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25 de mayo de 2022

ARAGÓN: Un vigilante, agredido en el centro de menores de Marcilla con una piedra: "Casi me matan"

El hombre, que lleva trabajado apenas una semana, ya ha sufrido dos episodios de violencia por parte de los menores acogidos.

El centro de menores de Marcilla (COA) sigue en el ojo del huracán. A pesar de que se pretenda revestir todo de una aparente normalidad, lo cierto es que no dejan de llegar informaciones sobre los problemas que a diario se vive en en centro de menores.

Tal es el caso de un guardia de seguridad que lleva seis días trabajando en el centro y ya ha sido agredido dos veces. El guardia, que prefiere mantener su identidad en el anonimato, ha relatado para Navarra.com qué es lo que ha vivido en este corto espacio de tiempo. "Llevo seis días trabajando allí y ya me han agredido dos veces. Casi me matan", empieza diciendo, sorprendido por la permisividad que rodea a todo lo que tiene que ver con los menores. "Hacen lo que les da la gana con el consentimiento del director. Él pone las normas pero nadie se preocupa de que las cumplan. Tienen que estar en la cama a las 12 de la noche, pero a las 4:30 de la madrugada están todos despiertos, se escapan cuando quieren, se saltan la valla, deambulan por el pueblo, pegan y roban a los chicos, acosan a las chicas...", relata.

El guardia cuenta también cómo fueron las dos agresiones. "La primera, el sábado de madrugada. Un menor le pegó a una monitora, luego se quería escapar. Yo no le dejé salir y él intentó agredirme. Me defendí, pero cogió una piedra del patio del jardín y me la tiró a una rodilla. Me hizo una herida. traté de inmovilizarlo, pero sacó una cuchilla. Llamamos a los forales y también forcejeó con ellos. Al final lo redujeron y se lo llevaron. Pero al día siguiente, el domingo, parece que sus amigos del centro quisieron vengarle. Me asaltaron tres menores, uno con una piedra y otros dos con palos. El de la piedra me dio por la espalda sujetando la piedra con la mano en toda la cara. Comencé a sangrar por la nariz. Fui al médico y me dijo que casi me rompe el hueso del pómulo y que si me llega a pillar con la boca abierta me habría roto la mandíbula".

Más de 48 horas después de la agresión el hombre tiene todavía el mentón inflamado y ligeramente amoratado por el golpe, pero sobre todo " la cara desde la nariz hasta la oreja derecha completamente dormida". "He ido con el parte de lesiones al médico de la mutua y me ha dicho que sólo tenía la cara inflamada y que en dos días podré volver a trabajar, pero es que, hasta que no pase una desgracia mucho más gorda, parece que nadie está dispuesto a hacer nada", se lamenta. El vigilante fue directamente después del suceso a interponer una denuncia en la comisaría de la Policía Foral de Tafalla por la agresión sufrida.

El guardia va más allá y relata cosas que ha vivido en este corto espacio de tiempo: "Se van al pueblo y compran droga. El dinero lo sacan de robar. Hace poco entraron en un bar rompiendo el cristal. Les da igual que haya cámaras de videovigilancia. A ese se lo llevaron detenido, pero al día siguiente estaba otra vez en el centro". El hombre relata algún otro episodio reciente: "El otro día llamaron a la médico porque uno de los chicos estaba inconsciente. Los chicos decían que había bebido agua del río. Yo traté de incorporarlo, pero no respondía, le levanté uno de los párpados, y tenía las pupilas totalmente dilatadas. La doctora dijo al llegar que mientras no estuviera la Policía Foral presente, ella no iba a subir, pero una de las educadoras del centro dijo que ese comentario no venía a cuento".

El problema, según indica, es que "les consienten todo, y la culpa muchas veces las tienen ellas mismas, porque les dan demasiado cariño, pero yo he visto como se mofan de ellas y les hacen gestos obscenos". Asimismo, relata otro episodio reciente ocurrido en Marcilla. "La otra noche la Guardia Civil dio el alto a uno de ellos que iba conduciendo por el pueblo el coche del centro sin carnet". El vigilante reconoce que las agresiones que padeció hubieran podido evitarse si hubiera tenido más compañeros. "Es imposible vigilar a 45 chicos entre dos guardias. Se necesitarían, como mínimo, cuatro personas".

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