"Me siento tan sola y tan indefensa. No me apoya nadie. Todo lo que ha pasado es surrealista. Siento que no soy nadie, estoy hundida".
Es el dramático testimonio de una vigilante de seguridad que el pasado fin de semana fue agredida por cuatro personas en uno de los establecimientos del Centro Comercial Reino de León (concretamente en Leroy Merlín). La vigilante, que fue auxiliada por un policía local de León que se encontraba fuera de servicio y también resultó lesionado en la trifulca, presentó denuncia al igual que el agente en la Comisaría de Policía de León, pero considera que tanto la actuación de los policías nacionales que acudieron a la llamada del centro como la de la empresa para la que trabaja (Secúritas) y la mutua que la ha atendido le provocan "un enorme sentimiento de indefensión".
La agredida tiene ya una larga carrera como vigilante de seguridad, en la que ha recibido varias agresiones. "Lo peor es que a diario tienes que enfrentarte a insultos, golpes,... Yo voy a hacer el trabajo que me da de comer, como todo el mundo; no entiendo que te traten como si estuvieras allí para fastidiar". La vigilante se encuentra de baja, tanto por las lesiones sufridas como por el estado de ansiedad y depresión en el que la dejó la agresión. "Hasta la mutua me ha dicho que tengo que volver a trabajar, que ya me entrenan para que me peguen".
La agresión Los hechos ocurrieron el pasado sábado, día 7 de octubre. La vigilante realizaba su trabajo cuando una dependienta la avisó de que cuatro personas (dos hombres y dos mujeres) se encontraban quitando alarmas y sustrayendo productos del establecimiento comercial. La vigilante comprobó a través de las cámaras de seguridad que al menos una de esas personas metía varios objetos en su mochila. Cuando pasaron por la línea de cajas, le indicó al individuo que la acompañase a un despacho habilitado para realizar registros con discreción, y a la cajera que le entregase el ticket para comprobar que había pagado todo cuanto llevaba. En ese momento, según consta en la denuncia presentada ante la Policía Nacional por la vigilante, una de las mujeres comenzó a gritarle y se abalanzó sobre ella, insultándola y amenazándola de muerte.
El parte médico de lesiones del centro sanitario donde la atendieron después señala que llegó "muy nerviosa y asustada", porque "teme por su vida"; y que presentaba una herida en la cara además de "múltiples contusiones", sobre todo en los brazos. Según la denunciante, los agentes de la Policía Nacional que acudieron a la llamada del centro identificaron a los presuntos agresores, pero no comprobaron si habían realizado robo alguno. Y el establecimiento comercial les cedió un despacho para que presentaran una hoja de reclamaciones contra ella por "haberles humillado".
"Sólo les pedí el ticket y que me enseñaran la compra en un despacho en privado. Eso es lo que marca mi trabajo". La agredida explica en su denuncia que "la intervención de la Policía Nacional se limitó a identificar a los agresores y hablar distendidamente con ellos, cuando tenían que haberlos detenido por un delito de atentado y agresión a un agente de la autoridad (el policía local) que se había identificado previamente".
Más difícil todavía Pero no quedó todo ahí. El mismo sábado la vigilante presentó denuncia en Comisaría, a las 17.00 horas. Sin embargo el lunes 9 de octubre se enteró de que esa denuncia no existía, y la llamaron desde la Policía Nacional para aclarar lo sucedido. "Fue el policía municipal el que dio aviso, porque interpuso una denuncia de que había intervenido en auxilio de una vigilante de seguridad y los policías le explicaron que allí no había denunciado ninguna vigilante dichos hechos". La agredida tuvo incluso que aportar de nuevo el parte médico con sus lesiones, que ya había aportado el mismo día 7. "Todos me han tratado como una mierda. Estoy hundida psicológicamente. Si como vigilante no tengo derechos, al menos los tendré como ciudadana".
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