Los escáneres de última generación y la pericia de los vigilantes logran sacar del espacio público decenas de armas.
Los vigilantes de seguridad de los juzgados de la Comunidad de Madrid están acostumbrados a lidiar con todo tipo de situaciones y personas. Con el tiempo, también se han convertido en ávidos descubridores de armas y objetos prohibidos porque, aunque parezca mentira, hay personas que acuden a las sedes judiciales de la región con navajas de más de 11 centímetros de hoja, puños americanos o cuchillos tipo cúter. Las incautaciones de este tipo de objetos peligrosos se ha reducido en los últimos dos años por múltiples factores, como la mayor vigilancia o la pandemia, pero en 2019 se llegaron a confiscar 30 kilos de armas y otros elementos potencialmente dañinos a las puertas de juzgados y tribunales.
"El mayor número de incautaciones se produce en Plaza de Castilla", explica Carmen Martín, directora general de Infraestructuras Judiciales de la Comunidad de Madrid. Esta circunstancia está directamente relacionada con el hecho de que en este punto se sitúan los juzgados de instrucción de la capital, en los que se investigan delitos penales. Martín destaca que el acusado descenso de decomisos que se ha experimentado en los dos últimos ejercicios tiene que ver mucho con la pandemia, pues obligó a limitar el acceso a los juzgados y a reducir los aforos. También con el efecto llamada: personas que han sido sorprendidas en los juzgados tipo de material y han corrido la voz de que se trata de un comportamiento sancionable.
Pero sobre todo, agrega la directora general, ha mejorado la seguridad porque el Gobierno regional ha apostado por aumentar la seguridad. En esta línea, desde la Consejería de Presidencia, Justicia e Interior se han invertido tres millones de euros para renovar los equipos de detección, como arcos de seguridad o escáneres de rayos X. En todos los casos se trata de aparatos punteros que ofrecen imágenes de alta resolución. Este extremo es de gran ayuda, porque no siempre es fácil encontrar las armas y objetos peligrosos. Los vigilantes han llegado a incautar navajas camufladas como si fueran pendrives o tarjetas de crédito y estoques que aparentemente eran inocentes bastones. "Es muy importante la pericia y la experiencia que tienen", afirma la directora general, que detalla que todo el personal se subroga cuando cambia el contrato de vigilancia de las sedes judiciales y hay algunos empleados que acumulan más de 30 años de trabajo en el mismo puesto.
En el top de objetos decomisados figuran navajas de mariposa, puños americanos, armas blancas con hojas de más de 11 centímetros y estupefacientes. Pero también se han detectado armas de fuego camufladas, llaves de coche afiladas y convertidas en un puñal con doble filo, hachas, bates de béisbol, gases lacrimógenos, martillos de emergencia, tirachinas, kubotanes y cartuchos. Además, se han retirado elementos que, aunque no son armas, sí que está prohibido entrar con ellos a los juzgados. Es el caso de los bolígrafos con mini cámara o las gafas espía. Ambos son susceptibles de grabar imágenes y audio, por lo que hay personas que tratan de introducirlos a las vistas, una circunstancia que los vigilantes tratan de impedir.
Objetos incautados... y sanción Todo el material que se incauta por los vigilantes, que en esta labor son auxiliados por el personal de Policía Nacional o Guardia Civil que siempre está en los juzgados. De hecho, son estos agentes quienes proponen para sanción a sus dueños. El porte de las armas consideradas más peligrosas aparece como un ilícito grave en la ley de Seguridad Ciudadana, que contempla multas de hasta 30.000 euros para estos casos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario