Noticias Destacadas SPV Sevilla


8 de mayo de 2022

La seguridad es la profesión peor pagada.

“Ya los barcos de esclavos no cruzan el océano. Ahora los traficantes de esclavos operan desde las empresas de seguridad. Salarios africanos, precios europeos.” Por Andrés Mayo

La Seguridad Privada es un sector que contribuye al PIB nacional y proporciona trabajo a más de 100.000 profesionales, entre los cuales el 90% dispone de contrato indefinido y con una gran capacidad de generación de empleo en la mayor parte de tramos de edad. La profesión de Vigilante de Seguridad no tiene el reconocimiento social adecuado, con lo que “todavía queda camino por recorrer en este sentido” y el 62% considera que el sector debería contar con un diferenciado tratamiento positivo por parte de la administración.

Según el estudio, más de siete de cada diez encuestados afirman que la profesión de vigilante está poco valorada (72%) y que es dura (71%), con 6 y 5 puntos porcentuales por encima respectivamente respecto a la encuesta anterior. Asimismo, un 63% piensa que los Vigilantes de Seguridad complementan las labores de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (11 puntos por encima con respecto a la ola anterior, con el 52%) y un 38% cree que tanto el Gobierno como las Administraciones están valorando positivamente el papel de los Vigilantes de Seguridad durante la pandemia. En cuanto a la protección jurídica, tres de cada cinco encuestados (61%) asegura que la ley no protege lo suficiente a los Vigilantes de Seguridad en el desempeño de sus funciones y un porcentaje similar (59%) percibe que la ley ampara más a los presuntos delincuentes. Se reduce el porcentaje de los que piensan que sí están suficientemente protegidos (12%, reduciéndose un valor porcentual de 1).

Es evidente que un vigilante de seguridad en muchas circunstancias estará obligado a reaccionar en una situación de riesgo y debe hacerlo, si es necesario, con eficacia y rapidez. Un buen profesional de la seguridad debe estar bien formado en disciplinas específicas como la autodefensa, la inmovilización y reducción de personas, etc., en muchas de las empresas esto no es así, pero no todo debe de ser “fuerza bruta”, ni “sacar” músculo en un gimnasio, sino que en muchas ocasiones lo que más funciona es la psicología, porque una persona que se encuentra en estado de excitación y alterada no se soluciona más que con un “arma”, la cabeza.

Un buen talante, capacidad de diálogo, serenidad en situaciones de tensión y estrés, asertividad y habilidad para interactuar con otras personas de manera efectiva son herramientas importantísimas para un profesional que se dedica a la vigilancia. Todo esto daría muestras de un compromiso con la eficiencia en su trabajo y también un compromiso consigo mismo para desarrollar su labor en las mejores condiciones posibles, porque en ocasiones, lo que dictan las normas y lo que dicta el sentido común siguen caminos paralelos o contrapuestos.

Tienen que tener la cabeza bien “amueblada”, recordar que prestan servicio no solo en centros comerciales, fabricas, bancos, aeropuertos y un largo etc., si no en centros cívicos, ambulatorios o recintos hospitalarios, donde como decía antes la psicología es el “arma” principal, para entender, comprender y escuchar a las personas que muchas veces están viviendo una difícil situación. Es un sector donde el intrusismo supera el 40 por ciento. Las empresas para abaratar el servicio dispone de figura del auxiliar de servicios supera los 40.000. Esta figura es ilegal, dado que no está tipificada ni en la ley de seguridad privada ni tampoco en su reglamento, y los principales promotores de esta idea no son solo las empresas de seguridad sino los clientes, el vigilante siempre debe de estar identificado con una placa, donde en la parte trasera viene impreso su número profesional y que otorga el Ministerio de Interior del que son dependientes.

Paradójicamente el mayor cliente de la seguridad privada de nuestro país es el Estado, incluyendo a las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. Estas Instituciones, por abaratar costes con sus policías, utilizan la figura del vigilante de seguridad para proteger sus instalaciones públicas. Esto sería correcto si pusiesen los medios para verificar que verdaderamente son vigilantes de seguridad y no otra cosa. Y otra cosa importante es que exijan a las empresas que no participen en los concursos con un precio inferior a lo correcto, porque esa rebaja luego la aplican a sus trabajadores, con recortes en su ya “tercermundista” convenio colectivo.

Los Vigilantes de seguridad llevan años reclamando un convenio que regule aparte de su salario, el cual es ridículo, y tener unas condiciones laborales que se ajusten a derecho; por ejemplo, que en materia laboral, y que no tengan que realizar a veces jornadas maratonianas, amparadas en que una vez que comienzas el servicio no lo debes de abandonar hasta el relevo, esto ocasiona que tengan que hacer dobles o triples turnos. Esto a las empresas no les importa, unas porque pagan en negro esas horas extras y otras porque a pesar de que el Tribunal Supremo ha dictado dos sentencias sobre el cálculo de la hora ordinaria y la extraordinaria, han pagado las horas extras a unos precios que son prácticamente el mismo que las horas ordinarias.

Esto sin contar con que quieren que sean chicos y chicas para todo, y estar al servicio del cliente que es el que paga a la empresa de seguridad (quieren que sean limpiadores, administrativos, choferes, jardineros, etc), con la amenaza en muchos casos del despido si no cumples con lo que el cliente quiere. No se respeta la figura del vigilante de seguridad como tal, y las funciones que este tiene que hacer con respecto a la seguridad privada, siendo una profesión mal renumerada, con un convenio de risa, y unas empresas que ganan dinero a costa de los trabajadores, con unas horas al año de trabajo de 1782, 162 horas al mes, una barbaridad, para lo que se cobra que es de vergüenza, teniendo que muchísimos vigilantes recurrir a las horas extras para tener algo más de dinero al recibir las nóminas, con el consiguiente estrés, y sin poder tener conciliación familiar, ya que no se descansa casi nada a lo largo del mes. La pescadilla que se muerde la cola, una rueda de la que no se saldrá si no hay un convenio digno, y se puedan bajar las horas al año, así como una subida del sueldo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario