de Eulen en El Prat. Dos sindicatos que tienden a la izquierda y derecha extremas, PROU y ADN, han puenteado al comité de empresa. Han rechazado las propuestas de mediación y cronificado el conflicto, hasta el punto de que el Gobierno amaga con militarizar los arcos del aeropuerto de Barcelona.

La desaparición de los grandes sindicatos, el amateurismo de los líderes de la huelga y las nefastas condiciones laborales dibujan un panorama en el que el conflicto se enquista porque, como denunciaron ayer las administraciones, las empresas implicadas pueden quedarse sin interlocutores. Como los trabajadores, que debían votar la propuesta de mediación de la Generalitat y votaron cuatro.

Asesor y sindicalista En el epicentro del conflicto laboral está un hombre. Juan Carlos Giménez, presidente de la Plataforma de Representació Obrera Unitària (PROU). Se vende como asesor del comité de huelga, pero reúne otras características. Una, que no es solo asesor, sino que fundó [ver aquí] el sindicato en 2013 asesorado por Leopoldo García Quinteiro, un conocido abogado laboralista que "le sacó una sanción en el pasado", aseguran fuentes conocedoras de la situación. Quinteiro, la sombra de Giménez, es un letrado gallego con despacho en la calle Balmes de Barcelona y muy conocido de los juzgados de lo social de la ciudad. Defendió, a entre otros, a cuatro trabajadores de Panrico a los que la empresa despidió tras publicar una caricatura vejatoria. Lo llevó al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Perdió.


Un soberanista con sindicato propio Giménez soslaya más datos. Es liberado sindical de la empresa de furgones blindados Loomis. "Se lleva muy bien con el director de la firma de reparto en Cataluña. No trabaja en El Prat, por supuesto", explican otras fuentes consultadas. "Es un exafiliado del SIPVS-Catalunya, una agrupación de la seguridad privada que sí está acostumbrada a negociar en serio. Salió rebotado de allí y montó su propia plataforma", explican otras fuentes. ¿Qué tendencia tiene Giménez? "PROU es de izquierda que flirtea con lo radical. Su presidente es soberanista", describen otras fuentes próximas. Entonces, ¿manipula el independentismo la huelga de El Prat? "No. El 95% de vigilantes son constitucionalistas. Cuando el 29 de junio hubo una concentración ante Foment del Treball por un convenio digno, ningún sindicato llevó banderas. PROU sacó enseñas rojas y se les advirtió", recuerda uno de los presentes.

'Puentean' al comité Todo ello pueden ser datos menores. Lo sustantivo es que Giménez es el cerebro de la huelga de seguridad El Prat, que comenzó, paradójicamente, con una negociación. "Cataluña tiene unas 200 empresas de seguridad. Muchas de ellas tienen déficit de personal, por lo que ofrecen extras como incentivo para ampliar sus plantillas. En Eulen-El Prat pasó exactamente eso". "La empresa, que ganó la concesión en 2016, se encontró a principios del verano con 50 empleados menos de los que necesitaba. El comité de empresa empezó a negociar.Eulen, que ahora todo el mundo demoniza, ofreció pluses para fichar a refuerzos", explican directivos del sector. PROU vio en esa necesidad un filón. Puenteó al comité de empresa con una recogida de firmas y una entrada en el registro de huelga. "Buscaba ganar más representación, ya que sólo tiene dos delegados. Fue la típica maniobra sindical sucia", ilustran otras fuentes.

Interlocutor El quiebro de Giménez al comité funcionó. Pasó a ser el legítimo negociador con Eulen-Barcelona y evitó a SPS, SIPVS-Catalunya, USOC y UGT, los sindicatos más conciliadores, y en teoría más representativos. Los tres primeros tienen más vocales que PROU en un órgano social formado por 21 personas. "Es un círculo vicioso. No se puede desactivar la huelga porque PROU ha regateado al comité. Y la empresa debe dialogar con ellos hasta que un juzgado anule la recogida de firmas y la primera asamblea de huelga, un proceso que ya está en marcha", indican vigilantes consultados. En su huida hacia adelante, Giménez arrastró a USOC y ADN Sindical, una agrupación, mayoritaria en el comité, que tiende a la derecha. "Aunque hay representación de los tres sindicatos, PROU domina la dirección de la huelga". ¿Ejemplos? La propuesta maximalista de un plus de 250 euros por 15 pagas la puso ayer a votación Genoveva Sierra, que es de este sindicato. Nadie la había debatido antes. Fue la más votada.

Guerra por figurar Además del flirteo con la radicalidad, la huelga de El Prat se ha atascado por la guerra del protagonismo. ADN Sindical, mayoritario en el centro de trabajo de Eulen-Barcelona, se sumó al comité de huelga por su pulso con SIPVS. "Uno es la escisión del otro, hasta el punto de que ocuparon la sede en 2013. El caso está en los tribunales", explican fuentes del sector. Esta plataforma con sede en L'Hospitalet de Llobregat libra su propia guerra de guerrillas. "ADN busca acercarse a UGT en número de delegados, algo que también pretende el SIPVS. Los centros de trabajo son un campo de batalla", aseveran voces conocedoras. "ADN, en este caso, es la agrupación que tumbó la obligatoriedad de llevar las placas devigilante en catalán en el Supremo en 2016", abundan.

La derrota de UGT y CCOO A esta carrera no se han sumado los tradicionales. "UGT y CCOO están en otras mil batallas. La seguridad privada no les interesa". Antes, los grandes ya habían encajado otra derrota: la de las condiciones de trabajo. "Un vigilante cobra 908 euros de sueldo base más 107 el plus de transporte más 87 del vestuario. Se añaden 36 euros por quinquenio y 140 si llevas arma", enumera un experto. ¿Total? 1.122 euros brutos al mes sin pluses según el convenio estatal. Quizá por su falta de pericia en levantar salarios y condiciones, los sindicatos mayoritarios han perdido el control de un centro de trabajo de 400 personas en una infraestructura estratégica como es El Prat. Es la otra lectura del conflicto: la derrota de las grandes centrales frente a sindicatos-satélite cuyo comportamiento es impredecible.

Improvisación La adjetivación no es exagerada. Cuando el comité de huelga defendía que no podía reunirse con Eulen en la mediación sin hacerlo al mismo tiempo con Aena, lo planteaba para ganar tiempo. "Han arrastrado a la plantilla con propuestas maximalistas. A todo el mundo le gustaría cobrar un plus de 350 euros. Pero cuando llegó la Generalitat, el comité de huelga debía plantear algo razonable. No sabían qué hacer. Se inventaron lo de Aena", explican fuentes cercanas. "PROU no tiene ni sede propia. Se ha arrogado la representatividad y capitaliza las portavocías. Giménez, Sierra y Purificación Infante, una excandidata de la Unión Independiente de Seguridad Privada (UIT) en Eulen", agregan. "Lo hace con reuniones en la Casa de Andalucía de El Prat de Llobregat (Barcelona) en votaciones y asambleas que nadie fiscaliza. ¿Quién vigila el recuento de votos? Hay que recordar que Eulen ha planteado un conflicto colectivo porque la primera asamblea de huelga pinchó. También desconfía de la recogida inicial de firmas que propició el conflicto", aseguran otras fuentes.

"Intransigencia"En este laberinto de siglas e intereses, el sector desespera. "Nunca habíamos visto una huelga tan mal llevada. No hay objetivos. Es la intransigencia por el puro hecho de practicarla", lamentan directivos de la industria. "Es cierto que se pueden mejorar salarios. Pero es que antes del verano ya se estaba planteando. Los filtros de El Prat son duros. Pocos quieren trabajar allí. Los pluses de Renfe, furgones o armas son más atractivos. Pero así no conseguirán nada", lamenta un negociador. Lo que sí ocurrirá es que el aeropuerto se volverá a tensionar este fin de semana. A la espera de las medidas que dictaminen los ministerios de Fomento e Interior, el segundo mayor aeropuerto español repetirá los paros parciales y, por ende, las colas de pasajeros hoy, viernes, 11 de agosto, y el domingo. Volverá a ocurrir el lunes, cuando arranque la huelga indefinida convocada con una estrategia que pocos, si acaso alguien, conocen.

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